La capital peruana es una ciudad con crecientes desafíos. Las mejores decisiones se necesitan hoy. |
La ciudad
- Al empezar el siglo XXI, Lima enfrenta serios desafíos: una creciente población que en 2020 alcanzará los 11 millones de habitantes.
- Lima es una ciudad levantada en el desierto, con limitación de recursos (agua), vulnerabilidad ante el cambio climático, y serios problemas de infraestructura (transporte, educación, áreas verdes, espacios públicos).
El patrimonio bajo una lupa crítica
- El crecimiento económico ha generado nuevos desafíos sobre huacas, casonas y edificios. Aumentó la destrucción, las invasiones, y la tensión entre lo nuevo y lo pre existente.
- Existe la percepción que ni el Ejecutivo ni el Congreso dan mensajes claros sobre el valor del patrimonio arquitectónico del país.
- La normativa legal de los últimos años ha debilitado el marco jurídico de protección.
Huacas, casonas, edificios son las primeras víctimas de la tensión del crecimiento urbano y económico. Foto: RPP. |
Al mismo tiempo, esta no es la única manera de presentar un diagnóstico del patrimonio en la ciudad.
El patrimonio desde su potencial
- El Perú uno de los seis países que son cuna de civilización el mundo (me pregunto cuántos somos conscientes de esto).
- Lima es una de las pocas ciudades que existen con arquitectura monumental de más de 4.000 años de antigüedad (y somos quizás la única que desconoce este hecho).
- Según el Atlas del Patrimonio Cultural, elaborado por el BID en 2012, de 11.700 sitios arqueológicos registrados en el país, Lima es la región con la mayor cantidad de ellos, (16% del total).
- En el mismo documento, del total de sitios históricos en el país, unos 4.700, Lima es la ciudad con la mayor cantidad de sitios: 1,252 inmuebles (26%).
- Es decir, Lima es la ciudad con la mayor riqueza arquitectónica del país.
- Según datos del ministerio de Cultura, en Lima existen 385 monumentos arqueológicos, 90% en el área urbana. De ese total unos 17 han avanzado en programas de puesta en valor.
El club de golf de San Isidro: se riega con aguas de un canal prehispánico, como el 80% de las áreas verdes públicas de Lima Centro. |
A pesar de esos desafíos muy específicos de la ciudad de hoy, existen otros elementos que nos mantienen vinculados con el pasado y que apuntalan todavía la existencia de Lima. En otros post he dedicado más espacio a detallar estos elementos y ahora me refiero a uno:
- Canales de irrigación: la creación a lo largo de unos 3.000 años o más de un sistema de irrigación sofisticado (porque tomaba en cuenta los distintos grados de variación de la pendiente sobre la cuesta de Lima), permitió a su vez la creación de un valle artificial de 30.000 hectáreas donde antes era un terreno agreste y desértico.
Estos valles le dieron vida a la Lima prehispánica y a la del virreinato, que luego impuso al sistema de haciendas, que utilizaron esos canales. Pero además, según la Comisión de Regantes del río Surco, el 80% de las áreas verdes públicas de Lima centro, siguen siendo regadas por aguas que traen canales prehispánicos.
Más aquí.
Ciudad en formación
¿Y qué hacemos con los datos anteriores? ¿Qué pasa con los problemas de infraestructura, qué pasa con la vulnerabilidad de sus monumentos, qué pasa con una ciudad desvinculada de su continuidad civilizatoria y milenaria?
Lo primero que se viene a la mente es que una ciudad así no tiene futuro. Los datos registrados en los diagnósticos anteriores, solo se agudizarán si las autoridades siguen tomando decisiones a espaldas de y sin considerar a los ciudadanos.
Lo que viene sucediendo hoy en la capital solo genera angustia urbana, tensión, fricciones divisivas, expectativas de solución. Y si las autoridades no dialogan y no escuchan, ¿qué queda? Su gente.
Como ha pasado con muchas de las grandes ciudades en los últimos 50 años, suele haber un momento de decir ‘basta, queremos una mejor ciudad’. Y eso es lo que está pasando en Lima en este momento. Son los más jóvenes los que están enarbolando esa bandera.
Jóvenes en la Plaza Bélgica: por una mejor ciudad. Foto: Linda Velászquez. |
Es lo que pasó en Amsterdam en los 60; en la Barcelona de los 70; el DF en los 80s; y en Bogotá y Medellín en los noventa. Ya sea por la acción de sus ciudadanos que salieron a protestar para exigir mejores vías para ciclistas y reducción de espacios para los autos, como fue en Amsterdam.
O porque aparecen alcaldes como Antanas Mockus en Bogotá con la visión de una ciudad más humana que transformó esa urbe, siempre surgen esos necesarios momentos de inflexión.
Ese es el momento cuando las ciudades despiertan, porque eso suele llevar a considerables mejoras en su gestión y provisión de calidad de vida para sus ciudadanos.
Diseño realizado por el Instituto Riva Agüero para su exhibición del mismo nombre. |
En este momento de inflexión, de formación de una nueva ciudad, de expresar el hartazgo de malas gestiones, es bueno tener en cuenta que no empezamos de cero. Que somos parte de un continuum cultural milenario y esta campaña hasta ahora:
- Ha creado una narrativa completa de la ciudad. La línea de tiempo se extendió.
- Por primera vez tenemos una lectura integrada e integradora.
- Se ofrecen códigos comunes que fortalecen el tejido social. Basado en los diferentes aportes culturales antes y después de 1535. Memoria.
- La información genera sentido de pertenencia y responsabilidad con la ciudad.
- Un sentido de orgullo que revitalice y potencie a sus habitantes.
“Si al hombre le quitamos la memoria, no le queda nada. Es un animal. Nosotros somos memoria, y la ciudad es la materialización de esa esencia humana”. (Enrique Ciriani)
Parte del camino en este momento lo estamos haciendo los ciudadanos. Buscando autoridades que escuchen, que dialoguen, que respondan.
Y ya para terminar, este viernes 29 de mayo un grupo de organizaciones profesionales realizará un primer debate ciudadano en el auditorio del Congreso. Es otro paso más en este camino que ya empezó. El ingreso es libre y están todos invitados (pero es necesaria la inscripción previa online). Más información y ficha aquí.