miércoles, 28 de mayo de 2014

Las huacas camino al Bicentenario. Una ruta para la reconciliación nacional

Murallas de unos 800 años: resistieron terremotos, pero ya no aguantan el olvido.
Se supone que estamos en camino hacia el 2021 y estos días empecé a preguntarme qué exactamente vamos a celebrar en esa fecha. Porque es cierto que a la luz de una buena cantidad de historiadores y analistas, uno de los puntos críticos reside en el hecho que 1821 si bien marcó la independencia, también dio inicio a una república que hizo poco por consolidarnos como país. Entonces, ¿hacia dónde dirigirnos? Aquí intento esbozar una propuesta.

Jorge Basadre/1 señaló cómo durante las primeras décadas después de 1821 poco realmente cambió. “Continuó la división de castas; si bien algunos españoles se retiraron a Europa, sus hijos peruanos fueron junto con los vástagos de la nobleza netamente criolla, los elementos más importantes de la vida de los salones”. Éramos una república solo en la letra.

Juan Luis Orrego/2, un historiador especializado en el primer centenario de la Independencia, sostiene que esa república terminó siendo mucho peor para los indígenas. “Por lo menos en la época colonial había una legislación que los amparaba, que protegía sus tierras comunales. Ahora, con la idea liberal de homogeneizar a toda la población como “ciudadanos”, los indios quedaron expuestos a las ambiciones de los más poderosos”.

Estas reflexiones se hicieron presente estos días después de un recorrido por los sitios arqueológicos de Lima Norte, materia del post de la semana pasada, pero también a raíz de una invitación a presentar un libro/3, producto de un proyecto vinculado a la Universidad de La Sorbona, en el que varios autores escribimos, desde distintas disciplinas, sobre la necesidad de recuperar la casona de Punchauca/4 de cara al 2021.

"Conferencias de Punchauca", el óleo se encuentra en el MNAAH.
ORIGEN DE LAS IDENTIDADES
Desde un principio he sido un defensor de esa campaña porque se necesita un espacio físico de alto valor simbólico para tamaña celebración. Ahí, después de todo, se gestó la Independencia misma tras el fallido acuerdo entre San Martín y La Serna. Todo eso es cierto. Solo que hoy siento que podemos hacer más.

Esos vestigios del pasado a los que hacía referencia nos hablan, de una manera que no admite sutilezas, que en esa parte de Lima surgió civilización hace más de 4.000 años, y que desde entonces no hemos parado de crear, de pensar, de transformar.

Para mí esos vestigios, como los de otras partes del Perú, representan las raíces más profundas de una identidad que se fue enriqueciendo con el tiempo y que justamente en 1821, y el modelo de república que se gestó después, no solo fueron ignorados y destrozados: fueron vistos como algo ajeno al país que habíamos constituido.

Pero el tiempo, la demografía y la arqueología nos han demostrado que eso no era así. Hoy podemos darnos cuenta que esos testimonios del pasado nos siguen definiendo como nación. Y de ser así, ¿la puesta en valor de nuestros sitios arqueológicos no debería estar presente en el espíritu y acciones de cara al Bicentenario?

Huaca Culebras, Ventanilla.  Una madre y sus hijos la recorren sin conocer su importancia.
NO ES DINERO. ES VISIÓN
El Plan Bicentenario es un buen documento lleno de buenas intenciones. Ahí se señala el tipo de país que queremos ser al 2021: con buena educación, salud, vivienda, etc. Pero se olvidaron de los espacios físicos, tan importantes en toda celebración de esta magnitud y que materializan lo que podríamos llamar el alma de una nación.

La educación, la salud de calidad y todo lo que quiere conseguir el Plan están bien, son pasos necesarios, pero diría que no podemos darnos el lujo de volver a ignorar el pasado de este país y todo lo bueno que eso puede representar para su futuro.

La reciente experiencia de la Feria del Libro de Bogotá, donde Perú fue país invitado, resultó un absoluto éxito en gran parte por el esfuerzo sin precedentes del ministerio de Cultura, que envió una delegación de más de 60 intelectuales y artistas. Este bien merecido triunfo también sirvió para demostrar que cuando se quiere se puede.

Parte de Chivateros, unos 10.000 años de huella humana, es un basurero municipal.
HUACAS COMO SÍMBOLOS
Por eso se necesitan mensajes claros. Mensajes del Ejecutivo, del Legislativo, de que el patrimonio importa. Porque por donde vayamos estos días nuestro patrimonio está en riesgo. En Cusco, se están levantando urbanizaciones sobre territorio intangible en Sacsayhuamán; las Líneas de Nasca parecen cada día más vulnerables al avance de traficantes de tierras; algo similar está pasando con la ciudad de Chan Chan al norte…

Pero la diferencia esta vez es que su protección y puesta en valor ya no es solo un tema de arqueología o de cultura. “Esos sitios son símbolos de la patria antigua”, me dijo alguna vez la doctora Inés del Águila. Y vaya si tienen ese poder en el imaginario de muchos peruanos.

Por eso creo que es bueno poner en el radar nacional el poder aglutinador y restaurador que puede tener nuestra riqueza arqueológica de cara al Bicentenario (no voy a insistir aquí en su valor económico). Su puesta en valor, al margen de lo que se haga en educación, salud y otros rubros, será también señal de que estamos haciendo un esperado esfuerzo de integración.

Una familia frente a una de las huacas del Parque de las Leyendas.
BICENTENARIO DE LA RECONCILIACIÓN
Finalmente, soy de los que piensa que vivimos en un país que necesita sanar. Un país que necesita reconciliarse con su gente y con su pasado, porque parece mucho odio ha corrido en este tiempo. Lo que de cara al mundo es nuestra mayor riqueza, internamente lo seguimos viviendo con inexplicable confusión.

Por eso siento que nuestros sitios arqueológicos pueden cumplir ese papel de ayudar a restaurar a este país. A reconciliarnos de una vez por todas.

Un plan hacia el Bicentenario debería poder recuperar importantes sitios del pasado prehispánico. Lo digo porque siento, pienso y creo que ahí residen las raíces más profundas de una identidad definitiva, aquella que por tanto tiempo se nos ha mostrado esquiva.

De este modo, será posible conseguir que el 2021 más que un aniversario termine convirtiéndose en nuestra mejor oportunidad.


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Fotos: Javier Lizarzaburu. 
Notas: 
1/ “Perú, problema y posibilidad”, capítulo II. 
2/ En el blog: “Los liberales, los indios y la República criolla”. 
3/ Título del libro “Memoria Territorial y Patrimonial. Artes & Fronteras" Editores: Eric Bonnet, Francois Soulages, Juliana Zevallos Tazza Universidad Nacional Mayor de San Marcos – Universidad La Sorbonne. 
4/ La casona de Punchauca (Carabayllo) fue declarada Patrimonio Monumental de la Nación en 1980 y Monumento Histórico en 1987.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Lima Norte: donde los basurales comen tesoros

La zona de Chivateros, en el distrito de Ventanilla.
Traté de imaginarme cómo pudo verse el cerro hace unos años, cuando no era un botadero de basura. Las pinceladas de bruma que flotan en el ambiente, el amago de frío limeño y la formación pedregosa del lugar ayudaban a la imaginación. Aquí habían llegado los primeros limeños hace unos 10.000 años. Desde aquí se dedicaron a recorrer estos cerros de neblina, caminando sobre el desierto y el canto rodado, para ir al mar y volver. Pero no se puede imaginar mucho. Cada dos minutos entra o sale un camión de basura. Creo que andan buscando tapar el pasado.

Estoy frente a Chivateros y es una esquina privilegiada. En un radio de unos tres kilómetros se encuentra toda la historia de la evolución de lo que hoy es Lima. En menos de lo que canta un gallo podemos recorrer esos 10.000 años de creatividad, de pasión, de ciencia, de amor, de adoración. Aquí estuvieron todos. Los de los templos en U, los lima, los wari, los ichsma, los incas, los españoles, nosotros.

A unos cientos de metros de donde estaba parado, los descendientes de esos primeros grupos humanos empezaron a crear civilización. Ahí está todavía la Pampa de los Perros o huaca Rosada con su fosa circular al frente que recuerda a Caral, y dos torres de alta tensión sobre su pirámide central que retratan la indiferencia. El cartel anuncia 4.500 años de antigüedad.

Pampa de los Perros, o huaca Rosada: 4.500 años de antigüedad.
Nada más cruzar el Chillón, a otros metros más, levantaron El Paraíso, considerado uno de los centros arqueológicos más importantes del antiguo Perú. ¿Perú? ¿Qué significado tiene esa etiqueta al constatar lo que este Perú hace con su infinita antigüedad? La datación dice 4.000 años y se cree que es aún mayor.

No me quiero extender porque prefiero que las imágenes hablen. En este álbum de fotos hay un recorrido cronológico por la zona, que habla de la situación en la que guardamos tesoros (nuestros) de incalculable valor. Ver esas murallas que en algún momento fueron potentes símbolos de conocimiento y poder convertidas en muros humillados por la basura y el olvido es demoledor.

Pero es verdad que esto es solo una parte del paisaje más real. La indiferencia es menos cuando busco en internet y veo una cantidad inusual de blogs y páginas de ciudadanos de esta parte de Lima, algunos con diez años de antigüedad, exigiendo cuidado y protección de lo que con razón reclaman como suyo. Curiosamente, no existe información oficial sobre estos sitios arqueológicos.

Murallas de Chuquitanta, van cediendo al paso del tiempo.
Podríamos decir que son buenas noticias que los municipios de San Martín de Porres, Los Olivos y Ventanilla hayan empezado a prestar atención a tesoros que son de su responsabilidad. Pero las respuestas son débiles aún. Hacen falta los mensajes claros. Mensajes, y acciones, que nos digan a todos que esto importa.

Mientras eso no suceda, sigue siendo más fácil intentar imaginarse el pasado, porque en el presente somos Saturnos, intentando devorar cada instante de lo que somos y lo que fuimos.



Haz clic aquí para ver el álbum de fotos.

Algunos de los blogs hallados sobre patrimonio de Lima Norte:
2004: Cuida tu huaca http://cuidatuhuacaplo.blogspot.com/
2007: Zona Norte Noticias http://zonanorte-noticias.blogspot.com/2007/07/hasta-cundo-el-olvido.html
2008: Lima norte milenaria http://limanortemilenaria.blogspot.com/2008/11/limanorte-milenaria.html
2010: Blog de Marco Gamarra http://blog.pucp.edu.pe/blog/labibliotecamarquense/tag/Chuquitanta
2011: Salvemos las huacas http://salvemoslashuacas.pe/blog/tag/chuquitanta/

Fotos: Javier Lizarzaburu

miércoles, 14 de mayo de 2014

Congreso aumentó a 12 años la pena de cárcel por daño a monumentos, y declaró de importancia nacional la función social del patrimonio arqueológico (... en México)

Pirámide del Sol en Teotihuacán, 'Lugar donde los hombres se convierten en dioses', México.
México y Perú comparten el legado arqueológico más rico del continente. Y la realidad de hoy parece indicar que no solo eso: el hermano del norte desde hace unos años vive agobiado por el narcotráfico, la violencia y la corrupción, que se han filtrado en casi todas las esferas de la vida del país. Aun así, esto no impide que su Congreso actúe en otras áreas. Y en una tradición que los distingue de otros países, la herencia cultural se toma en serio.

Y no es que la ley o el congreso sean la solución final al tema de protección del patrimonio. No es infrecuente ver cómo buenas medidas terminan siendo letra muerta. Pero el marco legal sigue siendo necesario. Un marco legal que dé el mensaje necesario: esto importa.

En las últimas tres semanas el pleno de la Cámara de Diputados mexicana, en varias sesiones, aprobó una serie de reformas a la Ley Federal sobre Monumentos Arqueológicos. A saber:
  • Medida 1: Se aumentaron las sanciones para quienes destruyan patrimonio arqueológico, con penas que van desde cinco a doce años de prisión. Antes era de dos a diez años. 
Esto ya pasó a la oficina del presidente para su promulgación en los próximos días, y según indican las notas de prensa, las medidas se tomaron en respuesta al incremento en los últimos años del saqueo de bienes arqueológicos, además del deterioro de estos bienes en ese país.

Pirámide del Sol a principios de siglo XX. Teotihuacán fue contemporáneo con la cultura Lima.
  • Medida 2: El Congreso tomó en cuenta “la amenaza que representa el desarrollo urbano y los intereses inmobiliarios y comerciales para las zonas protegidas”.
Por ello se declaró “de interés social y nacional introducir en el marco normativo previsiones adecuadas para proteger, conservar, investigar y difundir el legado cultural de la nación”.
  • Medida 3: Se reconoció la necesidad de incorporar la función social del patrimonio arqueológico, como parte indispensable de su gestión.
Según señalaron, se trata de generar sentido de pertenencia entre la población, por lo que se deberá “promover la participación de la sociedad civil”. Según la Comisión de Educación mexicana, que elaboró el dictamen, al promover el sentido de pertenencia alrededor de los monumentos, “estos serán cuidados, valorados y generarán dinámicas en beneficio de la identidad y del desarrollo social”.
  • Medida 4: Finalmente, incorporaron en su legislación, la protección del patrimonio cultural subacuático, todo vestigio arqueológico sumergido.
¿Qué hace que en un país su congreso por lo menos tenga la apariencia de saber qué hacer con la importancia de su riqueza cultural y en otros no?

Pero además, como un detalle significativo, está el papel de la prensa. Si revisan en internet verán la cantidad de notas que publicaron los medios mexicanos sobre estas medidas. Señal de que el patrimonio importa. Después de todo, no solo es cultura. Es una de sus mayores fuentes de ingreso.

Complejo arqueológico Catalina Huanca, 2.000 años de antigüedad, en Ate, asediado y separado de la ciudad por una empresa arenera propietaria del predio. Foto: Erik Maquera
¿Cómo andamos nosotros? O si replanteamos la pregunta ¿qué hace el Congreso aquí?

Según Fabricio Valencia, uno de los pocos abogados que hay en el Perú especializado en el tema de patrimonio cultural, la gran ironía es que el país fue pionero al incluir el tratamiento penal del patrimonio, pero “las tipificaciones actuales no protegen eficientemente los bienes culturales”, precisa.

Le pregunté cuánta gente ha ido a la cárcel en el Perú por delitos contra el patrimonio y tal parece que nadie. En total ha habido unas 30 condenas a nivel nacional, pero al ser penas de cuatro o menos años de cárcel, nadie termina entre rejas por destruir esos bienes.

En este link podrán ver los artículos del código penal que tipifican este delito y los cambios que se deberían hacer, según Valencia.

PROPUESTA OLVIDADA

En agosto del año pasado la congresista Leyla Chihuán presentó una propuesta de ley para aumentar las penas de cárcel por daño al patrimonio arqueológico. En una buena señal de compromiso, lo hizo tras la destrucción que una empresa inmobiliaria produjo en el complejo El Paraíso.

Ella planteaba que las condenas pasaran de una pena no menor de tres ni mayor de seis años de prisión, a no menor de cinco ni mayor de nueve (Artículo 226 del Código Penal).

Lo mismo hacía con otros artículos del código penal vinculados al tema patrimonial: 227, 228, 229, y 230. La propuesta aparece en internet con los sellos de recibido. La votación en el Congreso nunca se produjo. Así construimos país.

Huaca Paraíso desde el aire, 4.000 años de sabiduría. Foto: Evelyn Merino Reyna.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Inspiración milenaria transformada en arquitectura de hoy. Una propuesta.

Proyecto para un centro de retiro en Pachacamac, basado en elementos prehispánicos.
Cynthia Guerra es una joven arquitecta que encontró una manera diferente de entender su profesión. Lo que empezó como una simple investigación para un proyecto comercial en Pachacamac, y que terminó siendo su trabajo de tesis, la llevó a profundidades que no esperaba encontrar. Como darse con un territorio, el de su propia ciudad, que no ha parado de construir en los últimos 4.000 años y sobre el cual todavía sabemos poco. En la universidad no había cátedras que se dedicaran a investigar en una tradición autóctona de arquitectura. Así que empezó su propio camino. Lo que sigue, es su esfuerzo y una estimulante reflexión para cambiar esa mirada.

Cynthia Guerra Durand.
Mi proyecto de titulación es un Centro de Retiro cuyo terreno está ubicado en el distrito de Pachacamac. Por su cercanía con el Santuario Arqueológico decidí relacionarlo de una manera directa. Todo empezó un día cuando visité el santuario y una guía me explicó que ahí primero había estado la cultura Lima, luego la Wari, después los Ychsmas, y posteriormente los Incas.

Cuando me habló de los Ychsmas me explicó que ellos habían levantado 16 pirámides con rampa y el Templo Pintado. En ese momento me enteré por primera vez que ellos habían sido una cultura de grandes constructores.

“Es la cultura que más edificaciones realizó en el santuario de Pachacamac”, me dijo. Y me pregunté por qué nunca había escuchado de ellos. Le pregunté a otras personas si sabían algo de los Ychsmas, y la mayoría me decía que no.

Centro cultural de Renzo Piano en Oceanía, un homenaje a la cultura local: los Kanak.
HOMENAJE Y RESPETO
En ese momento me vino a la mente el arquitecto Renzo Piano, autor del Centro Cultural Jean-Marie Tjibou en Nueva Caledonia. Él buscó hacer un homenaje a sus pobladores indígenas desde el respeto por su historia y tradiciones.

Esa obra fue mi fuente de inspiración. Soy consciente que no soy Renzo Piano, pero me dije a mí misma si él les hizo un homenaje a los pobladores de Nueva Caledonia porque yo, María Cynthia Guerra Durand, no podía hacerle un tributo a la cultura Ychsma.

Después de todo, ellos representan una cultura olvidada y desconocida por la sociedad actual. Una cultura de grandes constructores que no ha sido divulgada, y es en ese momento que nace en mí lo que es la IDENTIDAD.

Cómo conceptualizar la definición de identidad, y comencé a investigar. Encontraba que la identidad busca llegar lo más próximo a integrarse con el contexto existente a través de una forma adaptable, la aceptación por los ocupantes e identificación de estos con el proyecto, integración cultural, adaptación tipológica, adecuación al contexto urbano y paisajístico, confortabilidad a nivel urbano y de diseño interior.

"Ingreso por el oráculo", con la rampa como elemento definitorio.
IDENTIDAD, EMOCIÓN, ESTRUCTURAS
Conversando un día con el arquitecto Longhi, este me dijo que identidad en arquitectura era quererse a sí mismo.

No lo comprendí en un principio y conforme he realizado mi Proyecto de Titulación llegué a entender esas palabras y conseguí mi propia conceptualización: IDENTIDAD en arquitectura es un SENTIMIENTO QUE TE UNE A ALGO Y QUE TE MOTIVA A EXPRESARLO, llegando a ser la IDENTIDAD mi base teórica.

Considero que tener un concepto propio de IDENTIDAD en arquitectura es importante para un arquitecto, porque nace del interior, demuestra su sensibilidad. Y a pesar que el himno del Colegio de Arquitectos nombra muchas veces esta palabra creo que son muy pocos los arquitectos que manejan su propia conceptualización.

Vista aérea proyectada del centro de retiro.

POR UNA ARQUITECTURA CON RAÍCES
El diseño del Centro de Retiro es producto del uso de una metodología con sustento teórico enfocado en las culturas prehispánicas, que busca traer nuestras raíces a la sociedad actual, aplicable a bancos, hoteles, restaurantes, casas, etc.

La finalidad es que no solo se estudie las culturas prehispánicas a partir de los libros, maestros, arqueólogos, historiadores, sino que las personas ¡LA VIVAN Y LA SIENTAN SUYA!

El Proyecto de Titulación demuestra que la arquitectura no sólo es espacio, función, forma y tecnología, sino que también tiene la capacidad de producir SENTIMIENTOS Y CONOCIMIENTOS, a través de una forma diferente de mirar la arquitectura.

Mi intención es crear un movimiento arquitectónico. Para ello formé un grupo entre los cuales están tres arquitectos, un doctor en Arqueología, un doctor en Derecho y un congresista.

Luego de la sustentación espero poder divulgar la metodología y el sustento teórico, porque considero que es un aporte cultural y un aporte a la arquitectura, que incluye inclusión e integración en beneficio de todos.

Imágenes: Cynthia Guerra.

Haga clic aquí para ver el video del proyecto.
Haga clic aquí para conocer más del centro cultural de Renzo Piano en Oceanía.