Luis Miguel Castilla, ministro de Economía. Foto: Perú.com
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Organismos financieros internacionales como el mismo Banco Mundial ya hace años que lo vienen diciendo: la cultura es un capital que hay que considerar. No puede estar ajena a los planes de desarrollo. ¿Qué nos pasa que solo vendemos un país de postal?
Con más de 5.000 años de civilización, el patrimonio cultural que heredamos es uno de los más ricos del planeta. Ese enorme capital económico yace ahí, vulnerable, abandonado, bajo presión de otros tipos, sin ser considerado como otra posible fuente de riqueza.
Pero también soy de los que piensa que el Estado no lo puede pagar por todo. La experiencia de otros países, con mucha menos riqueza patrimonial y cultural que la nuestra, nos dice que existen fórmulas para mejorar esta situación.
El día que nos tomemos en serio podremos empezar a trabajar. Mientras tanto, veamos qué están haciendo países vecinos.
COLOMBIA:
Uno de los países con mayor capacidad de trabajo en favor de la cultura es Colombia. Si bien el porcentaje oficial que invierte en el sector es bajo (0,10% del presupuesto nacional), y si bien tampoco tiene una ley de mecenazgo, ellos han logrado articular mecanismos para incorporar distintas fuentes de financiamiento.
Por ejemplo, la ley 1450 del Plan Nacional de Desarrollo (2010), por la cual los municipios aportan el 6% de sus recursos para cultura. Los espectáculos son deducibles en un 100% si hay inversión en infraestructura. El 10% del monto de los boletos de espectáculo, se destina a un fondo para infraestructura.
Además, la telefonía móvil tiene un impuesto de 20%, de esto 4% va para deporte y cultura. Y no contentos con todo eso, también tienen la Estampilla pro-cultura, que en ocho años ha recaudado US$40 millones. No está demás decir que Colombia cuenta con una larga tradición de aportes del capital privado a este sector.
ECUADOR:
Este es un país que se tomó en serio hace un tiempo. Ya llevan más de 25 años desde que decidieron recuperar el centro histórico de Quito, y hoy la Unesco lo considera una experiencia de lujo.
Aquí se decidió destinar el 6% del impuesto a la renta a tareas de recuperación. Se creó el Fonsal (Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural), y una sola autoridad para manejar los fondos y el proceso. Se impuso una tasa del 3% al espectáculo público; multas a transgresiones; un efectivo sistema de donaciones; además de créditos y préstamos.
CHILE:
Con Chile hay una situación irónica si lo comparamos con Perú. Su porcentaje de gasto en cultura es igual que el nuestro: el 0,27% del presupuesto nacional. Pero con una gran diferencia. Por ejemplo, en Santiago no existen sitios arqueológicos, y Lima tiene más de 350.
En Santiago tienen unos 100 sitios históricos (casonas, iglesias y otras estructuras monumentales), y Lima tiene más de 1.300...
¿Qué pasa con nosotros? Mientras PromPerú, la empresa encargada de difundir la cultura del país tiene fondos propios, esa misma cultura no los tiene. Existe una Ley de mecenazgo que está sin reglamentar desde 2010.
El único beneficio que existe es la exoneración del impuesto predial a dueños de casonas. Pero solo si viven ahí. Y todo lo demás, es un magro presupuesto estatal de unos 280 millones de soles, para todo el país. Fuera de eso, no existe ningún otro beneficio ni fórmula para conseguir dinero. Papá Estado no da ni permite dar. Se sienta en su sillón y no piensa en salidas creativas.
QUÉ SE PODRÍA/DEBERÍA HACER:
Son solo ideas sueltas de las muchas que existen.
- Crear fondos propios para cultura.
- Una carga impositiva del 1% a cada obra pública.
- Que el crecimiento inmobiliario contribuya a la recuperación de huacas y casonas.
- Impuesto de 1% a actividades nocivas para la salud, como el alcohol y el tabaco.
- Créditos fiscales para dueños de propiedades históricas.
- Deducciones fiscales a toda la inversión para recuperar un inmueble.
- Revisión de los ingresos provenientes de loterías y juegos de azar.
- Crear una propia lotería.
Concolón británico:
Para terminar, un caso muy singular. En el Reino Unido el Estado no paga por cultura. Lo pagan los mismos británicos. Un pilar para el financiamiento allá es la Lotería Nacional, que la maneja el ministerio de Cultura, Medios y Deportes.
Por cada libra que el público gasta en la lotería, 28 peniques van a un fondo especial. El dinero se distribuye de la siguiente manera: 46% para salud, educación y medio ambiente; 18% para deportes; y 36% para artes y patrimonio.
Con este sistema, desde 1994, la lotería ha provisto un equivalente de 35 millones de dólares cada semana. Jugando, jugando, este país se toma en serio. ¿Cuándo lo haremos nosotros? ¿O cuándo tendremos un ministro de Economía que de verdad entienda la riqueza de este país?
Foto 2: Puntos de Cultura.Generacción.