viernes, 2 de noviembre de 2018

“Un enfoque muy patrimonialista del Centro, aislado de su dinámica urbana, está destinado a fracasar”

Demoliciones clandestinas en Barrios Altos. Foto: Ed Boulanger.
La sensación de pérdida que genera el Centro Histórico de Lima recibió otro golpe estos días con la total pérdida del Edificio Giacoletti (1912), en el conjunto monumental de la Plaza San Martín. Demoliciones ilegales, edificaciones fraudulentas, incendios, son parte de una realidad que, 26 años después de su declaratoria como Patrimonio de la Humanidad, no se logra controlar.

La autoridad actual ha tratado de varias maneras de hacer frente a la enormidad de la tarea pero por varias razones, entre ellas el hecho que es una gestión atomizada en varias oficinas de la Municipalidad de Lima, la capacidad de acción termina siendo nula o mínima.

Hoy concluimos esta serie de artículos en los que hemos tratado de ofrecer distintos puntos de vista que nos ayuden a entender las complejidades de su manejo.

Es el turno de Antonio Polo y La Borda, arquitecto de la Universidad Ricardo Palma, con Maestría en Conservación de Patrimonio Edificado; conocido patrimonialista; y miembro de la Comisión de Patrimonio del Colegio de Arquitectos del Perú. Aquí su manera de entender los procesos que afectan al CHL.

Arqt. Antonio Polo y La Borda. 
EL CENTRO HISTÓRICO DE LIMA, EMPEZANDO POR LA GESTIÓN PATRIMONIAL

El Centro Histórico de Lima (CHL) es una entidad territorial y cultural compleja. Su historia se remonta varios milenios antes de la fundación española, cuando los primeros habitantes se dieron a modificar el paisaje con esmeradas obras de ingeniería como calzadas, bocatomas para el río, canales de distribución de agua, silos para almacenamiento de alimentos y viviendas.

La gran mayoría de los testimonios materiales de aquellas avanzadas culturas se han desgastado en el tiempo o fueron destruidos inconsciente o conscientemente por las sociedades virreinal, republicana y contemporánea.

El virreinato y la república, a su vez, dejaron obras propias expresadas en formidables arquitecturas edilicias, religiosas, militares y residenciales. Son estas últimas las que han dado al Centro Histórico una imagen que se ha calificado como singular y representativa de aquellas épocas.

Centro Histórico de Lima. Foto: Anahí Vásquez de Velasco.
Hace veintiséis años, después de que UNESCO incluyó a Lima en la lista de sitios patrimonio de la humanidad, las autoridades de la ciudad se comprometieron en el cuidado de sus valores (artísticos, arquitectónicos y urbanísticos), y si bien se ha avanzado en algunos aspectos es la alteración, destrucción, tugurización y subutilización de sus edificaciones patrimoniales y ambientes urbanos lo que destaca y horroriza por ser actos recurrentes y descontrolados.

Cuesta trabajo entender cómo es que a pesar haber desarrollado capacidad y sensibilidad para el aprecio de las obras del pasado, al punto de declararlas patrimonio y herencia cultural, seguimos destruyéndolas tanto como lo hacíamos antes, cuando no comprendíamos sus valores y significado.

Los Centros Históricos (CH) no dejan de ser ciudades. Siguen vinculados con las dinámicas de las personas que los habitan y frecuentan: comercio, transporte, vivienda, recreación y trabajo. El gobierno y gestión de un CH debe tener en cuenta dichas dinámicas y componentes.

Enfoques celosamente patrimonialistas fracasan al pretender recuperar solo casas, edificios y calles monumentales sin establecer un adecuado orden para su uso y funcionamiento.

Fracasan porque no consideran ni proponen en sus planes (cuando los tienen) la organización, reglamentación y control de las actividades económicas, relegando esas acciones a otros organismos municipales no especializados.
Centro Histórico. Foto: Antonio Polo.
Conviene por eso ordenar las ideas y considerar un método y metodología que oriente la gestión para que sea efectiva.

Según establece UNESCO en su manual de referencia: Gestión del Patrimonio Mundial Cultural /1, un centro histórico como el de Lima debiera tener establecido un Marco de Gestión Patrimonial, que es un conjunto de elementos y procesos que llevan a resultados positivos.

Los elementos del Marco de Gestión Patrimonial son tres y son solidarios entre sí, es decir, deben estar presentes para que los otros funcionen:

  • Marco Jurídico, que es el conjunto de leyes y normas que deben ser acatadas para actuar en patrimonio: la constitución política, la ley general de patrimonio, el reglamento nacional de edificaciones, normativas especializadas, cartas internacionales de patrimonio sean vinculantes o no con el estado peruano. 
  • Marco Institucional. Está referido a las instituciones encargadas hacer cumplir el marco jurídico y gestionar el patrimonio. Sus competencias deben ser claras y, en nuestro caso, la institución especializada de la Municipalidad Metropolitana de Lima es Prolima, gerencia municipal que lamentablemente se ha visto excedida por sus obligaciones. 
  • Recursos. Las instituciones necesitan recursos económicos y humanos para trabajar y producir. Sin recursos aunque se tenga las mejores leyes y existan las instituciones solo se puede esperar un fracaso rotundo.

Palacio de Torre Tagle en proceso de reconstrucción en los años 40 del siglo XX.
Foto: Colección Lima Antigua.
Con los tres elementos presentes: Marco Jurídico, Marco Institucional y Recursos es que se inicia el proceso gestión por la institución especializada. Las etapas del proceso son:

  • Planificación: En esta etapa se formulan los planes maestros que orientan las acciones y definen los proyectos para recuperar y poner en valor el CH. Gestionar, sin tener planes ni proyectos, implica ser reactivos ante coyuntura y a un mal gasto de los recursos en obras públicas irrelevantes, que muchas veces deben que ser corregidas por los problemas que ocasionan su improvisación. 
  • Ejecución. En esta etapa se ejecutan el plan, planes y proyectos. La coordinación de la ejecución corresponde a la institución especializada. Sin embargo, se trata de una tarea que debe contar con la participación comprometida de otras instituciones y organismos municipales. En el caso de CHL, debe ser Prolima la gerencia que coordine la ejecución del plan con las demás gerencias de la MML. 
  • Control y Monitoreo. En esta etapa se constata el avance de los planes y proyectos incorporando o corrigiendo aquello faltara o pueda mejorar el plan. 
Para tener una cabal comprensión de la situación y de los problemas por los que atraviesa el CHL: seguridad, caos y déficit en el transporte, incendios en edificios patrimoniales, demoliciones clandestinas de monumentos, construcciones clandestinas de almacenes, deterioro de la calidad y habitabilidad, etcétera, conviene preguntarse:

¿Existe un Marco de Gestión Patrimonial? ¿Pueden identificarse sus elementos: marco jurídico, marco institucional, recursos? ¿Estos elementos funcionan solidariamente, es decir, están vinculados uno con otro? ¿Existen planes de gestión para el CHL aprobados que estén siendo ejecutados? Toda respuesta por muy negativa que sea servirá para empezar el cambio.

ARQ. ANTONIO POLO Y LA BORDA

/1 PDF: https://whc.unesco.org/document/130490

Escuela de Medicina de San Fernando, 1903. Arquitecto: Santiago Basurco.
Foto: Antonio Polo.
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Nota: 
Con esta información queremos contribuir a un debate más informado sobre el futuro del Centro Histórico de Lima. En los días siguientes tendremos dos comentarios de afuera, los de los jefes de patrimonio de las ciudades de Cartagena y La Habana, también Patrimonio Cultural de la Humanidad. 

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