Plaza San Francisco. A inicios de los años 80 se usaba como terminal de autobuses y estacionamiento de autos. |
No voy a pretender conocer las múltiples dimensiones y complejidades de este inmenso proceso de recuperación, pero algo tengo claro: de todos los centros históricos de la región que conozco además de Lima*, el de La Habana Vieja me parece el más completo, creativo y de mayor impacto.
No es un modelo perfecto pero es de lo mejor que he visto en la región. Pieza clave para entender el éxito de este proceso, qué duda cabe, es tener una sola autoridad, con la integridad personal y con el poder necesario, para llevar adelante un plan, una visión y, definitivamente, un gran sueño.
Eusebio Leal Spangler, Historiador del Centro Histórico de La Habana. Foto: ohch. |
Según una fuente de la Oficina del Historiador, un equivalente muy lejano de PROLIMA, a la fecha se ha avanzado un 40% del área originalmente considerada en La Habana Vieja. Esto en unos 25 años.
Me encuentro aquí haciendo un Diplomado sobre Comunicación y Patrimonio**, donde suele repetirse la historia que sucedió una noche de octubre de 1993, y que cambió el futuro de la gestión del centro histórico habanero.
Un 4 de octubre de ese año se desploma una vieja casona en la Plaza Vieja, la plaza cívica más importante del centro. Pero además se produce en pleno "periodo especial" - una referencia al otro desplome que se había producido por esos años, el de la Unión Soviética, y que eliminó los apoyos y subsidios que recibía la isla.
Era una encrucijada esencial. Sin dinero, sin apoyo externo, con monumentos que se les venían abajo, había que tomar una decisión.
El Historiador en ese momento (o Director de la Oficina del Centro Histórico, cargo que existe desde los años 30 del siglo pasado), según ha relatado él mismo, llamó a Fidel Castro. "Necesito poder y un millón de dólares para echar esto a andar". Y consiguió ambos.
Plaza Vieja, la principal plaza cívica de la ciudad. |
Como consecuencia de esa conversación con el líder cubano, según ha quedado grabado en la memoria urbana, Leal tuvo todo el poder para hacer y deshacer. "Sin liderazgo no se puede recuperar. Es como tener una orquesta de virtuosos y sin conductor", señala Patricia Rodriguez, Directora del Plan Maestro.
Si bien tenía que coordinar con todas las otras oficinas y ministerios por temas de cables de electricidad, agua, desagüe, tráfico, transporte, vivienda, salud, educación, etc., su proyecto de recuperación de La Habana Vieja tenía la más alta prioridad. Y todos obedecieron.
Una de las calles recuperadas en La Habana Vieja. |
Digamos que su punto de partida fue poner la herencia arquitectónica de la ciudad al centro del desarrollo económico, que el país necesitaba desesperadamente, en medio de la peor crisis en cien años.
Con ese primer millón empezaron a recuperar tres casonas para convertirlas en hoteles de categoría, que a su vez permitieron empezar a generar divisas, y con eso seguir avanzando en la recuperación. "Porque esto no le podía costar al Estado", acota Rodríguez.
Más aún, no se trataba solo de recuperar casonas. Había que resolver todos los otros conflictos sociales que emergían como consecuencia de esa decisión.
Aquí aparece el segundo aspecto de este plan que lo hace diferente a todos los otros. "La ciudad es para su gente", señaló Leal. Y en lugar de un proceso al margen de sus habitantes, lo que se implementó fue un vasto proyecto social con vivienda y servicios para los habaneros.
Esta casona se reconstruyó en 1994, tras el derrumbe de la original en este mismo sitio. |
Hay todavía serios problemas que resolver y claras contradicciones en el sistema. Pero en cerca de 25 años, en un contexto de limitación económica, y con necesidades apremiantes, el Historiador José Leal y su equipo, que ahora son unas 14.000 personas, vienen transformando el presente de una antigua ciudad, y el futuro de muchos jóvenes.
Esta nota no se agota aquí, pero sirva como una introducción. Y sirva también como un mensaje para las futuras generaciones en Lima: no es que no se puedan hacer las cosas. Se pueden. Los modelos son varios y en América Latina se vienen desarrollando desde hace más de dos décadas. Un poco de visión y decisión política no vendrían nada mal.
Palacio colonial en la calle San Ignacio. Un sector todavía por ser recuperado. |
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*/ incluyendo Ciudad de México, Santo Domingo, Cartagena, Quito, Cuenca, Bogotá y La Paz.
**/ auspiciado por Unesco, la Oficina del Historiador y el Centro Internacional de Periodismo, José Martí.
Fotos: JLizarzaburu. Con la excepción de la de Eusebio Leal, de la Oficina del Historiador.
Lo que se necesita en la ciudad de Lima es eso convencer al poder para que destine fondos para iniciar la recuperación de Lima, ideas y proyectos hay muchos, pero ganas de invertir en ello no, eso tiene que cambiar
ResponderEliminarDe alguna manera habría que echar eso andar, efectivamente. Y evitar la pérdida de más monumentos.
EliminarCon el nuevo gobierno, tenemos la esperanza que al igual que en otros países, recuperemos nuestra Lima. Es un imperativo, si queremos que los turistas visiten el Perú.Felicitaciones Javier por tu dedicación a lo nuesto.
EliminarEs la esperanza de muchos, Maria Rosa. Con el Bicentenario a cuestas, ya no hay excusas.
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