miércoles, 24 de octubre de 2012

“DE TÚNELES, AVANCES Y RETROCESOS”


En Ate se está construyendo el mayor centro comercial para Lima Este: el Real Plaza, del grupo Interbank, tendrá todo lo que cualquier comprador puede esperar: restaurantes, cines, tiendas por departamento y, seguramente, escaleras mecánicas, suelos brillantes, y trabajadores sonrientes. Es una gran noticia para quienes viven en la zona. 

Y como para acelerar el proceso, el mismo Interbank le dio un préstamo de 19 millones de soles al alcalde de Ate para que todos los caminos lleguen a Roma. Es decir, al ‘mall’. Esto no tendría nada de cuestionable, sino todo el reconocimiento, si no fuera por cómo procedemos cuando encontramos “los obstáculos de la historia”.

De un lado del cerro estará el centro comercial (porque hay un cerro de por medio). Del otro está Puruchuco, el mayor centro administrativo inca, un entorno arqueológico de unos 2.000 años de antigüedad. Aquí, los que cuidan, protegen e investigan el lugar para que nosotros y nuestros hijos podamos gozar y aprender del pasado viven estos días con temor. Les han dicho que para unir la Av. Javier Prado con el centro comercial ya no se harán los túneles subterráneos, como se había prometido, sino que atravesarán el cerro.

Esto permitirá un acceso directo al Real Plaza desde ese lado. Y es en este punto donde cuesta entender. En Lima, con toda la riqueza arqueológica que tenemos, solo hay dos lugares, dos, que nos presentan un importante desafío, y una oportunidad, para demostrar qué clase de sociedad somos y hacia dónde avanzamos. Esos lugares son Puruchuco y la huaca San Marcos. A ambas en algún momento se ha intentado cortarlas “para avanzar”.

Pensar que esta es una manera de crecer solo puede ser producto de la ignorancia más peligrosa, o de un desprecio por nuestro legado, que merece toda censura. Alguna vez me han dicho: “Es que es gente que no se siente para nada vinculada con eso”. Pero en México, para citar un ejemplo reciente, Carlos Slim no tenía ni de indio ni de español. Hijo de libaneses, se sintió profundamente identificado con esa herencia, y fue el promotor de la conservación y la recuperación, tanto arqueológica como colonial de ese centro histórico.

Es más, hace unos meses iba en taxi en Santiago de Chile. De pronto, apareció un túnel y lo atravesamos. Al salir volteé para mirar qué había encima. Y vi el parque Santa Lucía, de unos 130 años de antigüedad. ¿Y nosotros? Cuando algunas voces bastante serias me dijeron que la razón para proceder así en Puruchuco era porque había presión del centro comercial, se los pregunté directamente.

La respuesta de los representantes de Interbank y el Real Plaza fue desoladora. A mi extensa batería de preguntas, que incluía su posición sobre el patrimonio, respondieron con un lacónico “el proyecto cumplirá y estará en línea con los permisos competentes”. No sé qué opinen ustedes, pero yo creo que no solo nos merecemos mejores respuestas. Nos merecemos mejores ejemplos. Después de todo, ¿no era que hay otros valores más allá del dinero?

Publicado: 23/5/2012 
Foto: Puruchuco.org

viernes, 19 de octubre de 2012

"LIMA AL DIVÁN O AL CALABOZO"


Hace unos días los resultados de una encuesta regional nos ponía en último lugar en la categoría de “país que menos cumple las leyes”. Cerca de un 90% de peruanos piensa que esa es la realidad, y no se equivoca. Leer eso me causó una extraña risa. No debería reírme, pero me reí. Creo que es el recurso del que no puede hacer nada.

Y días después, el politólogo estadounidense, Steven Levitsky, nos describía como uno de “los estados más disfuncionales de América Latina”. Y ya, por alguna razón, eso no me pareció chistoso. ¿Cómo reírte con un pronóstico tan reservado? En el caso de cualquier paciente enfermo la idea sería encontrar el remedio. Pero ¿dónde está el nuestro? Cada uno tiene su teoría.

Cuando hablé de la encuesta regional en Facebook, varios comentaron. Una amiga periodista se refirió a nuestro lenguaje, diciendo que el tema lo tenemos tan internalizado que incluso separamos por categorías. “El pendejo”, escribió, es el vivo, el que le saca la vuelta a todo. Y el “criollazo” es más que pendejo. Y en ningún caso hay una valoración negativa. Admiramos al que sabe sacarle la vuelta a la norma, y como que esos pequeños triunfos nos convierten en constantes davides ganándole al Goliat-estado…

Alguien más habló de educación. Es verdad, en toda discusión casi siempre se concluye lo mismo: nos faltan toneladas de eso. Sí y no. Para mí, el problema de nuestra esquizofrénica ciudadanía no es por nuestra falta de educación. El problema no somos nosotros, educados o no. Es un problema de autoridad. O de la falta de esta.

En esa misma conversación virtual hablé de los peruanos en el extranjero: toditos se portan bien. O la mayoría. Ahí no hay pendejo ni criollazo. Ahí todos nos portamos bien. Lo sé porque fui un migrante más durante muchos años y veía el comportamiento de mis compatriotas. Verlos manejar bien, pagar sus impuestos, ser solidarios con el vecino, era ejemplar. Lo que pasa es que allá a la autoridad no le importa qué grado de educación tenga yo. Lo único que le importa es que cumpla sus leyes. Y se encarga de decirme, por todos los medios posibles, que esa es la regla principal que tengo que aprender.

Y las empresas, ni qué decir. Este fin de semana leí que una de las mayores empresas inmobiliarias, Imagina, había estado tomando ilegalmente el agua para un proyecto. Agua que, según Sedapal, hubiera beneficiado a 5mil familias. La empresa ha sido multada. Por lo menos ahí hay un resquicio de autoridad.

¿Y el Estado? En la misma cola. Una de sus obligaciones, por ejemplo, es proteger nuestro patrimonio y cada día empresas como Imagina se traen abajo alguna joya de la arquitectura sin que nadie a ese nivel haga nada. Todos se hacen de la vista gorda porque creen que esa es su manera de apoyar el desarrollo. Vaya desarrollo. Lima está de psiquiatra. Pero, ¿qué hacemos? ¿Le damos diván o calabozo?

Publicado en El Comercio: 16/5/2012
Foto: APIC-Cataluña 

jueves, 18 de octubre de 2012

"ALERTA: LA CIUDAD SE DESPIERTA"



Confieso que muchas veces, y a propósito, caigo en el mismo cliché: la indiferencia del limeño es criminal. El mismo Alexander von Humboldt ya había hecho ese comentario cuando nos visitó hace 200 años. Pero estos días surgieron dos iniciativas que, aunque sea por un rato, nos devuelven el espíritu optimista.

Una de ellas vino de un conocido limeñófilo en las redes, David Pino, quien acaba de lanzar su más reciente iniciativa a través de Facebook: Alerta: Patrimonio de Lima. Este activista urbano se hizo conocido por su página de Lima la Única, una de las más populares en ese medio, y a través del tiempo he visto cómo un esfuerzo que al principio se veía meramente nostálgico, ha empezado a tomar forma.

La primera actividad la realizaron este sábado: una foto-protesta frente al antiguo local de Satchmo, en la Av. La Paz, en Miraflores. Consistió justamente en eso: tomarse fotos ante la casona por caer. Esta es uno de los últimos vestigios de una singular urbanización que creció aquí en los años 20 del siglo anterior.

¿Su objetivo? Llamar la atención sobre un distrito que está siendo arrasado sin que las autoridades hagan o digan mucho por proteger lo que queda. Pero punto a favor para los vecinos que ejercen su derecho a ser escuchados. La otra iniciativa tiene que ver con el diálogo. Hoy se trata de las casonas. Antes fue el serenazgo. Aun antes, el recojo de basura o muchos temas. Y la situación es la misma: silencio.

¿Qué pasa entonces con la transparencia, la democracia, la gestión de ciudadanía? ¿Quedan en suspenso mientras los trabajos continúan? Con esta preocupación en mente, hace 10 años se inició en Lima uno de los procesos cívicos más significativos lanzados desde un medio de comunicación: las audiencias vecinales.

Su creador fue el actual director de este Diario, Francisco Miró Quesada, y su preocupación es tan vigente hoy como lo fue en su momento: ¿cómo podemos hablar de democracia sin participación ciudadana?

Lo cierto es que a lo largo de esta década, unos 60 mil vecinos han dejado escuchar su voz ante sus autoridades, y el resultado de este trabajo acaba de salir en forma de libro. “Los desafíos de Lima Metropolitana”, escrito por Carmen Rosa Balbi y Manuel Ernesto Bernales, es un recuento sistematizado de esta experiencia, y su lectura debería ser material obligado para funcionarios municipales.

Este ejercicio fue diseñado justamente para que las autoridades escuchen. Leerlo es entender Lima desde la voz de los que no son indiferentes. Leerlo es entender una ciudad que resulta difícil para muchos. Muchos de los testimonios recogidos son conmovedores, pero al mismo tiempo son una indignante muestra de la gran distancia entre el ciudadano y quienes asumen la obligación de trabajar por y para ellos.

Nos falta profesionalización en las personas que asumen esta responsabilidad. Y nos faltan otras cosas. Pero hablábamos de un rato de optimismo. Digamos, pues, que falta sobre todo algo sencillo: un poco de cariño por lo nuestro.

Publicado en El Comercio: 9/5/12 
Foto: EC