viernes, 22 de junio de 2012

"DE HERENCIAS Y OTROS TRAJINES"


Cosa curiosa lo de esta mañana, pero salí al balcón en busca de inspiración y ahí mismo, de golpe, surgieron tres imágenes que armaron mi argumento para esta columna: la huaca, los obreros y el cartel. 

A la derecha estaba la huaca Pucllana que, tal como va avanzando su recuperación, es como ver a una hija que cada día que crece se pone más guapa. En el terreno anexo, un grupo de trabajadores desayunaba alrededor de una mesa, bajo un techo de esteras, antes de continuar con sus labores. Y directamente al frente tenía el enorme cartel del edificio que en breve empezarán a construir, con el nombre de edificio Pucllana. Debajo, como un beneficio adicional, dice “con vista a la huaca”.

Y, así, en tres rápidas imágenes volví a entender el concepto de patrimonio. O mejor aún, para qué sirve hoy.

El origen de la palabra ‘patrimonio’ tiene toda la calidez y la familiaridad que ella misma no posee: son los bienes que recibes de tus padres, de tus abuelos, de tus ancestros. Y en Lima recién ahora empezamos a reconocer que tuvimos muchos abuelos que nos dejaron una herencia considerable.

Podría decirse que todo empezó a cambiar un día, hace 30 años, cuando una arqueóloga, Isabel Flores, se paró frente a ese cerro abandonado, foco de conflicto social, y en lo que era una de las zonas más deprimidas de Miraflores, y dijo: ‘aquí hay algo que nos pertenece’, y empezó a excavar.Y lo que sucedió fue que empezó a transformar no solo el cerro sino el barrio, la ciudad y a nosotros mismos.

Pucllana hoy en día da trabajo a unas 45 personas, la zona se ha revalorizado, las propiedades se han transformado, y qué limeño no siente orgullo de ese lugar. Es algo que bien se puede imitar en otras partes de la capital. Por eso sentí un marcado optimismo este lunes.

Ese día fui invitado al primer taller de gestión del patrimonio arqueológico, convocado por la Municipalidad de Lima. Ahí estaban casi todos los representantes de cultura de los 43 distritos capitalinos. Algo inédito.

El evento había sido organizado con ocasión de la declaración de Lima como Ciudad Milenaria, Ciudad de Culturas, y estaba destinado a poner la primera piedra de un proyecto de trabajo conjunto, entre todos los distritos de la capital, para la puesta en valor de esa enorme y vasta herencia que tenemos desperdigada.

Es verdad, es una tarea enorme. Pero al mismo tiempo, tan cargada de posibilidades. Ahí estaban funcionarios de los ministerios de Cultura y de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) dispuestos a asesorar a los municipios, y será en mayo, cuando se realice el segundo taller, que veremos cuánto se avanzó en el compromiso y los planes.

Mientras tanto, de esta experiencia me quedó otra imagen: la del gerente de uno de los nuevos distritos de Lima que llegó sin saber de la existencia de huacas, y que terminó la sesión pidiendo información. “Estoy contento de saber esto y quiero que la gente de mi distrito lo sepa”, expresó. Ese hombre llegó sin nada y salió con algo nuevo: una herencia que reclamar, y dio un primer paso. Tal como sucedió hace 30 años con la huaca miraflorina.

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Columna, publicada en El Comercio,  14/3/2012

lunes, 11 de junio de 2012

TODOS VUELVEN


Hace poco recordé una frase que me dijo mi abuela meses antes de morir: "perdona por el silencio". Tampoco dijo mucho más y la soltó después de despertarse de una prolongada siesta de anciana.  Y en este momento siento que es lo mismo que quisiera decirle a este blog, "perdona por mi silencio".

Me doy cuenta que en los últimos meses me he dedicado a escribir para el diario, dejándo esta página abandonada. ¿Sino limeño? Veo que ha recibido visitas constantes y me alegra que la soledad no haya sido absoluta. 

La anterior entrada había sido la del aleluya, cuando la alcaldesa declaró a Lima, Ciudad Milenaria y Ciudad de Culturas. El inicio del camino...

Desde entonces qué ha pasado: en El Comercio hemos seguido publicado las notas dominicales, dando a conocer más aspectos sobre esa ciudad del pasado.  También empecé a escribir una columna los días miércoles, donde tengo la oportunidad de ampliar un poco mi abanico de intereses, hablando de ciudadanía, patrimonio, ciudad.

Existe la sensación, por lo menos a un nivel, que el concepto ha empezado a penetrar.  Ahora la Municipalidad ha asumido el programa y le tocará llevar la idea a los nueve millones de limeños.  Será entonces cuando empecemos a ver el verdadero impacto de esta noción.

Y hoy, simplemente para retomar el hilo, me pareció oportuno mostrar esta foto.  La de arriba, en blanco y negro, para mí es una imagen cargada de todo el potencial que veo en Lima.
 
Se trata de la huaca Pucllana hace 30 años, cuando la arqueóloga Isabel Flores había empezado el trabajo de recuperarla. En ese momento, seguro que ni ella sabía que le iba a tomar la otra mitad de su vida.

Y es que eso es Lima.  Acostumbrados a verla desde sus muchos problemas, pocas veces nos damos el espacio para verla como también es: un lugar cargado de tesoros.

Me gustaría creer que poco a poco empezaremos a aceptar esta grandeza.  La podemos recuperar y con eso, conseguir engrandecernos como personas. Hay gente dispuesta a ayudar a que sea así.  

En algún momento alguien pensó que esto era un ejercicio en chauvinismo, y no lo creo.  El chauvinismo para mí es inventar lo que no se es, o exagerar lo pequeño.  

Esto para mí se trata de una grandeza que es noble, porque fue denigrada, olvidada, abandonada.   

Y el gran regalo que hemos recibido es que buena parte todavía está ahí.  No hay que inventar nada. Las estructuras monumentales de 4.000 años de antiguedad todavía nos acompañan. Qué privilegio.
 
La imagen de abajo es Pucllana hoy.  Treinta años después.