Garagay. Tesoros escondidos y olvidados durante 3.800 años que empiezan a salir a la luz. Uno de los mayores templos de la antigüedad nos devuelve memoria. Foto: JLizarzaburu. |
El propósito fue argumentar el caso para revisar el modelo patrimonial aplicado a Lima. Un modelo anquilosado, que no ha sabido adaptarse a profundos cambios ocurridos internamente ni a tendencias internacionales que reflejan una nueva manera de entender el patrimonio.
Hay varios modos de explicar esa situación. Uno, tiene que ver con la ausencia de relatos de continuidad que reflejen nuestros procesos culturales a lo largo del tiempo.
Pero, además, hay elementos que se remontan a los orígenes fundacionales de esta ciudad que tienen que ver con la manera cómo se construyó nuestra idea de patrimonio, y el patrimonio de quiénes.
Durante la presentación ante el V Encuentro de Centros Históricos. Convento de los Descalzos, Rímac. Foto: David Pino. |
Pero eso también tuvo consecuencias en la manera cómo aprendimos a vernos a nosotros mismos, los mestizos, y cómo consideramos nuestro legado cultural, mestizo.
El profesor Javier Pinedo, un ilustre catedrático y humanista chileno, ve en esta actitud repetida en toda América Latina una explicación a lo que él describe como una “identidad desgarrada” porque, según explica, “históricamente en lugar de trabajar una sola visión del patrimonio, la cultura ha sido vista y planteada desde lo europeo como lo superior”. /2
Esta siguió siendo la actitud preponderante en Lima hasta bien entrado el siglo XX. Incluso, cuando en 1991 UNESCO declara un sector del Centro como Patrimonio Mundial se hace en estos términos, según se puede leer en la página web del Ministerio de Cultura:
“Conocida como “La Ciudad de los Reyes”, el Centro Histórico de Lima es la prueba tangible de la gran importancia que tuvo el Virreinato del Perú entre los siglos XVI y XVIII a través de su traza urbana fundacional (…)
Muchos de estos edificios, conservan sus valores arquitectónicos, tecnológicos, tipológicos, estéticos, históricos y urbanos; los mismos que reflejan el proceso cultural de esta antigua colonia española en América hasta nuestros días”. /3
Una modesta y ancestral técnica prehispánica, usando quincha y adobe, fue reutilizada a partir del siglo XVIII para salvar la arquitectura española de Lima. Foto: Google. |
Ese esquema siguió siendo el legítimo, en el caso de Lima, hasta mediados del siglo XX. Pero es ahí cuando la realidad lo revuelca todo, como bien lo planteó estos días Rolando Arellano en su columna publicada en el diario El Comercio. /4
Los grandes movimientos migratorios con el tiempo transformaron la identidad misma de la capital. El rápido crecimiento de la urbe empezó a dejar a la vista una vastedad de sitios arqueológicos, que continúan sorprendiéndonos hoy.
Los consecuentes estudios empezaron a explicar un paisaje que durante siglos había permanecido oculto y desconocido para la mayoría.
Más allá de nuestras fronteras, en el contexto de América, no hay otra capital con un legado de similar dimensión. Son más de 450 sitios arqueológicos que representan una continuidad de 4000 años de civilización y arquitectura.
¿Cómo encaja todo lo anterior con la visión tradicional de patrimonio?
¿O con la visión de centros históricos?
¿O con la misma misión de proteger memorias y fortalecer identidades?
La fundación española de Lima. Imagen que incluye a protagonistas indígenas. Fuente: C.E.Guzamán2009. |
Pero hay un incuestionable quiebre con todo lo que simboliza el Perú antiguo. Lo que suelo encontrar, es una desvinculación entre el ciudadano y su legado precolombino.
Es en este punto que se puede ver con claridad que lo que empezó en el siglo XVI, y continuó vigoroso durante la República y parte del siglo XX, es lo que describo como un consistente proceso de ‘extirpación de la memoria’. Intencional o no, el resultado es evidente.
Esa desaparición de vínculos y memoria explica, en buena medida, por qué para un ciudadano común una huaca no le dice mucho. O ve que hay nada que lo identifique con ella.
Sin embargo, si extraemos valores esenciales que se pueden asociar a esta herencia prehispánica, como la adaptabilidad, la innovación, la resiliencia, la capacidad de construcción, uno diría que son los mismos valores que nos definen y nos explican hoy.
Las preguntas esenciales: recuperar patrimonio ¿para qué? ¿para quiénes? ¿y cuál memoria? ¿las de todos?. Foto: Allison Bellido. |
Por eso mismo, ¿estamos de verdad entendiendo el valor patrimonial de Lima?
Finalmente, no cabe duda que el primer responsable en esta cadena de responsabilidades es el Estado, el que debe adecuar sus políticas y planes a la realidad del país, de modo que este legado tenga sentido y relevancia para todos y cada uno de nosotros.
Una revisión de ese modelo para Lima debería incluir algunos elementos clave:
- Considerar una sola herencia: precolombino, virreinal, republicano, Siglo XX y contemporáneo.
- Reconocer la especificidad patrimonial de Lima, que la hace distinta de otras ciudades.
- Incorporar todo este legado en una sola narrativa de continuidad.
- Tener claro para qué recuperamos patrimonio y para quiénes.
- Reconocer un modelo de ciudad patrimonial que se nutre de varias raíces.
Pero hay otra dinámica, quizás más personal, que viene emergiendo en distintos sectores de la sociedad civil. Una manera muy clara de describirlo es el de recuperar memoria. De re-encontrar esos vínculos extirpados y que hemos mencionado varias veces en este blog. Es una forma vital de fortalecer una identidad ciudadana.
Después de todo, podemos seguir viendo el patrimonio en compartimentos estancos, que es un reflejo del estado actual de la nación. Pero también podemos hacer algo para adaptarnos a una realidad más rica, más compleja, más prometedora, como la que vivimos hoy.
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Notas:
/1 Evento organizado por UNESCO, AECID, Patronato del Rímac y Municipalidad del Rímac, los días 24 y 25 de octubre.
/2 Pinedo, Javier - Universidad de Talca, charla sobre Patrimonio y Cultura, Santiago de Chile, mayo 2016
/3 Haga clic aquí para ir al texto sobre la declaratoria en la página web del ministerio de Cultura.
/4 Haga clic aquí para ir a la nota de Rolando Arellano.