Inicio de la marcha en Plaza San Martín. Fotos: JLizarzaburu. |
No fue difícil entender lo que pedían a gritos: “Basta de improvisación, queremos planificación”, “menos cemento, más parques”, “Lima te quiero, por eso te defiendo”... y una combinación de expresiones mezcladas con todo tipo de emociones y sentimientos. Lo que suele suceder cuando tienes 18.
Pero aquí había un tema de fondo: qué ciudad van a recibir cuando les toque, qué espacio estamos creando hoy que definirá su calidad de vida a futuro.
En esta marcha había reclamo, pedido, exigencia, ruego, grito, demanda. Una urgente necesidad de ser tomados en cuenta.
Después de todo, ¿no tienen todo el derecho de preguntar qué ciudad les estamos dejando?
Participaron colectivos de estudiantes de arquitectura y de la sociedad civil. |
La actividad fue organizada por la Unión de Estudiantes de Arquitectura de Lima, UDEAL, a la que se sumaron una serie de organizaciones ciudadanas.
Según lo publicado por ellos mismos en su página de Facebook, y con el hashtag #ReaccionaLima, “nos pronunciamos y manifestamos contra la desidia, la improvisación, la falta de transparencia y el autoritarismo con que se viene gobernando la ciudad”.
Entre una lista de varios puntos que cuestionan aparecen:
- Ninguna propuesta al transporte público integrado en la capital.
- Obras viales inconsultas: Viaducto Las Américas (La Victoria), Viaducto Benavides (Surco), Pasos a desnivel en Salaverry (San Isidro y Lince).
- Preocupación sobre la gestión de espacios públicos: Alameda los Incas (Independencia); Parque Manhattan (Comas), Parque Castilla (Lince).
- La negativa a que asistan a las sesiones de Concejo Metropolitano.
Y me pregunto con qué argumentos puede alguien decir que estos jóvenes están equivocados. Lo que veo y lo que vivo en Lima es preocupante.
Estamos creando una ciudad invivible que no logra superar sus problemas más elementales. Y eso debería llamar nuestra atención.
Una marcha pacífica, acompañada por la policía. Paso de ciclistas. |
Eliminar el mayor parque público que se iba a levantar en Lima en más de 100 años, junto con la recuperación del río Rímac, está mal. Lima tiene el aire más contaminado de América Latina y una peligrosa deficiencia de áreas verdes.
No responder, no rendir cuentas, ignorar los reclamos de vecinos, regidores y ciudadanos, está mal. “La ciudad es nuestra” decía uno de los lemas de la marcha, y no hay mayor verdad que esa. No se puede gestionar Lima al margen del ciudadano.
Y esto no tiene nada que ver con preferencias políticas. Toca aprender de la experiencia acumulada de muchas ciudades del mundo, que nos indica qué opciones existen.
Esto, en realidad, tiene que ver con temas básicos de cómo funcionan ciudades sanas. Porque lo cierto es que muchas de las decisiones que se están tomando en Lima, o no, le quita futuro a la ciudad. Les roba futuro a los jóvenes.
La importancia de los espacios públicos, cuya integridad está siendo amenazada. |
Sabemos que Lima necesita una visión. Pero esta no se ha manifestado. ¿Hacia dónde avanzamos? ¿Cuál es nuestro modelo de ciudad? Muchos venimos preguntando esto y no hay respuestas.
Si las hubiera, deberían estar ahí expuestas para todos. Ser debatidas, conversadas, mejoradas.
Una suficiente señal de alarma debería ser que el grueso de expertos y urbanistas cuestiona las medidas de la Municipalidad de Lima. Y este es un hecho que tampoco se puede ignorar.
Incluso una institución como el Colegio de Arquitectos, caracterizada por su silencio y su indiferencia a los problemas de la ciudad, recientemente alcanzó un límite.
En declaraciones estos días, el decano José Arispe, por fin llegó a decir algo y cuestionó el tema de los by-passes porque, señaló, no solucionan el problema del transporte urbano:
“Son tecnologías que se han usado mucho en los años 70s, ya no es lo más conveniente (…) Ya no es (la idea) hacer grandes infraestructuras…”, señaló.
Y todo esto en un contexto de ciudad con valores transtornados y donde no parece hacerse nada para enfrentar la informalidad.
Una informalidad incontrolada, propiciada, arropada, que carcome todo brote de seriedad, de orden, de institucionalidad. ¿Qué ejemplo estamos dando?
De verdad, ¿qué ciudad les estamos dejando?
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Vea aquí las entrevistas con dos de los más destacados arquitectos, urbanistas y académicos:
- Wiley Ludeña, de la Universidad Ricardo Palma
- Pablo Vega-Centeno, de la Universidad Católica
Fotos: JLizarzaburu.