miércoles, 12 de marzo de 2014

"Poner en valor su patrimonio llevará a Lima al Siglo XXI"


Algo de lo que dijo Gastón Acurio la semana pasada me dejó la curiosidad abierta. “Hay empresarios interesados en recuperar casonas pero la ley ha generado un ambiente hostil”, y eso sirvió de punto de partida para seguir explorando el tema.

Javier Sánchez Corral es un arquitecto y desarrollador inmobiliario que conoce muy bien Lima, donde tiene algunos proyectos, y vive entre México y Estados Unidos. Parte de su trabajo, sobre todo en su país natal, es la recuperación de casonas históricas con una visión contemporánea.

Su despacho de arquitectura ha ganado más de 55 premios en su país y fuera. Uno de ellos, el León de Oro en la Bienal de Venecia 2008 (Proyectos Urbanos). Esta conversación además permitió hacer un válido paralelo entre nuestra ciudad y el Distrito Federal. Entre las dos ciudades "hay una distancia de 30 años", dice en relación a la protección y recuperación de patrimonio.

Hablamos por Skype desde la ciudad de Kansas, en Estados Unidos, donde se encuentra enseñando en la universidad del mismo nombre.

Hotel Condesa, Colonia Condesa, D.F. Proyecto realizado en un edificio histórico.

¿Qué piensas sobre lo que está pasando en Lima?
Veo que se está construyendo con gran velocidad, y a su paso se van tumbando muchas casonas. Pero además veo muchas similitudes entre la Lima de hoy y la Ciudad de México de los años 80.

¿Qué similitudes?
En el sentido que ambas ciudades hemos vivido procesos donde no se daba valor al pasado y se construyó encima.

¿Cómo era Ciudad de México en los años 80?
Luego del terremoto de 1985 quedaron expuestos muchos terrenos vacíos, y como casi no había ningún tipo de protección de patrimonio ni interés público, como sí existe hoy, entonces llegaba cualquiera y construía algo de 15 pisos junto a una casona porfiriana (fines del siglo XIX y principios del XX).

¿Ya no?
Por suerte hoy ya no se hace. En el año 2000 se introdujeron cambios a los planes de desarrollo urbano de la ciudad, que tomó en cuenta las zonas patrimoniales. Lo que se hizo fue bajar la densidad y la altura de lo que se podía hacer en estas zonas. Durante ese periodo de ‘libertad’ se vino abajo mucho de ese patrimonio.

Hablas de un edificio de 15 pisos junto a una casona como algo aberrante…
Claro que sí. Porque la casa porfiriana terminaba perdiendo valor. Además, estas construcciones tan altas dañan los cimientos de los bienes patrimoniales, y al estar aislados terminan destinados a morir. En esa época no le daban valor a estas casas.

Las casonas porfirianas (por Porfirio Díaz) marcaron estilo en la esquina de un siglo.

¿Conoces la Ley de Patrimonio peruana?
La he leído y veo que el Estado pide al dueño de un bien histórico que se encargue de protegerlo, que me parece bien, y lo amenaza con expropiar su propiedad si no lo hace. Pero no se ve ningún mecanismo de ayuda. Y este es un punto medular.

¿Por qué?
Porque los dueños muchas veces no saben qué hacer con su propiedad, que es monumento, cuando ven que su vecino – que no tiene un monumento - puede hacer lo que quiere. Entonces el primero dice “la tiro como sea”.

¿Qué obstáculos ves en Lima a la recuperación de casonas históricas?
El principal obstáculo es que no exista una ley más flexible para intervenir estos inmuebles. Si lo voy a hacer, necesito ciertas libertades. Como el uso del suelo. Si quiero hacer un hotel boutique y no una casa, porque la propiedad ya perdió ese sentido, entonces necesito esa herramienta que me lo permita.

¿Y qué oportunidades?
Reconocer el valor arquitectónico y económico que existe en algo que no tiene que volver a construirse.

Algunos sostienen que es más barato traerse abajo una casona…
Hay situaciones específicas donde ese puede ser el caso. Pero el valor entre lo antiguo y lo nuevo es muy diferente. En México tengo clientes que solo buscan comprar casas que son patrimonio. Ese es un mercado que se va construyendo.

¿… que las buscan para recuperar?
Sí. Hay gente que prefiere recuperar las casonas por el valor histórico que le añade a su valor económico, que además es lógico. Igual al principio inviertes más en la recuperación, pero el precio final también es mucho mayor. Una casona restaurada siempre vale más que una nueva.

Ahí es cuando el papel del Estado puede propiciar estos cambios.
El Estado debe decir: ‘quiero que lo hagas, y para que puedas hacerlo te voy a dar estos incentivos’. En México tenemos varios. Un mecanismo, por ejemplo, es el que algunos inmuebles pueden explotar su potencial vendiendo el aire de los pisos que no puedes construir, trasladando ese derecho a zonas no patrimoniales. Esto se usa mucho.

Recuperar casonas: responsabilidad del Estado o la empresa privada…
Es una responsabilidad compartida. El Estado debe facilitar los medios para que sea una inversión rentable. Entonces nos encontramos en una situación en la que todos ganan, porque el Estado normalmente no puede hacerse cargo de recuperar todo.

Chihuahua 78, Colonia Roma, D.F. Recuperación de una casona abandonada.

¿Cuán importante es el movimiento patrimonialista en México?
Mucho. Es muy fuerte y está encabezado por los vecinos. Por ejemplo en la Colonia Roma (el equivalente de Barranco), los residentes han creado varias organizaciones civiles. A ellos se les toma en cuenta cuando se va a trabajar en algún bien patrimonial. Se les informa.

¿Tienen voz y voto?
Tienen una voz muy importante. Además suelen recibir eco en los medios de comunicación. De hecho, han logrado detener construcciones muy importantes. En este punto, entre Lima y México hay una distancia de 30 años.

En tus respuestas siempre hay una referencia al contexto del edificio: los vecinos, los otros edificios, el tejido social. La importancia va más allá de una casona específica…
Sí, porque el contexto es la memoria de la ciudad. Esto implica también un valor económico. Esa memoria es nuestra cultura, es lo que somos y lo que hemos sido.

En Lima no somos muy buenos para respetar memoria…
En Lima he visto muy consternado lo que está pasando con los acantilados en Barranco. Siempre pienso en ese cambio tan maravilloso que hay entre el nivel de la ciudad y el mar. Y la verdad que no puedo imaginarme los acantilados construidos. Hay gente que transgrede ese paisaje y al, construir, destruye.

¿Cuál es el valor de ese paisaje?
Ese paisaje natural también es parte de la memoria. Eso se aplica a lugares donde tienes una vista que va más allá de la arquitectura, que conecta con lo que es la ciudad. Hay una necesidad de crecer y conservar la memoria. El reto para los arquitectos es entender eso, sin someter el patrimonio ni la arquitectura contemporánea.

¿Qué crees que debería pasar en Lima?
Me encantaría que existieran proyectos piloto que pudieran demostrar cómo poner en valor el patrimonio también puede llevar a Lima al siglo XXI. Se puede hacer, y tengo confianza que se va a dar.

La Biblioteca Personal Carlos Monsiváis, parte de un proyecto mayor del ministerio
de Cultura mexicano (CONACULTA). Aquí el ex presidente Felipe Calderón, con
Mario Vargas Llosa durante la inauguración en 2012.

4 comentarios:

  1. La educación en el peruano llevará a todo el Perú al siglo XXI...no "poner en valor" ( si es que se considera que poner en valor es siempre usufructuar) . Ojalá hubiera más conciencia dentro del boom inmobiliario que afea cada vez más las zonas patrimoniales de Lima y que ese fenómeno se tenga en cuenta para las provincias, porque no tardan en querer devorar todo a su paso las constructoras!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En esta página siempre he sostenido que el boom inmobiliario debería servir para la recuperación y puesta en valor de patrimonio arquitectónico.

      Eliminar
  2. Desafortunadamente no podemos estar de acuerdo con el arquitecto Javier Sánchez Corral, los ejemplos de que en México sigue sin respetarse el valor patrimonial de casonas antiguas, destruyéndolas -con argumentos hasta irrisorios- sin el menor reparo, podemos verlas en nuestro sitio web o en muchos otros constantemente (tenemos el caso de la Estación de Policía en la calle de Obrero Mundial o la Plaza Alonso García Bravo en el Centro de la Ciudad de México por mencionar los más recientes)./

    No son las leyes las que dictan sobre qué se conserva y qué no, es el dinero y las posibilidades de hacer negocios para los grandes especuladores del espacio, entre los que se encuentran muchos arquitectos famosos y no tanto, que se dicen defensores del patrimonio arquitectónico de la ciudad.

    Por otro lado, haciendo algunas precisiones, CONACULTA no es el símil exactamente al MINCUL, puesto que este último es una secretaría de estado, mientras que conaculta, es un consejo que se encuentra por debajo de una Secretaría, en este caso, es decir, equivalente al Mincul no existe en México (debería ser la Secretaría de Cultura). Más aún, es en realidad al INBA o al INAH, a quienes les corresponde (según la temporalidad) en el terreno de los hechos vigilar por la protección del patrimonio arquitectónico de la nación, quienes lo hacen la verdad, con poco éxito o muy contados triunfos.

    El arquitecto Javier Sánchez dice que en colonias como La Roma, hay un movimiento importante para conservar edificios históricos, promovidos por lo vecinos, en cierto sentido es cierto y se agradece, pero aún así durante las décadas de los noventa y dos mil de echaron abajo decenas de casa en esta colonia, así como en "La Condesa" (donde el entrevistado ha construido varios edificios). Como bien dices la Roma sería (aunque no estoy de acuerdo con esa comparación) como Barranco, lo que permite un estadio socioeconómico distinto a barrios como La Merced o Tepito (si quieren una comparación, imaginen el Rímac), que se encuentran también en el Centro Histórico pero pauperizadas. En estas colonias, nadie lucha ni defiende la destrucción de "casonas", porque simplemente no es negocio (aún) para ningún capital invertir en estos edificios./ No niego que los conceptos arquitectónicos y urbanos de Javier Sánchez sean válidos, pero un poco de autocrítica nunca va mal.

    Saludos!

    ResponderEliminar