La entrada anterior de este blog, sobre el edificio Limatambo, generó algunas opiniones cuestionando lo que algunos consideramos valioso. Y es lógico. Vivimos en una ciudad donde nunca nadie nos enseñó lo que teníamos. Ninguna autoridad se tomó el trabajo de decirnos el valor de nuestra herencia arquitectónica. No hubo manera de empezar a apreciar y entender que vivimos en una de las ciudades más ricas y más originales que existen.
Con esos antecedentes, qué se podía esperar ahora que hemos entrado en un proceso de destrucción acelerada de un legado de miles de años. En cualquier otro lugar, la ciudad entera se habría levantado ante estos crímenes. Acá, siento que tenemos que empezar por manejar nociones comunes. A conocer un poco más.
Para ello entrevisté a Norma Barbacci. Ella es arquitecta y Directora para América Latina, España y Portugal, del World Monuments Fund (WMF). El WMF es posiblemente la organización privada de protección de patrimonio más influyente del planeta, con proyectos de salvataje en todos los continentes. Ella respondió a mis preguntas via e-mail desde sus oficinas en Nueva York.
Para tenerlo claro desde el principio ¿qué entendemos por protección de patrimonio?
Significa prevenir la destrucción, el deterioro o la modificación exagerada de lo que consideramos un legado importante, o un bien de valor común. Por modificación “exagerada” me refiero a aquellos cambios que destruyen la integridad del bien o, en otras palabras, que atentan contra los valores más importantes o la esencia de este. El cambio es bueno y necesario pero hay “límites de cambio aceptable”.
¿Qué se suele proteger?
El derecho de todos de poder disfrutar del patrimonio – no solo la propiedad privada o el monumento religioso, o el sitio arqueológico de interés académico. Es también el derecho a conocer nuestra historia, raíces, y logros como nación a través de las obras arquitectónicas de nuestros antepasados. La trama o tejido histórico urbano es tan importante como el monumento en sí. Es también una manera de preservar nuestra identidad.
¿Cómo se hace?
En primer plano previniendo, a través de legislación de protección y designación de monumentos o distritos históricos; zonificación apropiada; creación de incentivos fiscales para el mantenimiento y la rehabilitación de sitios patrimoniales; y educando y concientizando a la comunidad sobre estos valores y los potenciales beneficios (incluyendo los económicos y la calidad de vida) de preservar el legado histórico…
Después...
… conservando, restaurando o poniendo en valor el patrimonio cuando este se encuentra deteriorado, o su uso original se vuelve obsoleto en algún momento de su historia, lo cual implica un trabajo de reciclaje. Finalmente, vigilando y defendiendo el patrimonio cuando es atacado, y por supuesto fiscalizando (en serio) a los que no cumplen con las reglas de protección.
¿Qué ciudad(es) de América Latina son ejemplares en este campo?
Quito, Bogotá, La Habana Vieja, Salvador de Bahía (Plan de Rehabilitación Participativo) y, por qué no, los poblados de Lampa o Andahuaylillas en el Perú.
Iglesia de Andahuaylillas, Cusco, recuperada con apoyo del WMF |
Ha logrado avances en la conservación de los monumentos y plazas más emblemáticos del Centro Histórico, pero aun no logra establecer las reglas de juego apropiadas para promover la protección y reciclaje del tejido histórico. Por eso se ven casos desafortunados como Mateo Salado (zona de amortiguamiento), el Edificio Limatambo (protección de patrimonio moderno) y otros. El caso de El Paraíso es diferente ya que es un caso de flagrante delito de parte de una empresa privada. El castigo debería ser ejemplar en este caso para desincentivar este tipo de acciones.
Algunos piensan que solo hay que salvar el Centro Histórico…
Esta es una visión algo limitada del patrimonio. El Centro Histórico debería ser considerado como parte integral de la ciudad de Lima, no solo como un destino de interés para algunos turistas y donde se va por necesidad de hacer algún trámite gubernamental. Hay que salvar también los barrios residenciales a través de una zonificación coherente (y así evitar la mutilación de casas para convertirse en chifas, por ejemplo), o el contexto o zona de amortiguamiento de monumentos milenarios como las huacas.
¿Qué valor arquitectónico le encuentras a Lima?
Sebastián Salazar Bondy en “Lima la Horrible” describe una ciudad des-integrada donde la oligarquía y lo colonial tienen precedente sobre la integración social e histórica de la ciudad. Al contrario, creo que Lima tiene valores arquitectónicos-históricos poco apreciados como las huacas milenarias, la arquitectura colonial en los dos lados del rio Rímac, el adobe como material “noble,” eficiente y ecológico, sus construcciones modernas como el edificio Limatambo de Enrique Seoane, o los complejos residenciales como la Unidad Vecinal #3 de Luis Dórich, su traza urbana, sus parques y jardines, etc.
¿Qué valor le encuentras al edificio Limatambo? ¿Qué se pudo hacer?
El edificio Limatambo del arquitecto peruano Enrique Seoane Ros, construido en los años 50’s es una obra de arquitectura domestica que fue innovadora para esa época en Lima. Lo visite mucho en los años 70’s (mi hermano vivía allí) y recuerdo estar muy impresionada por su comodidad, grandes ventanales y profusión de luz, y su gran genius loci o sentido de lugar. En lo referente a que se pudo hacer – yo diría haberlo designado como monumento para protegerlo contra su destrucción o modificación. En vez, le pasó lo que a muchos monumentos de arquitectura moderna: no logró sobrevivir lo suficiente como para ser suficientemente valorado y llegar a ser monumento... Una pena.
¿Qué factores son los que se toman en cuenta para proteger un bien inmueble?
Son varios: antigüedad, estilo, valor simbólico, más el potencial económico que estos bienes poseen y que se puede realizar a través de un reciclaje apropiado, y los “green points,” o puntaje ecológico, que habría que considerar cuando se reutiliza un inmueble que contiene una gran energía incorporada la cual fue utilizada en su construcción.
Pero toda ciudad crece y el precio del desarrollo implica que no se puede conservar todo…
Estoy de acuerdo en que no se puede conservar todo, pero creo que la decisión de qué salvar y qué no debe responder a una evaluación consensada y basada en criterios sólidos.
¿Qué hay con Miraflores? hay quienes sostienen que ha perdido su valor histórico.
A mi parecer, Miraflores ha llegado a un punto de inflexión donde se perdió el balance que existía hace unas décadas, cuando la construcción nueva y las casonas históricas convivían más o menos amistosamente. Ahora encontrar vestigios del antiguo Miraflores o de una escala humana es cada vez más difícil. A esto me refería en relación a los “límites de cambio aceptable”.
En el caso de Lima, ¿qué se necesita reforzar?
Varios elementos: el papel del poder judicial, empresa privada, sociedad civil, leyes y, particularmente, la educación cívica desde la niñez. La preservación histórica, así como la conservación del medio ambiente son actividades sumamente cívicas, donde el bien común y el beneficio individual deben lograr un balance.
¿Qué papel le corresponde la sociedad civil en todo esto?
Creo firmemente que el papel de la sociedad civil en la protección del patrimonio es esencial. El Estado puede crear leyes y tratar de ejecutarlas con incentivos o castigos, pero nunca es suficiente ya que siempre existen intereses privados que buscaran escapatorias para burlarse del sistema. En una democracia, la sociedad civil tiene el derecho y la responsabilidad de estar vigilante y defender lo suyo, el legado de sus antepasados, su calidad de vida, su medio ambiente.
Tony Puig [uno de los artífices de la transformación de Barcelona en los 90s] estuvo en Lima hace poco y dijo que a la ciudad solo le quedan tres años para empezar a hacer algo (por decir que la bonanza económica no durará siempre y que si no se hace algo hoy, habremos perdido la oportunidad) ¿Estás de acuerdo?
Completamente, aunque no necesariamente con el límite de tres años. La planificación hay que hacerla proactivamente y no hay mejor momento para reforzar instituciones, mejorar leyes, zonificar, capacitar, y sensibilizar que cuando las necesidades básicas o las amenazas no son tan urgentes. Por otra parte, la disponibilidad de recursos para inversión puede ser aun más destructiva para el patrimonio si en vez de estos ser canalizados hacia acciones de conservación y reciclaje, son utilizados para la demolición y construcción especulativas.
Foto 1: puntoedu.pucp.pe
Foto 2: WMF
Interesantísimo. Y aterrador, al mismo tiempo. Porque es evidente que la ciudad está siendo "saqueada" urbanísticamente por piratas y filibusteros. Me pregunto qué canales tiene la sociedad civil para ser más proactiva en este caso.
ResponderEliminarPara empezar, creo que las redes sociales han transformado el panorama, Marcela. Tienen la capacidad de aglutinar y de convocatoria necesarias. A partir de ahí, supongo, es todo lo que se nos ocurra, no? abrazo
EliminarJavier, el funeral lo llevamos dentro, la agonía la vemos todos los dias....
ResponderEliminarLa destrucción del patrimonio edificado va mas rápido que la expansion de las cadenas de fast food, y ciertamente mucho mas rapido que todos los pocos intentos de detener la masacre.
Ante la inoperancia y falta de criterio en el Estado es lamentable el poco apoyo del sector privado: nos sobran los dedos de una mano para listar a las empresas que aportan a ello. No la ven, no la sienten, no la entienden. Hay un problema no solo de conciencia histórica sino de carencia de sensibilidad, y cuando menos, de sentido común. el problema no es solo Lima: desafortunadamente Lima impone la moda y la destrucción del patrimonio en provincias es pavoroso...
Un camino, Alejandro, es seguir insistiendo y tratar de que escuchen. No escuchan? No importa. Otros escucharán y cuando más gente hable será mejor.
Eliminarmuy interesante.
ResponderEliminares cierto yo en lo personal me siento mal, es cierto el estado tiene mucho que ver con esto su falta de apoyo y la poca conciencia que tenemos los peruanos por lo que realmente es patrimonio... desde pequeños deben en los colegios enseñar quienes somos en realidad nuestra verdadera identidad como peruanos
Así es Yezika. Voluntad política también
EliminarEnviado por Aldo Bolaños:
ResponderEliminar"Hay la falsa idea, como dijo alguna vez alguien en El Comercio, que la destrucción de las huacas era por el racismo que consideraba a estas como "cosas de indios". Esa explicación está bien, pero para la época de las extirpaciones de idolatrías. El problema es mucho mayor que eso. No se destruye sólo el patrimonio arqueológico, sino también el de la Colonia y el de la Republica. Es más, el contemporáneo también: se destruye el parque que tienes al frente de tu casa, la gente orina al pie de los monumentos, sea Pizarro, Grau, Bolognesi o Basadre; los parques se usan de basurero y las huacas de baños públicos por alumnos e inclusive profesores, luego de la clase de historia del Perú y de escuchar las grandezas del Perú prehispánico (poco se difunden sus miserias).
La identidad no es un acto o cualidad subjetiva, es totalmente concreta y se manifiesta de verdad en nuestros actos cotidianos. La identidad con el patrimonio, por lo tanto, solo es posible cuando las personas (y la sociedad organizada desde lo civil y desde lo público) tienen control y ejercen poder sobre su entorno, sobre su paisaje (que también es patrimonio), de modo democrático. Es, cuando se tiene decisión y responsabilidad sobre el patrimonio, que este asume una función transformadora en contra de su aparente situación estática y detenida en el tiempo, sobre su aparente inutilidad anclada en lo arcaico, en su aparente contradicción con la modernidad.
Edificios , casonas y huacas, son una parte más de la gran crisis del paisaje. Si algo debería afectarnos es eso. El paisaje peruano, es el producto del trabajo del pueblo andino a lo largo de milenios. Las cordilleras esculpidas en andenes y adornadas de papas, maíz y mil otras comidas y fibras, los templos y ciudades prehispánicas y los caminos que las unen. Luego este paisaje se siguió construyendo con la mano, las piernas y las espaldas de los esclavos afroandinos y de los indios sobrevivientes. En este paisaje, vivimos. Edificios, casonas y huacas ¿para qué sirven?, pues para seguir existiendo".
El descuido por el entorno en general, de lo que la destrucción de huacas, casonas y edificios forma parte, tiene que ver con cómo nos tratamos; de hecho no encontraremos "causas", no perdamos tiempo buscándolas, porque tendríamos un listado largo y empezaríamos a discutir sobre cuál es la más importante, no podríamos ponernos de acuerdo y mientras tanto aumentaría el número de destrozos. Pero no puedo dejar de pensar en que el cuidado -material, físico- del campo, de las casas, (pensando en lo más de diario, en lo cotidiano) se le encargó a la población sometida a la servidumbre. Como que cuidar algo era cuestión de inferiores; y el encargo era hecho por los que tenían alguna autoridad sobre ellos; casi no recibían pago, les competía por ocupar los peldaños más bajos de la sociedad. El "descuido" ha unido a mucha gente, y se ha extendido como una mancha de aceite entre nosotros. Releía a Guamán Poma hace unos días, buscando un dato sobre escuelas para niños indígenas, y reparé en algo que antes no había notado: lo sucias y oscuras, lo desangeladas que eran las casas de los doctrineros a fines del XVI e inicios del XVII, sobre todo los lugares donde "ajuntaban" a las indias, para que sirvieran a los curas. El cronista indígena asociaba el descuido doméstico a la lascivia y a la codicia ilimitada de las autoridades del reino -encomenderos, corregidores y "padres" de doctrinas- que tomaban para su servicio personal -que incluía el sexual- a indias -doncellas, jóvenes y también casadas: "y no hay justicia en este rreyno". Esta fue una de las tantas situaciones que el cronista escogió para narrar la historia de la servilización.
ResponderEliminarMuy buen reportaje y habiendo conocido tu Lima realmente hay que seguir luchando. Difundiré este reportaje y pasaré tu material a CICOP Argentina y Chile, ya que se está trabajando y por supuesto con desigualdades para con el patrimonio del S XX y en que se llega siempre tarde al rescate de una obra o un legado de paisaje cultural urbano. Al menos nos queda la palabra- como decía el poeta español León Felipe- para defender el patrimonio.
ResponderEliminarsaludos del Uruguay
Eduardo Montemuiño
Gracias, Eduardo. Un abrazo
EliminarTotalmente de acuerdo con este reportaje. Hay que seguir insistiendo en que se tome conciencia de nuestro patrimonio, de ir eliminando esa suerte de "baja autoestima social", que no gusta de apreciar su pasado historico. Por otro lado la falta de cultura de muchas autoridades, que contando con las herramientas para solucionar estos atentados que vemos continuamente al ya desgastado patrimonio, no toman accion para empezar a remediar esta situacion por lo menos de manera progresiva.
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