miércoles, 26 de marzo de 2014

Limeños ante la ley de patrimonio: nuevas iniciativas

El esplendor de San Francisco.  Riqueza que no puede limitarse a edificios aislados.
Estos días un grupo de vecinos de Lima, o para ser más específicos: un grupo de limeñistas que lleva años bregando para mejorar las condiciones de protección de nuestro patrimonio, se reunió con un fin ambicioso: analizar aspectos legales de la ley de patrimonio para proponer una nueva. No había ningún abogado en el grupo, pero era gente interesada en dar un paso adelante: avanzar con una propuesta en papel.

No es que hayan dejado atrás los plantones y la calle. Parece más bien que se da un reconocimiento a otro nivel: si queremos que nos tomen en cuenta hace falta ampliar el radio de acciones.

Y aunque suene retórico nunca está demás insistir: a quienes les toca escuchar son congresistas, alcaldes y funcionarios ministeriales.  Por eso creemos en la importancia y en la necesidad de tener una sociedad civil que hable, actúe, interactué y proponga.   

El de hoy es un grupo pequeño con un resultado incipiente. Pero es una señal de vida. Así que para alimentar esa vida, se fortalezca y crezca le ofrecemos la página a Anahí Vasquez de Velasco, gestora cultural y quien organizó la reunión. Aquí un resumen de la experiencia.

El Centro Histórico es también Patrimonio Mundial. Hace falta un gran plan.
Lo primero que hicimos fue lanzar una convocatoria por Facebook para lo que llamamos: 1ª Reunión de la Sociedad Civil para una nueva ley de Patrimonio Cultural.

La reunión se llevó a cabo el sábado 22 de marzo en un local de Barrios Altos. El objetivo inmediato fue analizar los aspectos legales con miras a proponer una nueva ley que nos permita:

Gozar de una ley de patrimonio cultural efectiva, que proteja, conserve y difunda nuestro legado y que influya en el desarrollo sostenible de la Nación a través de la memoria y la identidad.

La estrategia con la que trabajamos:

Proponer al Congreso y al Ministerio de Cultura, modificaciones y/o añadidos a la ley vigente o una nueva ley de patrimonio cultural formulada desde la sociedad civil, representada esta por especialistas en patrimonio cultural en general y por la población interesada.

Dejar que esto suceda es como abandonar a abuelos enfermos. Se necesita decisión.
Hay varios aspectos que no funcionan o están mal en la actual legislación. Está mal la interpretación y su aplicación, y que no está ligada, práctica ni fácilmente, a ordenanzas ni normas. Un ejemplo es el DS 0054 del año pasado.

Esto se puede mejorar a través de políticas culturales más definidas, más fuertes, asumidas y respetadas por los gobiernos a todo nivel y que estén dentro del pacto nacional.

Se puede mejorar la relación Estado-sector privado. Se puede mejorar si se inserta obligatoriamente en los colegios y universidades públicas el valor de la memoria colectiva. Se puede aplicar mejor incrementando el presupuesto público.

Un acto de violencia contra la integridad de la casona.  Necesitamos visión.
De lo que se trata también es de movilizar a la sociedad civil para participar en el desarrollo sostenible a través de la memoria. Es decir, a través de la protección del patrimonio cultural.

Obviamente no se trata solo de Lima. Se trata de llamar gente de todo el país pero su participación puede ser a través de la realización de sus propias reuniones, enviando material para armar la propuesta de la nueva ley o modificaciones a la vigente.

Esta es una situación realmente circular: primero la sociedad civil para, segundo, conservar la memoria. Ya vemos que no es tan posible, primero, defender el patrimonio cultural sin gente (o sea empezar a la inversa), así haya gente valiosa trabajando en esto porque, se requiere, fundamentalmente: tener incidencia política.
 
Cómo combatir la sensación general de que no hay reglas, todo vale, todo cae.
Sin embargo no somos los únicos. Somos varias organizaciones trabajando, pero no es lo ideal que cada una vaya por su lado, que es lo que (eso es lo bueno) se viene dando desde hace unos años con bastante estoicismo. Lo malo es que esto se ve reflejado en la forma de exposición de objetivos o de plan estratégico de las agrupaciones, ya sea que lo tengan por escrito o no.

El grupo de personas que estamos generando este proceso lo hacemos porque estamos muy convencidos de que a través de la conservación de la memoria (de sitios del patrimonio cultural pre y postconquista) se puede tener una sociedad más cohesionada, más saludable, más empática y con mejores accesos a servicios de buena calidad, que pueda desarrollarse con menos conflictos.

Esto es, además, gracias al conocimiento de procesos de desarrollo en otras latitudes (Bogotá, Quito) y de argumentaciones de profesionales reconocidos que, a priori, podrían no parecer tener vínculo con la cultura (como el economista Hans Binswanger), provenientes de todo el mundo.

Potente símbolo de la prepotencia y la falta de autoridad. ¿Hasta cuándo?
Si bien cerca de 100 personas confirmaron su asistencia, al final llegamos menos del 10%. No importa. Seguiremos avanzando porque tenemos una idea y una propuesta concretas.

Qué se consiguió:

1. Estrechar lazos con gente con la que no nos habíamos reunido antes formalmente.
2. Conocer nuestras ideas, reconocernos con mayor certeza y tratar de fijar una ruta común.
3. Reafirmar que si bien todavía no hay sociedad civil fortalecida, sí hay patrimonialistas que trabajan duro en cualquiera de los roles que hayan elegido ejercer: difusión, coordinación, etc.
4. Compromiso de incrementar nuestros recursos humanos (por llamarlos de alguna manera).

Fuimos pocos, pero lo bueno es que pudimos tener una reunión ordenada en las exposiciones y réplicas. Fue una dinámica muy armoniosa y ágil.

Siguientes pasos: convocar a una siguiente reunión para ampliar la visión sobre modificaciones en la ley vigente o una nueva ley y lograr una propuesta viable, teniendo como base el problema que causa la vaguedad de: la presunción, la propiedad privada y el paisaje.

El papel de la empresa privada: necesitamos más familias del Castillo.
Para contactar a Anahí y/o solicitar copias del resumen de la reunión:
Por correo electrónico: avvzgestioncultural@yahoo.es
Por Facebook: https://www.facebook.com/arbolaridad?fref=ts

Fotos y leyendas: JLizarzaburu

miércoles, 19 de marzo de 2014

Avenida Arequipa: el progreso aberrante. (memoria gráfica para verla morir o resucitar)

En 1921, tras su inauguración y con el arco morisco arriba. Foto: Skyscraper.com
El post de esta semana es un reclamo. Un reclamo hecho con rabia de años. Este texto, y las 52 fotos  que lo acompañan, respiran impaciencia, frustración, pena. Pena por el destino de una avenida que siempre fue parte de mi paisaje personal.

El empujón final vino durante la entrevista la semana pasada con el arquitecto mexicano, Javier Sánchez. En la conversación surgió el tema de lo aberrante que era para él que se construyeran edificios enormes junto a propiedades históricas.

La imagen que se me vino a la cabeza en ese momento fue la de la Sociedad de Fundadores de la Independencia. Ese edificio histórico y silencioso que ya no se yergue, sino que yace sobre las primeras cuadras de la Arequipa. Eso no tendría que haber pasado. ¿Pero quién protege la ciudad?

Edificio de la Sociedad de Fundadores de la Independencia.
Para los que piensen que esto es un inútil ejercicio de nostalgia les digo esto: si tenemos que tirarnos algo abajo, lo nuevo debería ser muy superior a lo que perdemos.

Pienso que lo nuevo debería estar obligado a superar lo que se deja atrás. Porque lo nuevo le pertenece a uno. Lo anterior, a todos. Eso consigue que aunque tu avenida cambie, tu ciudad mejore y se embellezca. Tomada en su conjunto, esto no ha pasado con la Arequipa. Por el contrario.

Desde hace tiempo quería hacer algo así. Recorrer sus 52 cuadras y tomar fotos de lo que estamos permitiendo. A esta galería de imágenes de hoy, que pueden ver haciendo clic aquí, le añadí algunas imágenes del pasado.
 
Obelisco a su creador, presidente Augusto B. Leguía.
Algunas de esas vistas casi centenarias vienen de Google, y las otras de amigos de la página de esta campaña en Facebook que respondieron generosamente al pedido.

Lo que nos queda es un espejo de nosotros mismos. Como ciudad, como ciudadanos, como autoridad, como empresarios. Es un espejo perverso y deformado en el que pocos quieren mirarse. Pero toca hacerlo.

Es una visión del progreso descarrilado. Señal inequívoca de una ciudad desbordada. Pero eso fue hasta ayer. ¿Qué haremos hoy?

Muro ciego de cuatro pisos sobre la Avenida, pertenece a una iglesia evangélica.
Buscando información para las imágenes que acompañan esta nota, encontré el siguiente texto en el blog del historiador Juan Luis Orrego:

“Actualmente, la desidia de las autoridades y el mal gusto del sector privado han producido la imagen de abandono y deterioro de esta avenida que, en su momento, fue punto de referencia de los nuevos criterios urbanísticos y habitacionales a los que debía apuntar la Lima moderna”.

Era exactamente el mismo sentimiento. Lo desolador fue darme cuenta que lo había escrito hace 10 años, en marzo del 2004. ¿Qué nos pasa como ciudad que somos incapaces de reaccionar ante la destrucción?

La lectura de lo que verán en estas 52 imágenes  será la experiencia de cada uno. A mí me deja claro que hay un aspecto fundamental: ni Lima ni los limeños merecemos este descuido. ¿La buena noticia? Todavía podemos hacer algo.

Una de las casonas que sobreviven. Protegida y sin muros aislacionistas.

Fotos: J.Lizarzaburu, salvo las imágenes antiguas con autoría en cada caso.

miércoles, 12 de marzo de 2014

"Poner en valor su patrimonio llevará a Lima al Siglo XXI"


Algo de lo que dijo Gastón Acurio la semana pasada me dejó la curiosidad abierta. “Hay empresarios interesados en recuperar casonas pero la ley ha generado un ambiente hostil”, y eso sirvió de punto de partida para seguir explorando el tema.

Javier Sánchez Corral es un arquitecto y desarrollador inmobiliario que conoce muy bien Lima, donde tiene algunos proyectos, y vive entre México y Estados Unidos. Parte de su trabajo, sobre todo en su país natal, es la recuperación de casonas históricas con una visión contemporánea.

Su despacho de arquitectura ha ganado más de 55 premios en su país y fuera. Uno de ellos, el León de Oro en la Bienal de Venecia 2008 (Proyectos Urbanos). Esta conversación además permitió hacer un válido paralelo entre nuestra ciudad y el Distrito Federal. Entre las dos ciudades "hay una distancia de 30 años", dice en relación a la protección y recuperación de patrimonio.

Hablamos por Skype desde la ciudad de Kansas, en Estados Unidos, donde se encuentra enseñando en la universidad del mismo nombre.

Hotel Condesa, Colonia Condesa, D.F. Proyecto realizado en un edificio histórico.

¿Qué piensas sobre lo que está pasando en Lima?
Veo que se está construyendo con gran velocidad, y a su paso se van tumbando muchas casonas. Pero además veo muchas similitudes entre la Lima de hoy y la Ciudad de México de los años 80.

¿Qué similitudes?
En el sentido que ambas ciudades hemos vivido procesos donde no se daba valor al pasado y se construyó encima.

¿Cómo era Ciudad de México en los años 80?
Luego del terremoto de 1985 quedaron expuestos muchos terrenos vacíos, y como casi no había ningún tipo de protección de patrimonio ni interés público, como sí existe hoy, entonces llegaba cualquiera y construía algo de 15 pisos junto a una casona porfiriana (fines del siglo XIX y principios del XX).

¿Ya no?
Por suerte hoy ya no se hace. En el año 2000 se introdujeron cambios a los planes de desarrollo urbano de la ciudad, que tomó en cuenta las zonas patrimoniales. Lo que se hizo fue bajar la densidad y la altura de lo que se podía hacer en estas zonas. Durante ese periodo de ‘libertad’ se vino abajo mucho de ese patrimonio.

Hablas de un edificio de 15 pisos junto a una casona como algo aberrante…
Claro que sí. Porque la casa porfiriana terminaba perdiendo valor. Además, estas construcciones tan altas dañan los cimientos de los bienes patrimoniales, y al estar aislados terminan destinados a morir. En esa época no le daban valor a estas casas.

Las casonas porfirianas (por Porfirio Díaz) marcaron estilo en la esquina de un siglo.

¿Conoces la Ley de Patrimonio peruana?
La he leído y veo que el Estado pide al dueño de un bien histórico que se encargue de protegerlo, que me parece bien, y lo amenaza con expropiar su propiedad si no lo hace. Pero no se ve ningún mecanismo de ayuda. Y este es un punto medular.

¿Por qué?
Porque los dueños muchas veces no saben qué hacer con su propiedad, que es monumento, cuando ven que su vecino – que no tiene un monumento - puede hacer lo que quiere. Entonces el primero dice “la tiro como sea”.

¿Qué obstáculos ves en Lima a la recuperación de casonas históricas?
El principal obstáculo es que no exista una ley más flexible para intervenir estos inmuebles. Si lo voy a hacer, necesito ciertas libertades. Como el uso del suelo. Si quiero hacer un hotel boutique y no una casa, porque la propiedad ya perdió ese sentido, entonces necesito esa herramienta que me lo permita.

¿Y qué oportunidades?
Reconocer el valor arquitectónico y económico que existe en algo que no tiene que volver a construirse.

Algunos sostienen que es más barato traerse abajo una casona…
Hay situaciones específicas donde ese puede ser el caso. Pero el valor entre lo antiguo y lo nuevo es muy diferente. En México tengo clientes que solo buscan comprar casas que son patrimonio. Ese es un mercado que se va construyendo.

¿… que las buscan para recuperar?
Sí. Hay gente que prefiere recuperar las casonas por el valor histórico que le añade a su valor económico, que además es lógico. Igual al principio inviertes más en la recuperación, pero el precio final también es mucho mayor. Una casona restaurada siempre vale más que una nueva.

Ahí es cuando el papel del Estado puede propiciar estos cambios.
El Estado debe decir: ‘quiero que lo hagas, y para que puedas hacerlo te voy a dar estos incentivos’. En México tenemos varios. Un mecanismo, por ejemplo, es el que algunos inmuebles pueden explotar su potencial vendiendo el aire de los pisos que no puedes construir, trasladando ese derecho a zonas no patrimoniales. Esto se usa mucho.

Recuperar casonas: responsabilidad del Estado o la empresa privada…
Es una responsabilidad compartida. El Estado debe facilitar los medios para que sea una inversión rentable. Entonces nos encontramos en una situación en la que todos ganan, porque el Estado normalmente no puede hacerse cargo de recuperar todo.

Chihuahua 78, Colonia Roma, D.F. Recuperación de una casona abandonada.

¿Cuán importante es el movimiento patrimonialista en México?
Mucho. Es muy fuerte y está encabezado por los vecinos. Por ejemplo en la Colonia Roma (el equivalente de Barranco), los residentes han creado varias organizaciones civiles. A ellos se les toma en cuenta cuando se va a trabajar en algún bien patrimonial. Se les informa.

¿Tienen voz y voto?
Tienen una voz muy importante. Además suelen recibir eco en los medios de comunicación. De hecho, han logrado detener construcciones muy importantes. En este punto, entre Lima y México hay una distancia de 30 años.

En tus respuestas siempre hay una referencia al contexto del edificio: los vecinos, los otros edificios, el tejido social. La importancia va más allá de una casona específica…
Sí, porque el contexto es la memoria de la ciudad. Esto implica también un valor económico. Esa memoria es nuestra cultura, es lo que somos y lo que hemos sido.

En Lima no somos muy buenos para respetar memoria…
En Lima he visto muy consternado lo que está pasando con los acantilados en Barranco. Siempre pienso en ese cambio tan maravilloso que hay entre el nivel de la ciudad y el mar. Y la verdad que no puedo imaginarme los acantilados construidos. Hay gente que transgrede ese paisaje y al, construir, destruye.

¿Cuál es el valor de ese paisaje?
Ese paisaje natural también es parte de la memoria. Eso se aplica a lugares donde tienes una vista que va más allá de la arquitectura, que conecta con lo que es la ciudad. Hay una necesidad de crecer y conservar la memoria. El reto para los arquitectos es entender eso, sin someter el patrimonio ni la arquitectura contemporánea.

¿Qué crees que debería pasar en Lima?
Me encantaría que existieran proyectos piloto que pudieran demostrar cómo poner en valor el patrimonio también puede llevar a Lima al siglo XXI. Se puede hacer, y tengo confianza que se va a dar.

La Biblioteca Personal Carlos Monsiváis, parte de un proyecto mayor del ministerio
de Cultura mexicano (CONACULTA). Aquí el ex presidente Felipe Calderón, con
Mario Vargas Llosa durante la inauguración en 2012.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Gastón Acurio: "La recuperación de patrimonio es un territorio minado"


Gastón Acurio está a punto de estrenar su nueva visión para la gastronomía. Su comida con vocación universal, como la llama él en esta entrevista, tiene como punto de partida el Perú y su cultura. Para eso, señala, hacerlo desde un lugar histórico como la Casa Moreyra en San Isidro, le daba el marco preciso para aderezar su visión. Quizás no contaba con que, fuera de la cocina, sus críticos se lanzarían a cuestionar la integridad del proceso de restauración de la casa.

Las críticas vinieron en parte de miembros vinculados a la familia propietaria. Una de ellas se quejó en Facebook que “…el balcón, las vigas de los techos y las antiguas puertas han sido íntegramente pintadas de blanco. La sensación que tuve fue la de entrar a un enorme “lounge” y no a un monumento histórico”. Otro más molesto incluso llegó a decir que lo que se había hecho era “un crimen”. Lo que no se dijo es que la casa estaba a punto de colapsar y que esta recuperación, muy probablemente, la ha salvado.

Acurio ha gastado unos dos millones de dólares solo en eso. Y ha sido, según me dijeron los arquitectos del proyecto, un camino lleno de sorpresas. Quizás como una señal de nuestra propia identidad, descubrieron que no todo lo que brilla es oro: varios elementos de la casa que se creían antiguos en realidad no lo eran, como el famoso balcón, que resultó ser de un material compuesto y no de madera.

Esta es la primera vez que Gastón Acurio habla sobre su proyecto desde el punto de vista patrimonial. “Es un territorio minado”, asegura, y es triste evidenciar en la realidad las serias limitaciones de nuestra legislación.

Además de esta entrevista, abajo encontrarán un link al álbum de fotos que incluye las respuestas de los arquitectos que trabajaron en el proceso. Dejemos que ellos nos cuenten la historia.

Acurio en uno de los nuevos salones de la casona.

¿Cuál era tu sueño al venir aquí?
Astrid y Gastón cumplió 20 años en su local de [la calle] Cantuarias. Nada de lo que ha pasado ahora con la cocina peruana existía en esa época. En este periodo se logró conseguir un papel importante para la cocina, que representa al Perú de hoy. Con eso vimos que ese local ya había cumplido un ciclo.

Y se necesitaba un cambio…
Se abrieron nuevos desafíos: nuestra gastronomía tiene sus raíces en una cultura milenaria. La agricultura, fundamental para nuestra cocina, es parte de esa cultura milenaria. Entonces, se trataba de poder vender no solo el pasado sino el futuro, y así poder inspirar al mundo.

¿Por qué un edificio histórico?
Ese gran pasado se expresa en sus monumentos. Entonces, para mí la pregunta era cómo podemos mirar al futuro a partir del pasado. En ese sentido, esta casa es parte de nuestro legado histórico, y lo que quiero es hablar con una vocación universal.

¿Lo conseguiste?
La casa es símbolo del mestizaje que nos define. Originalmente estas tierras pertenecían al curacazgo local; luego pasaron a otras manos durante la Colonia; más tarde se convirtió en una hacienda, y hoy anuncia su nueva etapa: la integración. Se trata de atrapar el Perú en todas sus dimensiones.

¿Te preocupan las críticas que has recibido por la restauración?
No, porque es algo emocional y lo entiendo si tienes una nostalgia del lugar. Tienes derecho a eso. En nuestro país hay mucha desconfianza. Por eso me toca explicar. (En el álbum de fotos se incluyen los comentarios del arquitecto jefe del proyecto, Manuel de Rivero– ver abajo).

Con tantas críticas a lo largo del proceso, se ve que no es fácil…
Somos una sociedad con heridas y tensiones, y la recuperación de patrimonio es un territorio minado. Una buena intención puede dar pie a una serie de malas interpretaciones, y en lugar de ser visto como alguien interesado en conservar terminas siendo acusado de destruir.

Me dicen que este proyecto se ha hecho con licencia social…
Lo hemos hecho no solo bajo una estricta vigilancia de la Municipalidad de San Isidro, del ministerio de Cultura y del Colegio de Arquitectos, sino con los cinco comités de vecinos de San Isidro que han sido parte del proceso. Más aun, los dueños de la casa, que son como siete ramas de la familia Moreyra, ellos han estado al tanto de todo y también han sido parte.

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CIFRAS:
Costo total del proyecto: 6 millones de dólares
Costo de la restauración: 2 millones dólares
Costo en cocinas: 1.5 millones
Alquiler: 20,000 dólares/mes
Contrato alquiler: 20 años
Trabajadores: 150
Cocineros: 75
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Siempre te has mostrado en contra de todo tipo de liderazgo que no fuera el de la cocina. Pero aquí, quizás sin querer, lo has asumido en lo que respecta a recuperación de patrimonio.
Es un compromiso. De qué otro modo te explicas que lleve aquí tres años sin producir, pagando 20 mil dólares mensuales de alquiler, y habiendo gastado dos millones de dólares solo para poner en valor este inmueble.

¿Contento?
Es una manera más noble de invertir. Lamentablemente, no existe la convicción que recuperar monumentos históricos no es un gasto sino una inversión importante. No se trata solamente de abrir un restaurante, sino también de ver su impacto y la oportunidad. En ese análisis el poner en valor un monumento histórico aparece como una oportunidad.

De qué manera…
Son proyectos que generan impacto social positivo en lo económico, lo social, en la identidad. Mi deber es buscar fórmulas que la integren a la comunidad. (Según de Rivero un sector de la casa estará abierto al público, donde se harán actividades de distinto tipo).

¿Recibiste algún apoyo del Estado?
Ninguno. Toda la recuperación se ha hecho de mi bolsillo, y en una casa alquilada. El Estado no me ha dado nada. Al contrario, me ha puesto un millón de exigencias.

Será por eso que no hay muchos empresarios interesados en recuperar patrimonio…
Yo estoy seguro que hay empresarios interesados en recuperar patrimonio, pero no lo hacen por temor. En parte porque existen muchas restricciones legales.

¿Qué hacer?
Ahí existe un trabajo por hacer, porque lo que debería suceder es que cada año los empresarios digan: ‘¿a qué monumentos nos dedicamos ahora?’, pero no sucede porque el escenario es hostil. Se tienen que construir esos espacios para una acción integrada entre el Estado, la sociedad civil y la empresa privada. Es todo un trabajo por hacer.

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Haz clic aquí para ver la galería de fotos del restaurante en proceso de instalación. Las imágenes van acompañadas de las respuestas del arquitecto del proyecto, Manuel de Rivero, de 51-1, y Ana Elisa Berenguel, arquitecta restauradora.

Fotos: JLizarzaburu