Un gran museo que sirva para llevar la información a todas partes del territorio. Imagen: Google. |
En las últimas semanas ha habido mucha discusión sobre dónde, o si, levantar un gran museo nacional. Y de hacerse, ¿será este un museo solo para los limeños, o para todos los peruanos?
Si es, efectivamente, para todos. ¿Cómo lo hacemos? Porque la realidad es todavía más desértica que la discutida ubicación del futuro edificio.
Ningún museo del país produce contenidos educativos en formatos atractivos, modernos, enmarcados en una propuesta digital. Y eso es preocupante en los tiempos que vivimos.
Lo que sigue tiene como punto de partida la presentación que hice este lunes 10 en el II Congreso Internacional de Museos y Museología que se realiza en Lima, en la sede el ministerio de Cultura.
En mayo publiqué una nota similar pero resulta relevante volver al tema ahora, cuando está en discusión, e incluyo datos de una serie de entrevistas con expertos y directores de museos, dentro y fuera del país.
Los grandes museos internacionales llevan dos décadas reinventándose, en buena parte con propuestas de comunicación e interpretación. Imagen: museo+autor. |
En los últimos 20 años, y por una serie de razones muy específicas, los principales museos alrededor del mundo se vieron obligados a transformarse para sobrevivir.
Buena parte de esos cambios se basaron en tres pilares:
- nuevos públicos
- propuesta digital
- producción de contenidos
Parte de su batalla tiene que ver con competir con otros museos, adaptarse a un mundo más digitalizado, y atraer más gente que gaste dinero y los haga sostenibles.
Para eso muchos de estos grandes museos, particularmente de Estados Unidos e Europa, invirtieron en propuestas orientadas a crear nuevas experiencias y establecer nuevos vínculos con sus públicos (lealtad, participación, juego, sorpresa, respeto, agradecimiento…).
Los museos de América Latina, con raras excepciones, continúan con una visión tradicional, enfocada en informar, ofreciendo datos pasivos en un mundo que se ha vuelto interactivo.
A pesar de sus tesoros, Perú está al margen de circuitos internacionales de cultura y museos. Imagen: Google+autor. |
Ser un territorio donde se desarrollaron cerca de 30 culturas a lo largo de los últimos 5.000 años, pone al Perú en una situación única.
En términos museísticos tiene todas las credenciales para ser un protagonista global. Pero no lo es.
No se trata solo de un gran legado sino de un país con problemas de acceso a la educación, acceso a la información, y con una larga tradición de exclusión social y territorial.
Además, no existe un gran museo que de cuente de toda esa evolución.
Tampoco existen mecanismos para llevar esa memoria y esa cultura a todo el territorio.
Flujo de visitas
Algo que no se puede obviar en este contexto es que los grandes museos son un gran negocio: 9 millones visitan el Louvre cada año.
Según un informe de El País Semanal de hace unos días, esta cultura global mueve unos 55 mil millones de dólares al año.
El museo más visitado de América Latina, el Centro Cultural del Banco do Brasil, en Sao Paulo, recibe dos millones de visitas anuales.
Perú, con todas las credenciales que tiene, está al margen de cualquier circuito global.
El museo de arqueología más popular (Tumbas Reales de Sipán, en el norte del país) recibe el 7% de lo que recibe el más popular de Latinoamérica: unas 155 mil personas al año.
¿Podemos pensar que el potencial para crecer es grande si existiera uno o varios grandes museos nacionales, con estrategias de comunicación, marketing y propuestas digitales?
Punto de quiebre
Lo que quiero decir es simple: nadie duda que Perú tiene grandes colecciones de arqueología para convertirlo en un protagonista global.
Lo que no tiene es lo que puede hacer irrelevante a un gran museo: estrategias para atraer más públicos; producción de contenidos virtuales; planes de marketing para su sostenibilidad.
El museo de arqueología más visitado del Perú recibe una fracción de las visitas que recibe el museo del Banco de Sao Paulo. Fuente: Ministerio de Cultura. |
Una de las coincidencias de los 18 directores de museos y expertos peruanos con los que conversé, o respondieron por escrito, es que en el país hay una “tremenda falta de profesionalización” del sector.
En cuanto a las comunicaciones, los museos de Perú no tienen estructuras profesionales de comunicación.
La mayoría de las personas consultadas señaló que las comunicaciones deberían ser algo central en la gestión de museos, pero todos reconocieron que se le da poca importancia.
La realidad es que la comunicación suele estar en la categoría de “lo vemos después”.
En aquellos casos donde hay alguna idea, esta sigue limitada a una página web, información pasiva o una nota de prensa.
Fueron 18 expertos y directores de museos en el Perú que respondieron a una serie de preguntas. Imagen: autor. |
Cuando se presta atención a sus públicos, que también son raras excepciones, estos suelen ser fundamentalmente los que visitan el espacio físico. No los virtuales.
Y cuando se habla de educación varios tienen importantes programas. En algunos casos son programas educativos que no tienen que ver con sus colecciones. Son los que de noche se convierten en un colegio o instituto superior.
Y hay los que sí buscan hacer programas interpretativos, vinculados con las comunidades vecinas.
En ningún caso se trabaja para/con públicos virtuales, con los peruanos fuera del ámbito físico.
Producción de contenidos
De otro lado, existe unanimidad en la necesidad de invertir en producir contenidos para sensibilizar sobre patrimonio. Pero esto tampoco se está haciendo.
En este momento, no hay institución alguna que se encargue de producir contenidos online.
A lo que llegan algunos es a compartir sus catálogos en línea. Se informa pero no se comunica el patrimonio.
Es de asumir que si fueran museos más grandes y tuvieran más presupuestos, implementarían las estrategias de comunicación que dicen apoyar.
Dos importantes ejemplos de lo que ya se está haciendo en el continente son el Museo de Arte Precolombino de Santiago, en Chile, y el Latino Center del Smithsonian, en Estados Unidos.
Los entrevistados coinciden en este tema pero nadie lo está haciendo. Imagen: autor. |
El papel de las comunicaciones que propongo va más allá de esa mirada tradicional.
Involucra aspectos que tienen que ver con: cómo atraer más públicos, cómo incorporar a los públicos virtuales; cómo educar con materiales online; cómo usar la tecnología de medios para mejorar la propuesta de los museos y, sin lugar a dudas, cómo aumentar sus ingresos.
Por eso más relevante que la ubicación de un museo, es definir qué hará ese museo una vez esté instalado físicamente.
En ese sentido, la singularidad cultural y territorial del Perú se puede articular sobre tres ejes de acción:
- públicos
- tecnología
- comunicar el patrimonio
Asumir la responsabilidad de llevar los contenidos a todos los peruanos, dentro y fuera del país, es una inversión, sin lugar a dudas.
Y es que hay una misión que es irrenunciable a un museo de esta categoría: educar. Y educar en múltiples plataformas, con formatos atractivos, con narrativas inclusivas, que sean participativos, cambiantes, estimulantes…
Un gran museo nacional puede llegar a cumplir con estos objetivos. Imagen: Google+autor. |
Lo resumiría en unas líneas:
- Tener un museo, físico y virtual, que nos ayude a tomar conciencia, como dijo el presidente Kuczynski en su discurso inaugural, de que somos un país milenario y cuna de civilización.
- Un museo que llegue a todos los peruanos, dentro y fuera del territorio.
- Que sea productor de contenidos, estimulantes y atractivos.
- Que sea autosostenible (merchandising, servicios y publicaciones).
Porque una realidad es inescapable: los consumos culturales y de ocio cada día están más regidos por la tecnología y las comunicaciones. Y las estrategias se necesitan hoy.
Estimado Javier:
ResponderEliminarSuscribo todas las líneas. Evidentemente que podría existir un mejor lugar donde ubicarlo. Pero si existe una voluntad y posibilidad tangible de hacerlo. Nada es perfecto.
Me precio de haber logrado cuando fui Ministro de Justicia de haber conseguido el local del Correo Central para el Archivo General de la Nación, que hoy disfruta y ha permitido un mejor desarrollo e implementación de sus servicios. Y esto se logró porque coincidió la decisión política con la posibilidad de lograrlo.
Coincido con Luis Lumbreras, en el sentido que frustrar esta posibilidad real por una probabilidad futura, nos deje un nuevo medio siglo sin contar con un museo, que esté acorde con nuestra condición de cultura prístina de la humanidad y con las expectativas que la humanidad tiene cuando visita el Perú y que espera encontrar uno de los museos más importantes del mundo.
Saludos y un fuerte abrazo
Fausto Alvarado
Estimado Fausto, muchas gracias por participar. Insisto en que una vez superado el debate de la ubicación es importante saber qué hará ese museo. Limitarlo a la exhibición de piezas para los que puedan visitarlo físicamente me parecería una pérdida de oportunidad. Trabajar una opción virtual, adicional a lo físico, permitirá cumplir con la misión de un gran museo nacional: serlo para todos los peruanos, estén donde estén, y todos interesados en el pasado arqueológico del país. La otra cara de la moneda es que la mayoría de museos del país está en muy malas condiciones donde falta casi todo. Para muchos, pensar en una propuesta de comunicaciones parece una fantasía pero creo que justamente ese debería ser el primer paso.
EliminarNuestra cultura, una riqueza postergada.
ResponderEliminarEn días pasados el blog de Lima Milenaria publica un post alrededor de la discusión del Muna-Museo Nacional de Arqueología que titula "más que un museo una misión". En la nota hace evidente la
precaria situación en la que aún se encuentra la cultura peruana. Parecería que en el Perú más que enriquecer, divulgar, apreciar y adueñarnos de nuestro riquísimo patrimonio cultural hemos hecho todo lo posible por desmembrarlo, empobrecerlo y peor aún olvidarlo. Uno de los 6 países cuna de civilización, con tradiciones que aún sobreviven miles de años, nuestro país aún no tiene en los propios peruanos la convicción de que esto constituye nuestra mayor riqueza y el mayor diferencial dentro de una cultura global. Recientemente El Comercio pública una encuesta sobre qué hace al Perú atractivo: "La gastronomía y nuestra historia", ambas riquezas culturales.
Armando Andrade
Muy sorprendente, es verdad. Por eso insisto en que para el 2021 me gustaría ver un gran museo de arqueología en Lima. Que ya es hora.
EliminarDebemos dejar de ver un museo ( y la historia que contiene) como mercancía, en donde la mayor o menor cantidad de visitas (clientes) sea el motor de su existencia. Bajo un discurso progresista que se sustenta en una "grandeza" prehispánica, se quiere encubrir un modo hegemónico de apropiarse de la historia y se llega a puntos tan obscenos como los señalados en este articulo. Necesitamos espacios de reflexión y memoria descentralizado, no un edifico (super caro) con un historia domesticada, digerida y comerciable.
ResponderEliminarEstimado, o estimada, siempre es tan fácil esconderse en el anonimato para comentar. Pero respecto a lo que dice, por qué cree que ambas visiones se oponen? yo la veo como complementarias. Necesitamos espacios de reflexión y memoria, sin lugar a dudas. Descentralizados me parecen que están porque solo el ministerio de Cultura tiene 55 museos en todo el país. Estamos de acuerdo también en que merecen más fondos y mejorar enormemente su gestión. Pero aparte de eso hay un elemento fundamental: yo parto de la idea que la dimensión cultural del Perú es tal que necesita un gran museo, un gran edificio, y si es con la mejor arquitectura mejor aún, para mostrarlo. Pero yo no creo que papá Estado debe financiar todo. Por eso los mejores o más grandes museos deben ser autosostenibles. Eso lo logras con un muy claro plan de marketing, con estrategias que te permitan distintos tipos de ingresos y que eso te permita financiar tus programas educativos y sociales. El asunto es saber gestionar y separar lo que es puramente comercial de lo demás.
EliminarEstimado, no me oculto en el anonimato, quizás un error por el apuro, pues en la cuenta de Facebook comente lo mismo. Por otro lado y más importante:
Eliminar1- El estado no es papá de nadie, si tú lo sientes así, es tu perspectiva personal. Para mí el gobierno (el estado) administra los recursos de todos los peruanos, los tuyos, los míos, los de las comunidades de la selva, sierra y costa. Por ello creo que todos tienen derecho opinar y a estar en contra de una decisión tomada solo por unos “expertos” y a puertas cerradas.
2- El “modelo exitoso” de museo del que hablas y desarrollas en el texto, es uno básicamente sustentado en la modernidad; lo cual no es nuevo, son los mismos discursos del siglo XIX desarrollados en Europa y los de inicios del siglo XX en América. “vamos a tener un museo moderno”, solo que con nuevas tecnologías, más capacidad de impacto “virtual” y con una lógica de rentabilidad más acentuada, solo eso.
3- Las cantidad de visitantes (en tu lógica: clientes) de los ejemplos que señalas, no responden a visitantes que se dirijan exclusivamente al museo, estos museos son parte de muchos intereses que convergen en lugares como París. No creo, honestamente, que pienses que estos 7 millones de visitantes al museo de Louvre hayan ido allí movidos solo por ese lugar. El uso que das a esas cifras son sesgadas.
4- Por último, creo que la pregunta más importante antes de construir edificios o la creación de un Museo nacional, debe ser: ¿es necesario tener un museo nacional?, y la respuesta no debe pasar por esa retórica vacía de que por que somos un país milenario o grandioso, con infinidad de culturas, objetos y sitios espectaculares; que como bien debes saber, han servido desde que somos república para legitimar relaciones de poder.
Alex Gonzales.
Hola Javier, es un excelente análisis porque la construcción del Museo no está excenta de lo que significa ese mismo Museo como concepto. Su levantamiento en un lugar específico puede ser enfatizado por sus recursos digitales, así todos los peruanos podríamos acceder a su colección on line, sin necesidad de grandes movilizaciones tipo Google Art Project. Y esta capacidad de difusión virtual confirma que el Museo no necesita estar centralizado en Lima. Teniendo aquí la mayor posibilidad de conexión de fibra óptica, nosotros los limeños podemos disfrutar más del consumo virtual y más bien darle el espacio físico y la infraestructura a otra región del país que necesite reforzar o impulsar su turismo. Sin ir muy lejos Ica o Ayacucho o Junin podrían albergar el MUNA, dinamizar el sector cultural de la región e incluir su visita dentro de un circuito turístico mayor.
ResponderEliminarQuerida Rebeca, es un buen punto de vista. Y por qué no, cierto? Estás partiendo de la posición que un museo como el previsto va a generar tantas visitas e ingresos que permitirá dinamizar las economías de otras regiones. Por qué limitarnos a un solo MUNA entonces, porque según el arqueólogo Luis Jaime Castillo en los depósitos tenemos tal cantidad de material para armar ocho munas. O por qué no pensar que de repente en Pachacamac también puede dinamizar la economía de las tres millones de personas que viven alrededor. Al final siempre es una cuestión de visión y voluntad política, y ojalá sea lo que marque la decisión que tome. Abrazos
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