Aquí nació la campaña Lima Milenaria. La idea central es que 1535 no fue el inicio sino un hito más en un largo proceso civilizatorio de más de 4.000 años, cuya herencia más palpable son las más de 400 huacas que tiene Lima. Hoy es un blog enfocado en temas de ciudad y patrimonio.
jueves, 28 de febrero de 2013
ES UNA OPORTUNIDAD… ¿LA DEJAREMOS PASAR?
Si todo sale bien, Lima estaría a punto de dar dos pasos adelante. Y ayer se dio el primero. En una reunión sin precedentes se juntaron el ministro de Cultura, Luis Peirano, representando el Poder Ejecutivo; la congresista Luciana León, en su calidad de presidenta de la Comisión de Turismo del Congreso; y Pedro Pablo Alayza, subgerente de Cultura de la municipalidad.
También estuvo El Comercio, porque el punto de partida para este encuentro era la campaña Lima Milenaria, de este Diario. El objetivo de la reunión fue dar el primer paso para salvar Lima y sus huacas. Suena dramático pero es cierto. En un momento cuando el crecimiento urbano se pelea por el espacio con estos monumentos de la antigüedad, nos toca tener las reglas claras.
Por eso la necesidad de un gran plan que salve la historia de Lima para generaciones futuras; que proteja su originalidad para todos; y que le permita proyectarse como una urbe distinta, con un desarrollo urbano de más de 2.000 años de antigüedad. La promotora de este encuentro fue la congresista León, quien ya había lanzado su proyecto Salva una Huaca, hace unos meses, buscando incorporar a la empresa privada en la recuperación de patrimonio.
Desde entonces ha conseguido acuerdos con dos grandes empresas dispuestas a apoyar su visión. Pero quizá el más entusiasta fue el arqueólogo y experto en gestión cultural Elías Mujica, quien lleva más de 20 años trabajando como asesor en el proyecto de las huacas del Sol y de la Luna en Trujillo.
Para él, la presente situación es tan clara como el hecho que en más de 30 años de vida profesional nunca había visto a estos tres poderes trabajando juntos hacia un objetivo común. “Es una oportunidad que no podemos desperdiciar”, dijo con un marcado tono de urgencia. Y con una visión de 360 grados sobre el escenario trató de contagiar su entusiasmo a los asistentes, señalando que las condiciones están dadas hoy para generar, por primera vez, una política de Estado para la recuperación de patrimonio.
Y Lima podría servir como ejemplo. Y en este gran espacio la empresa privada es un pilar fundamental. Para eso, de lo que se trata es de darle una señal clara de que los principales poderes están trabajando juntos para posibilitar una visión compartida sobre la capital. Esa declaración deberá decir que los tres van a aunar esfuerzos para salvar el patrimonio, coordinando con alcaldes distritales, sociedad civil y sector académico. E invitando al sector privado como aliados.
Convencido del círculo virtuoso que se puede generar, el ministro Peirano anunció que está dispuesto a firmar esa alianza de las tres instituciones. Lo primero que se necesita conseguir es un plan paraguas y no planes separados de recuperación. Ese plan ya viene siendo trabajando por la municipalidad y entre todos se comprometieron a apoyar para concluirlo a la brevedad posible.
Se prometió una conferencia de prensa en las próximas semanas para anunciar este gran plan por Lima. Es ciertamente un paso adelante. No podemos dejar de pasar esta oportunidad. ¿Cierto?
Nota: ahora que reproducimos esta columna, cinco meses después, la hemos dejado pasar.
Publicado en El Comercio: 12/9/12
Foto:
martes, 12 de febrero de 2013
LA HORA DE TOMAR LAS RIENDAS
Tal parece que los limeños solo nos movemos cuando nos empujan. Pero nos movemos. Un buen aspecto de la tensión que vivimos entre ‘boom’ inmobiliario y protección, es que está llevando a que cada vez más limeños se quiten la vieja y pegajosa etiqueta de indiferentes para levantarse y decir algo. Pero ¿quién los escucha? Aquí se escucha poco y se hace menos. O se hacen de la vista gorda, mientras cada día cae algo de todo aquello que nos hace originales, diferentes, o simplemente limeños.
Eso, en cualquier ciudad, no favorece ciudadanía. Por el contrario, permite que el ciudadano se aleje de la autoridad y se genera una innecesaria antipatía por la empresa privada. Quizá por eso fue interesante la reunión a la que asistí estos días en el Colegio de Arquitectos-Lima.
Fue un encuentro multidisciplinario, con arqueólogos, sociólogos, abogados, gestores culturales y periodistas. Estuvimos de acuerdo en casi todo. Se habló de mejorar la actual legislación para proteger el patrimonio; la necesidad de impuestos especiales para la recuperación; la necesidad de fuentes de financiamiento imaginativas; el potenciamiento del concepto de “suelo creado” y varias ideas más.
La mayoría de los presentes, o todos, queremos una Lima que se modernice, que sea un lugar donde se levanten extraordinarios edificios. Pero, claro, en una ciudad que se respete y respete su legado, esto no puede suceder de cualquier manera. Saber manejar esta sencilla ecuación seguramente es un punto clave que separa a las ciudades.
Yo responsabilizo a los alcaldes por no cumplir la ley. La ley municipal claramente señala que su obligación es proteger el patrimonio. Y no hace falta más que avanzar por las avenidas Arequipa o Petit Thouars, que atraviesan cuatro distritos, para darse cuenta que esas autoridades dejan hacer a la empresa lo que le viene en gana.
¿Por qué tenemos que sufrir los ciudadanos esos destrozos a la arquitectura, a la memoria, a la integridad del lugar? Lo que generó mi escepticismo con esta reunión fue el darme cuenta de lo de siempre: que tenemos mentes brillantes, con buenas propuestas, pero que no atraviesan los muros del poder.
Necesitamos que los colegios profesionales, como el Colegio de Arquitectos, el de ingenieros y el mismo Comité Peruano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), que tiene categoría de consultor para Unesco, se fortalezcan. La ciudad necesita interlocutores con legitimidad, representatividad y presencia.
Deberían ser cuerpos con influencia política y social. Y para que se fortalezcan, la ciudad necesita saber que son los que van a alzar la voz de protesta cuando es necesario. Necesita ver que obtienen triunfos, que ejecutan acciones.
En esta época de redes sociales les toca articular el interés ciudadano desde ahí. Quizá cuando las autoridades municipales vean una ciudad mejor organizada, mejor articulada, y con varias voces que la defienden empiecen a tomar las riendas. Y a cumplir la ley.
Publicado en El Comercio: 5/9/12
Foto: radio.rpp
viernes, 8 de febrero de 2013
TODO VA BIEN…MUY BIEN
Seguimos creciendo. Hicimos 6% el trimestre pasado. Hay más dinero, optimismo y buenas ideas. Hasta los límites de lo que podemos hacer se expande. Suele ser así. Y está bien. Así crecemos todos.
Y no me extraña que mi hija se haya contagiado. Me ha pedido que celebre su fiesta de 15 años en la Catedral. Y se lo voy a dar. Me dice que le gusta el lugar, que le parece medio gótico y yo no tengo idea, pero le daré gusto. Habrá que tapar las capillas para hacer unas proyecciones 3D de artistas que me ha pedido la nena.
Los arquitectos que he contratado me han dicho que hay que poner cuidado y que tomará un par de meses. Perfecto. Seguro que a nadie le importará tenerla cerrada. Igual, les voy a dejar la iglesia retocada y varios cuadros restaurados
Para la cena de negocios que estoy planeando van a llegar unos posibles inversionistas, así que los voy a impresionar. Voy a alquilar el Palacio de Gobierno. No creo que a Ollanta le moleste. En un restaurante he visto que tienen acróbatas, pero yo quiero algo más grande y que el mensaje sea: “El riesgo vale la pena”.
Así que voy a pedir que rompan el techo del salón Túpac Amaru (que encima me dicen que el lugar tiene unas esculturas de unas flacas muy buenas) para hacer uno más alto y transparente. Claro, un techo temporal. Sin arañas de cristal ni nada de eso. Pero que se vea como el infinito. Ya después se los arreglo. Lo dejo tal cual me lo entregan y hago una donación grande para su programa de chibolos.
Para qué negarlo. A mi negocio nunca le ha ido mejor. Esta sí que es tierra de oportunidades. Mi siguiente paso es traer los Lamborghinis. El LP 570-4 Gallardo, el Sesto elemento y mi favorito: el Aventador J. Ahora sí que hay gente para venderlos en cantidad y seguir creciendo. Lima va a ver lo nunca visto.
Me tomaré la Av. Arequipa, de la cuadra 1 a la 52. A todo lo largo pondré una enorme plataforma mecánica Sensig, de color azul eléctrico, y los voy a dejar boquiabiertos. Papaya sacar los árboles. No vaya a ser que se me quejen y digan que estoy matando vida. Así que se los llevan a otro parque y los devuelven después. Total, me han dicho que esto toma solo una semana. Que el tráfico vaya por otro lado.
Al final les voy a dejar la Arequipa mucho más bacán, con árboles nuevos y baños públicos en cada cuadra. No se pueden quejar. ¡Jaaa!... seguro después me hacen padrino de algún distrito o Ciudadano Ilustre. Me tocará soltar más plata y seguir adelante.
La verdad, hay que decirlo también, nada es perfecto. Quería comprar un parque pero ahí no me funcionó el asunto. Salieron unos envidiosos, que no faltan, y les hicieron caso. Está bien. En el fondo, yo sé que los alcaldes son mis patas. Ellos sí que saben de progreso y a veces tienen que ceder un poco.
Por eso nunca me había sentido tan bien en mi ciudad. Antes siempre miraba afuera. Caray, allá sí que pueden hacer cosas. Hasta que me fui de viaje y me di cuenta de que no era así. Que allá no sé cómo diablos hacen, porque con tantas reglas al final no haces nada de lo que quieres. Por eso me gusta Lima. Acá puedo hacer de todo. Lo otro que quiero hacer…
Publicado en El Comercio: 29/8/12
Foto: diariodeungloton.com
martes, 5 de febrero de 2013
LA FLOJERA Y EL OLVIDO
Este domingo leí una nota muy inspiradora de la pluma de Josefina Barrón, cuando se refería a uno de nuestros grandes, y desconocidos, arquitectos: Enrique Seoane.
Ya antes, en el blog de Lima Milenaria, un entrevistado había comparado el talento de Seoane con el de Mies van der Rohe. Con la trágica diferencia que a uno lo conocían en todo el mundo y al otro, casi nadie. Ni los mismos limeños. Desconocemos muchas historias de nuestra ciudad. Por alguna razón, memoria es lo que nos falta.
¿Será porque somos tierra de migrantes? Migrantes son los que llegaron ayer, hace 10 años, o hace 40. Pero también lo son aquellos que llegaron hace 100, 200 o 300 años. Incluso entre los arqueólogos hoy existe mayor evidencia que indica que hace 2.000 años Lima ya tenía esta característica: ser zona de confluencia para gente de muchas partes. Esto, entonces, debería ser una fortaleza antes que una debilidad.
Pero esa nota dominguera me inspiró a leer más sobre este gran señor. Seoane nació en 1915, en un momento crucial para la ciudad: su primera gran expansión urbana y los preparativos para el centenario de la Independencia.
Fue el momento cuando el Centro Histórico se transforma y surgen nuevas avenidas, como La Colmena; plazas, como Dos de Mayo y San Martín; y edificios, como el hotel Bolívar. Hay una efervescencia creativa a la que también aportan arquitectos formados afuera, como Rafael Marquina, o extranjeros como el español Manuel Piqueras, el polaco Ricardo de Jaxa Malachowski, o el francés Claudio Sahut. Seoane, tal parece, era un hombre con una enorme libertad interior.
Se movió con fluidez y creatividad en estilos tan distintos como el neocolonial, inspirado en el barroco limeño (edificio Rizo Patrón, esquina de Tacna y Wilson); el neoperuano, inspirado en sus raíces prehispánicas (edificio La Fénix, plaza Elguera); y una escuela de líneas más universales, como el representado por el edificio Limatambo, en el cruce de la Vía Expresa con Javier Prado.
Hoy vivimos un proceso similar al de hace casi un siglo: estamos ad portas del bicentenario y Lima vive una gran etapa de modernización y crecimiento. Pero, ¿es un momento de gran efervescencia creativa? ¿Dónde se están levantando los edificios que amarán las próximas generaciones? ¿Cuál es el diseño que se quiere para la ciudad del futuro? Siento que en el camino algo hemos perdido.
Yo no veo ni desafíos que conquistar ni ganas de construir con un sentido de futuro, de belleza o de calidad de vida. La única efervescencia que se ve en estos días es la del dinero. Pero también se ve un aumento de grupos de limeños indignados por la falta de protección a su ciudad, a su memoria. Eso ya nos debería decir algo.
¿Qué dicen sobre esto los arquitectos, los ingenieros, las autoridades? Un aspecto tiene que ver con la Ley 28296 sobre patrimonio cultural, que habla de manera indirecta sobre delitos contra el patrimonio. De repente toca definir mejor este concepto y activarlo. O pensar en medidas que nos devuelvan el entusiasmo y la memoria.
Publicado en El Comercio: 22/8/12
Fotos: divagarquitectura.blogspot.com y vitruvius.com
Ya antes, en el blog de Lima Milenaria, un entrevistado había comparado el talento de Seoane con el de Mies van der Rohe. Con la trágica diferencia que a uno lo conocían en todo el mundo y al otro, casi nadie. Ni los mismos limeños. Desconocemos muchas historias de nuestra ciudad. Por alguna razón, memoria es lo que nos falta.
¿Será porque somos tierra de migrantes? Migrantes son los que llegaron ayer, hace 10 años, o hace 40. Pero también lo son aquellos que llegaron hace 100, 200 o 300 años. Incluso entre los arqueólogos hoy existe mayor evidencia que indica que hace 2.000 años Lima ya tenía esta característica: ser zona de confluencia para gente de muchas partes. Esto, entonces, debería ser una fortaleza antes que una debilidad.
Pero esa nota dominguera me inspiró a leer más sobre este gran señor. Seoane nació en 1915, en un momento crucial para la ciudad: su primera gran expansión urbana y los preparativos para el centenario de la Independencia.
Fue el momento cuando el Centro Histórico se transforma y surgen nuevas avenidas, como La Colmena; plazas, como Dos de Mayo y San Martín; y edificios, como el hotel Bolívar. Hay una efervescencia creativa a la que también aportan arquitectos formados afuera, como Rafael Marquina, o extranjeros como el español Manuel Piqueras, el polaco Ricardo de Jaxa Malachowski, o el francés Claudio Sahut. Seoane, tal parece, era un hombre con una enorme libertad interior.
Se movió con fluidez y creatividad en estilos tan distintos como el neocolonial, inspirado en el barroco limeño (edificio Rizo Patrón, esquina de Tacna y Wilson); el neoperuano, inspirado en sus raíces prehispánicas (edificio La Fénix, plaza Elguera); y una escuela de líneas más universales, como el representado por el edificio Limatambo, en el cruce de la Vía Expresa con Javier Prado.
Hoy vivimos un proceso similar al de hace casi un siglo: estamos ad portas del bicentenario y Lima vive una gran etapa de modernización y crecimiento. Pero, ¿es un momento de gran efervescencia creativa? ¿Dónde se están levantando los edificios que amarán las próximas generaciones? ¿Cuál es el diseño que se quiere para la ciudad del futuro? Siento que en el camino algo hemos perdido.
Yo no veo ni desafíos que conquistar ni ganas de construir con un sentido de futuro, de belleza o de calidad de vida. La única efervescencia que se ve en estos días es la del dinero. Pero también se ve un aumento de grupos de limeños indignados por la falta de protección a su ciudad, a su memoria. Eso ya nos debería decir algo.
¿Qué dicen sobre esto los arquitectos, los ingenieros, las autoridades? Un aspecto tiene que ver con la Ley 28296 sobre patrimonio cultural, que habla de manera indirecta sobre delitos contra el patrimonio. De repente toca definir mejor este concepto y activarlo. O pensar en medidas que nos devuelvan el entusiasmo y la memoria.
Publicado en El Comercio: 22/8/12
Fotos: divagarquitectura.blogspot.com y vitruvius.com
viernes, 1 de febrero de 2013
"TRILOGÍA DE CAUSAS"
Causa multicolor. Las olimpiadas de Londres 2012 deben haber sido el ejercicio en seducción masiva más grande de la historia. La puesta en escena no buscó impresionar por superioridad económica, industrial o numérica. Buscó seducir. Y de qué manera.
El soft-power, que le llaman en política, o la manera más efectiva de poner a todos de tu lado. ¿Cuáles fueron sus recursos? Con lo último de la tecnología a su alcance echaron mano de lo mejor que tienen: su cultura y su identidad. Y necesitas estar muy seguro de lo que eres para decidir lanzarte al mundo de esa manera.
Esto les permitió, por ejemplo, no tomar prestado de nadie y ser tremendamente originales sin crear nada nuevo. Lo que quiero subrayar hoy es algo en lo que los británicos han puesto un esfuerzo enorme en los últimos años: la inclusión. Si les pregunto cómo es el rostro de un británico hoy día, ¿qué responderían?
En la inauguración y en la clausura el mensaje fue el mismo: diversidad. Un conglomerado de razas que hoy es el Reino Unido y que acaba de darle al mundo una lección de lo que es una civilización en el siglo XXI.
Tremendo cambio para una nación que hace solo 30 años todavía tenía programas racistas en la televisión y donde su representación seguía las líneas de clase y raza: los blancos-ricos y los pobres negros.
Haber podido trascender las limitaciones de una época les ha costado años de esfuerzo. ¿Que desapareció este mal? No, para nada. Pero se trata de dar señales claras desde arriba, incluidos los medios de comunicación, que le dicen a la gente: aquí todos cuentan, porque entre todos estamos construyendo país. Y acabamos de ver los resultados.
Causa familiar. Y algo parecido, a un nivel más personal, le tocó vivir a la familia Jefferson en Estados Unidos. Los descendientes de uno de los padres fundadores de la patria son un grupo muy orgulloso de su linaje. Y este orgullo lo pusieron a prueba cuando salió el primer Jefferson negro.
Con la ayuda de las pruebas de ADN hace unos años se logró comprobar lo que durante dos siglos había sido un secreto a voces: que el ilustre personaje había tenido hijos con su esclava favorita, Sally Hemings.
Después de mucho debate interno la familia superó sus resistencias y decidió invitar a los Jeffersons negros a sus citas anuales en Monticello. Todo un salto, pero era cuestión de estar a tono con su país, que había sido abanderado en la lucha por los derechos civiles. Y una cuestión de prestigio familiar.
Así los Jefferson entraron a la modernidad.
Causa absurda. Y con todo eso en mente, con países y personas que se sacuden las escamas del pasado, me entero del debate que estos días sacude al Colegio Médico del Perú: si Daniel Alcides Carrión, el padre de la medicina peruana, había sido cholo o blanco. Y que buscaban cambiar el retrato oficial por uno que lo muestra menos mestizo...
La verdad que no creo que sea necesario explayarse sobre este punto. Salvo decir que esos deben ser los últimos reflejos de un Perú que, por suerte, está de salida. Un Perú del pasado que hizo daño, que atrasó al país, y que debe quedar en el pasado. Solo que hoy me pareció útil incluirlo en este menú de causas.
Publicado en El Comercio: 15/8/12
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