miércoles, 30 de marzo de 2011

EL PIANISTA

Hace unos días tuve la oportunidad de recorrer partes del Cercado con una arquitecta especializada en recuperación urbana.  Ya había estado por ahí en numerosas ocasiones y aún así no tenía completa idea de la vastedad de la riqueza del lugar.  Quizás en algún momento lo supe y en esa actitud de muchos, lo olvidé, como se ve que la ciudad olvidó el Cercado por décadas. 

Pero resulta que todavía están ahí la casa de Lucha Reyes, o el cuarto donde vivió ella y otras tantas familias.  La casa de Felipe Pinglo Alva.  El palacio campestre que le construyó Amat a la Perricholi.  Una casona donde se hospedó Bolívar, y un largo etc. donde abundan propiedades y monumentos históricos. 

En otros lugares, esto sería parte de un recorrido histórico, cultural o turístico.  Sería una fuente de riqueza y también sería un símbolo de orgullo.  No entre nosotros. No.  Nosotros vamos más allá.  Lo dejamos caer.  Total, hemos aprendido tanto a olvidar.

¿Cuántos han visto la película El Pianista? ¿Se acuerdan de la escena cuando el músico empieza a caminar por su natal Varsovia tras haber sido bombardeada por el enemigo?  La gran avenida trazada al medio era lo único que quedaba de la elegante ciudad - capital de Polonia desde 1596.  A ambos lados solo quedaban los escombros.  Es una escena desoladora. 

Ok, no voy a dramatizar ni decir que caminar por el Cercado produce la misma sensación. Pero algo cercano, sí.  Nada más cruzar la Abancay, el efecto es similar.  Desolación porque no hubo guerra ni hubo enemigo externo.  Desolación porque el abandono es nuestro.  Es hecho a mano.

¿Qué dice de nosotros que lugares que han definido nuestra identidad, nuestro sentir, nuestra imaginación, nuestra manera de ser románticos, hasta nuestra manera de pensar o de luchar, o de rezar, los tengamos así?

No estoy diciendo nada nuevo.  Pero es sólo por el gusto de volver a preguntar.  Qué dice eso de nosotros. 

El paseo con Silvia de los Ríos, arquitecta del Cidap, que tiene algunos proyectos de renovación histórica en el Centro fue aleccionador.  Aleccionador especialmente porque al final del recorrido señaló algo muy puntual: "se necesita liderazgo municipal, porque hay que hacerse respetar como ciudad".

He ahí una palabra clave.  No solo que no se respeta a la ciudad.  La ciudad, ¿se hace respetar?  Ciertamente no.  Porque la ciudad también olvidó quién es y en ese proceso el principo de autoridad desapareció de sus veredas.  Recuperarlo no es tarea de titanes.  No debería serlo. 

En este link encontrarás la nota que surgió del recorrido y una galería de imágenes del Cercado: http://elcomercio.pe/lima/729402/noticia-casonas-cercado-que-han-quedado-olvido

Foto: patio de la casa donde vivió Lucha Reyes, Jr. Ancash, Barrios Altos.

4 comentarios:

  1. "No se ama lo que no se conoce", a veces no sabemos donde estamos parados y por eso no le damos valor. Me sucede con Barrios Altos, en los años 60 viví temporadas en la plaza Italia con sus dos iglesias, dos cines y dos comisarias, jugando en el monumento de Raimondi, comprando pan francés en la bodega El peruano y mirando sin entender esas piedras grandes ( una en la entrada de la iglesia santa Ana y la otra con un orificio en la calle Junín)....años después leí que en una iglesia cercana estaban enterradas las momias Incas...nada menos!
    Gracias al articulo que escribiste he sentido la imperiosa necesidad de organizar toda esa información y llenar los vacíos para darle un sentido que me sirva en el presente. Gracias!

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  2. Preciosa descripción Rosmery. Y el"no se ama lo que no se conoce" es una verdad dolorosa, porque lo vemos a diario. A veces el descuido de la gente es solamente eso: nadie se dio el trabajo de informar, de contar, sobre el valor de los lugares.

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  3. Estoy de acuerdo con Rosmery, también viví por los años 60 en los Barrios Altos exactamente en el Jr. Junín donde nació Felipe Pinglo Alba, mi abuela era la dueña hoy los dueños somos mis hermanos y primos, cuando voy allí siento mucha nostalgia, pero tuvimos que mudarnos porque la delincuencia comenzó emperar allí, hoy está en ruinas gran parte y la queremos vender por qué no contamos con recursos económicos para reconstruir y sirva para recuperar así la Lima antigua.

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  4. Mi estimado, deben tener entonces muchas historias que contar. Por què no me contactas por email o por la pag de facebook. Gracias

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