miércoles, 30 de marzo de 2016

Flores Zúñiga: “Los canales fueron un tema de vida o muerte para el desarrollo de Lima”

Mapa de la ruta central del canal Surco y derivadores, y cómo contribuyeron a definir
el crecimiento urbano de la capital. Imagen: JLizarzaburu (hacer clic p ampliar)
Fernando Flores Zúñiga es un abogado que hizo de la historia agraria de Lima su verdadera pasión. Ha publicado cuatro tomos fundamentales de su serie “Haciendas y pueblos de Lima. Historia del valle del Rímac”, y en los próximos tres años aparecerán otros dos. 

Esta enorme tarea de investigación, que involucró hurgar los primeros documentos que se escribieron en la ciudad, en el siglo XVI, hasta los tiempos modernos, ha tomado más de 15 años de trabajo. Su aporte es indiscutible para entender la evolución del territorio que llamamos Lima.

Hoy publicamos un extracto de la conversación sostenida con él, como parte de la campaña para conseguir que el ministerio de Cultura declare al sistema de irrigación de Lima como Patrimonio Cultural de la Nación.

A la fecha, Flores Zúñiga ha publicado cuatro libros sobre Lima.
Debe haber muchas cosas que le llamaron la atención de esta agro-historia del valle de Lima
Lo primero fue darme cuenta que todo es una secuencia. Mi punto de partida había sido una visión de la ciudad que empezaba con su fundación en 1535 y resulta que no era así. Y cuando me remonté a la época prehispánica encontré un universo maravilloso. Sobre la base de ese estudio elaboré una hipótesis basada en la esencia de ese mundo prehispánico que era la agro-urbe: la combinación de ciudad con espacio agrario.

¿Y cuál fue la hipótesis de trabajo?
Que justamente esa agro-urbe era una combinación armoniosa entre los factores de producción, que viene a ser el entorno rural, y la administración de esa producción.

¿Qué dimensión tenía este valle cuando llegaron los españoles? 
Hacia 1634 había como 25.000 hectáreas en todo el valle de Lima. Que viene a ser Carabayllo (unas 10.000has), Rímac (5.000has) y Lurín (10.000has).

¿Cuánto cree que se expandió en esos 100 años desde la conquista?
No, no se expandió nada. Cuando llegaron los españoles estaba todo hecho. Lo que hicieron fue adaptarlo a su mentalidad. Cuando adquirías una hacienda tenías derecho a cuatro brazos: un indio yunga y uno chala, de la costa, que era los ‘quebradores’ de acequias, especialistas en cómo canalizar el agua, porque los españoles no sabían nada.

Vestigios de canal colonial en la ruta del Huatica.  Cuartel Sta Catalina. Foto: JLizarzaburu.
¿Cuán importante fue este sistema de canales para el desarrollo de Lima?
De vida o muerte. La tierra sin agua no vale nada. El agua es lo principal. De qué vale tener 100 hectáreas si no tienes cómo regarlas. Es un valle donde siempre ha habido agua.

Algo que me llama la atención en sus libros es la cantidad de juicios y conflictos por el tema hídrico 
Era algo normal. Donde hay patrimonio hay conflicto.

Que haya tanto conflicto me habla de gente que no respetaba las leyes 
El derecho es una respuesta a la naturaleza desordenada del hombre. En esa época había un orden y se imponía la autoridad. Si en esa época se abrían muchas tomas clandestinas, y sin leyes esto habría sido un caos horrible. Para eso estaba el Tribunal de Aguas.

¿La figura del Juez de Aguas, se creó acá para lidiar con estos temas?
No. Eso viene de España y su palabra tenía fuerza de ley. Lo que pasa es que allá es agricultura de secano y llueve. Acá se dieron con que no llueve y lo hacía más difícil.

Pero había autoridades indígenas también…
Había los yacucamayoc, impuestos por los cusqueños y más que jueces de agua eran representantes del Inca y escogían a gente de inferior categoría para que fuesen controladores hídricos. Y los Taulichusco, que venían de Yauyos, eran eso precisamente.

¿Entonces Chayavilca [curaca de Maranga antes de la llegada de los españoles] estaba bajo la autoridad de Taulichusco?
Los Chayavilca, la gente de Maranga, eran los grandes aristócratas, gente de prosapia que había estado acá por unos 1000 años. Y sobre ellos el Inca coloca a un inferior, Taulichusco, y por eso el encuentro entre ellos fue terrible.

Era una movida estratégica de los incas...
Chayavilca estaba en el valle bajo, en Maranga, y a Taulichusco lo ponen arriba, por [donde está el actual] palacio de gobierno, cerca de las bocatomas de los canales. Entonces era una manera inca de controlar a Chayavilca y a los señores del valle bajo.

Mapa de las zonas agrícolas regadas por los principales canales de irrigación.
Imagen: del libro Haciendas y Pueblos de Lima
Hay otro concepto que se repite en sus libros: lo agro-mágico…
Cuando llegaron los españoles se enfrentaron dos mentalidades: la mística de los blancos y lo mágico para los autóctonos. Aquí se concebía la naturaleza como un conjunto de entidades que tenían que ser servidas a cambio del bienestar del colectivo. Eso significa que el hombre jamás podía supeditar la naturaleza a sus caprichos, sino negociar con ella.

Volviendo al presente: a partir de los años 60 empieza un proceso acelerado de crecimiento urbano, donde desaparecen los valles. ¿Ese era el destino de Lima?
Se pudo hacer de otra manera. Si los antiguos lograron hacer un oasis de este desierto con autoritarismo, ingenio y brillantez, por qué no pudo hacerse algo parecido hace 50 años. Pero el Estado dejó todo a los hacendados, que eran sobre todo italianos…

Los italianos llegan en la segunda mitad del siglo XIX, en un momento en que la agricultura de Lima se había estancado, y empiezan a comprar tierra muy barata…
Ellos llegan para sobrevivir y hacen lo que pueden. Comienzan como arrendatarios de las huertas. Luego fueron arrendatarios de haciendas. Otros tenían sus pulperías y había poco abastecimiento de productos agrícolas.

¿Ahí es cuando empiezan a comprar tierras?
En efecto. Uno de ellos fue Fortunato Brescia, que estaba en el Callao, y compró primero en esa zona, luego Limatambo y otras haciendas en Lima. Sus descendientes después fueron los que urbanizaron la ciudad.

Primeras cuadras de la Av. Arequipa, años 20, siglo XX. Foto: Skyscraper.
Volviendo a la pregunta, ¿el destino de Lima no tenía que haber sido destruir todos esos valles?
No. Y menciono a los italianos porque lo hicieron sin visión histórica. Era gente que solo estaba interesada en hacer dinero. Cada hacendado tenía su propio criterio de cómo hacer una urbanización y terminó siendo un proceso muy desorganizado

¿Frente a eso no había una autoridad municipal?
Nunca lo hubo. Solo estaban de figura. El gobierno se lo dejó todo a la empresa privada.

Lo único que hizo el gobierno fue la entonces llamada Av. Leguía [hoy Arequipa]…
Nada más. Y todo lo demás lo dejó a los hacendados, sin ningún tipo de planificación. Y encima había mucho prejuicio porque no querían que “otra gente” viniera a los barrios exclusivos que empezaron a construir. Fueron gente admirable por su capacidad de empresa, pero jamás tuvieron la visión para poder construir una ciudad de gran vuelo.

Pero no tenían por qué tenerlo. Ellos eran empresarios y ahí debió intervenir la autoridad… 
Sí, pero a la antigua. Ahí tuvo que intervenirse de manera autoritaria, directa, sin consensos, porque con consensos no se hace nada.

¿Qué le parece esta campaña para declarar a los canales como patrimonio cultural de la nación?
Me parece bien y me parece viable. Habría que tener los canales al descubierto, visibles, para que la gente los vea como una iglesia, como una huaca.

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El quinto libro será sobre Callao sale el próximo año y el sexto será sobre los caminos.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Canales de irrigación de los valles de Lima: patrimonio cultural y ambiental

Inicio del curso del canal Surco, junto a la bocatoma principal que sale del río Rímac. Foto: JLizarzaburu.
(Hacer clic sobre las imágenes para ampliarlas)

La campaña para conseguir que el ministerio de Cultura declare al sistema de irrigación de canales de Lima, de origen prehispánico, como Patrimonio Cultural de la Nación sigue adelante.

Esta vez, el arquitecto José Canziani nos honra con un texto escrito especialmente para este blog y donde explica, con gran solvencia académica y didáctica, el universo que existe alrededor de estas vías de agua y de vida.

Canziani es profesor de la PUCP y experto en temas de arquitectura prehispánica. Una de sus mayores publicaciones es  Ciudad y Territorio en los Andes: contribuciones a la historia del urbanismo prehispánico. 

Arquitecto José Canziani Amico.
"El proceso civilizatorio que desarrollaron las sociedades prehispánicas en la costa de los Andes centrales, incluyendo la comarca de Lima con los valles del Chillón, Rímac y Lurín, está íntimamente ligado a las transformaciones territoriales que condujeron a generar progresivamente amplios y prósperos valles agrícolas en espacios sustancialmente desérticos.

Un protagonismo central de estas trascendentes transformaciones territoriales la tuvieron la construcción, mantenimiento y manejo de los extensos canales de irrigación.

Estos sistemas de canales permitieron la derivación del agua de los ríos mediante bocatomas instaladas en puntos estratégicos y su conducción a los suelos incorporados a la actividad agrícola.

EL CURSO DE LA VIDA EN EL DESIERTO 

Para esto los canales principales se ramificaban en canales secundarios y finalmente en acequias que proveían el riego de los campos de cultivo.

En el marco de la cosmovisión de las sociedades indígenas, que propone formas de integración e interacción con el medio natural, la implantación de aldeas y luego de centros ceremoniales y urbanos fue desde sus más tempranos orígenes un componente integral del desarrollo territorial.

Bajo esta perspectiva, los complejos urbano ceremoniales se integraban con el territorio rural mediante una red de caminos y de canales de irrigación, que no solo nutrían la fertilidad de los suelos para la producción agrícola, si no que también tejían un paisaje cultural marcado por las arboledas que acompañaban a los caminos y canales, que a su vez delineaban los campos de cultivo.
Mapa aproximado del valle de Lima hace unos 2.000 años.  La parte punteada corresponde al área agrícola
creada hasta esa fecha.  Imagen: José Canziani.
CANALES COMO IDENTIDAD

Un amable paisaje cultural resultado de la construcción de un hábitat fértil en nuestros valles costeros, que no solo posibilitó la generación de los excedentes económicos que dieron soporte al proceso civilizatorio, sino que también gestó su singular identidad cultural a partir de la acumulación del continuo trabajo de muchas generaciones.

Un manejo integral del territorio donde la arquitectura monumental y los centros urbanos desempeñaban un rol dinamizador del desarrollo rural, posibilitando el desarrollo armónico y sostenible de los asentamientos humanos.

PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN

Es de gran importancia recuperar y revalorar la memoria territorial de nuestra historia antigua e incorporarla como parte integral de la creciente revaloración y uso social del patrimonio monumental prehispánico.

Esto nos permitirá concebir complejos ceremoniales muy antiguos, como El Paraíso (2.000 a.C.) y los posteriores templos en U del Formativo, como Garagay (1.300 a.C.), La Florida (1.800 a.C.) o Cardal, en asociación con el trazo de los primeros canales de irrigación y las primeras habilitaciones agrícolas que se dieron en nuestros valles.

Vestigios de un canal prehispánico en Huaycán de Cieneguilla. Foto: JLizarzaburu.
Asimismo, el desarrollo durante la época Lima de los canales de Maranga y La Legua en asociación con la expansión agrícola del valle y el emplazamiento de la gran ciudad de Maranga; el trazo del canal de Huatica en relación con Pucllana en su tramo final; el canal de Ate con Catalina Huanca; el canal de Nievería con Cajamarquilla; para culminar con el extenso canal de Surco que sustenta el emplazamiento de la ciudad de Armatambo al pie del morro Solar en el extremo sur del valle del Rímac.

VOLVER A MIRAR EL TERRITORIO

La revaloración de los canales como patrimonio cultural nos permitirá como limeños recomponer reflexivamente nuestra crítica relación con el territorio, que parte de la fractura del dominio colonial en el siglo XVI, que implicó la ruptura del ordenamiento social indígena y la imposición de lógicas foráneas, en el marco de las cuales la fundación de ciudades se contrapone al desarrollo territorial.

Para muestra de esta incomprensión de la naturaleza territorial de nuestros valles, basta decir que a partir de esta época los canales de Lima comienzan a ser denominados como “ríos”, equívoco que hemos heredado, confundiendo obras ancestrales de infraestructura hidráulica con elementos naturales, lo que ha propiciado su creciente degradación o destrucción.

Perfil geológico de Lima: gran masa de canto rodado con capa de tierra fertil,
normalmente de un metro de profundidad, en la parte superior. Foto: JLizarzaburu.
DESAFÍO A FUTURO

Finalmente, en el marco de su revaloración en cuanto patrimonio cultural, es importante destacar los servicios ambientales que aun prestan los canales de Lima, irrigando importantes espacios verdes y nutriendo la napa freática subterránea, permitiendo la conservación y acumulación de un recurso vital cada vez más escaso.

Tenemos por delante el reto de recuperar los canales de Lima, descontaminarlos e incorporarlos de forma digna a los espacios públicos de nuestra ciudad, como parte de proyectos de revaloración urbana que repropongan sus valores en cuanto componentes fundamentales de la sostenibilidad integral de nuestra ciudad".

miércoles, 2 de marzo de 2016

“Los arquitectos no estamos haciendo lo suficiente para proteger a Lima”

Uno de los edificios más nobles de la Av. Arequipa: Sociedad Fundadores de la Independencia,
avasallado por un crecimiento urbano sin reglas.  Este es el escenario en el que estamos llegando al Bicentenario.
Foto: JLizarzaburu (Haga clic sobre las imágenes para ampliarlas).   

En esta segunda parte de la entrevista con el arquitecto Jean Pierre Crousse/1, la mirada cubre la ciudad. Abarca esa cotidiana pérdida de valor, de monumentalidad y de belleza, a la que nos hemos venido acostumbrando sin que nadie diga mucho, sin que nadie haga más. ¿Pero se puede cambiar algo?

Después de tocar el tema de la arquitectura prehispánica y las huacas, la conversación esta vez se mueve hacia el resto de nuestro legado: el virreinal, republicano y contemporáneo, en un contexto de emergencia a escasos años del Bicentenario.

Este diálogo nace de una visita hecha hace un par de meses al Lugar de la Memoria (LUM), diseñado por su estudio, y que abrió una puerta que creía cerrada en Lima.  Fue una experiencia que me dejó inspirado y que, por fin, un edificio de mi ciudad me conmovía.

Pero además, junto con Sandra Barclay, Jean Pierre Crousse es el comisario del pabellón peruano que estará presente en la Bienal de Venecia, el más importante evento global de arquitectura, que abre el próximo 28 de mayo.

El lema central, "Informando desde el frente", señalado por su director el chileno Alejando Aravena, generó gran interés porque por primera vez el énfasis de la Bienal dejaba el mundo de lo exquisito para explorar las profundidades de la pobreza, los problemas sociales, la contaminación, y ver si en ese escenario la arquitectura podía trascender y convertirse en un "atajo a la desigualdad".

Finalmente el propósito de esta entrevista franca y sencilla es claro: sacar la discusión de temas urbanos, municipales y patrimoniales del ámbito académico y profesional, para compartirla con todos. Porque es un diálogo que buscar ser parte de uno más amplio.

Arquitecto Jean Pierre Crousse, curador de Perú para la Bienal de Venecia. Foto: archdaily.pe.
¿Está pasando algo con la arquitectura peruana? O se trata solo de dos o tres arquitectos de moda…
No es ni lo uno ni lo otro, porque los que están cambiando no son los arquitectos sino quienes confían en ellos para hacer cosas. El Perú siempre ha tenido buenos profesionales. Lo que ha cambiado es que el Estado está empezando a integrar a buenos arquitectos en obras públicas.

¿Tiene que ver con el hecho que los concursos públicos de arquitectura están prohibidos?
Sí, claro. La relación directa que hay entre la caída de la calidad de los edificios públicos en los últimos 25 años es porque se eliminó esa ley. Según la actual legislación la única licitación que se puede hacer es la de construcción, con lo que el arquitecto desapareció.

¿Estás diciendo que por ese cambio en la ley hemos perdido una generación de buena arquitectura y de patrimonio?
Exacto. Hemos perdido una generación de patrimonio, definitivamente. De los años 90 a ahora, es como si a la boca le faltara un diente.

Sin embargo tú y Sandra Barclay ganaron un concurso: el del Lugar de la Memoria (LUM)
Lo que pasó con el LUM es que se pudo hacer un concurso porque el financiamiento no venía del Estado sino del extranjero, y cuando viene de fuera no está regido por la ley de contratación pública.

Casa de playa, sur de Lima. ¿Patrimonio de
la ciudad? Foto: Barclay&Crousse.
¿Los concursos garantizan buenos edificios?
Mal que bien, el sistema de concursos de arquitectura es la mejor manera de tener un buen edificio.

Lo que veo es que los arquitectos se han dedicado aquí a edificios corporativos y vivienda privada
Sí, pero porque no les queda otra. No es una predilección.

Para ser justos, si vemos el Centro Histórico casi todo es vivienda privada. Entonces no es que los arquitectos estén haciendo algo distinto hoy. Lo distinto es la ciudad en la que se produce. Mucha de la buena vivienda de hoy está en playas privadas o zonas de exclusión para la mayoría. ¿Algo de eso quedará como patrimonio para todos?
Yo creo que sí. Hay algunos ejemplos que van a quedar como patrimonio. El ejemplo que das es muy bueno. Yo creo que sí habrá casas privadas que formarán parte del patrimonio. Pero también es verdad que este patrimonio no tiene la misma importancia en un espacio que no lo puedes visitar, que es cerrado, que es autista, de algo que es público y accesible.

¿Cuál es la diferencia entonces?
La gran diferencia entre el Centro Histórico y lo que estamos construyendo ahora como ciudad es que, cuando se hizo, el CH tenía reglas y planificación, producto de una visión de ciudad muy diferente a la ciudad de hoy. Se respetaban las alturas, los sistemas constructivos, el espacio público. La tecnología era un limitante pero uniformizaba las posibilidades volumétricas y formales. La ciudad se levantó de manera muy homogénea.

Y ahora no…
Si tu sacas cualquiera de esas casas del Centro de su contexto y la pones aislada verás que su calidad arquitectónica, en muchos casos, no es notable. Lo que es notable es el conjunto y la relación entre ellas. Por eso, el valor de la recuperación del patrimonio de los centros históricos está en el conjunto, no en casas individuales.

¿Por qué es un valor de conjunto? 
Porque había una idea de ciudad. Ahora hay un problema: el ciudadano no tiene una idea de ciudad en la que quiere vivir. Los políticos se centran en lo más rentable en términos de voto, y ni siquiera sienten la urgencia de planificar. Sin visión y decisión política al arquitecto le queda poco por hacer. Los edificios de hoy no responden a ninguna idea de ciudad, y se vuelven objetos posados en el vacío mudo que queda entre ellos.

No solo nos acostumbramos a la pérdida cotidiana de valor y belleza. Nos hemos
acostumbrado a perder calles enteras de historia. Foto: JLizarzaburu.
Tengo la sensación que en Lima los arquitectos están desvinculados de la ciudad. A diferencia de lugares como Santiago, Medellín, Ciudad de México, donde los arquitectos y urbanistas parecen envueltos en un diálogo urbano… ¿Es porque en esas ciudades las autoridades tomaron primero la iniciativa? /2
Así es. En el caso de Medellín, el alcalde [Sergio] Fajardo, lo primero que él hizo fue llamar a un buen arquitecto como asesor y decirle ‘vamos a cambiar la ciudad’, haciéndola más inclusiva, integrando a las poblaciones pobres de las laderas con elementos que tenían que ser de la mejor calidad.

Y de ahí a construir…
Y comienzan a construir, bibliotecas, colegios, guarderías, y todo eso se hizo con concursos públicos de arquitectura, buenos jurados, buenos arquitectos, y eso transformó la ciudad. Se pudo cambiar la ciudad con la arquitectura: zonas de narcotráfico pasaron a ser zonas de turismo, y eso es un caso único.

Ok, pero veamos este punto desde otro ángulo: siempre he vivido cerca de la Av. Arequipa (vea aquí el álbum) y me duele lo que está pasando ahí: su lenta y definitiva destrucción ante edificios sin calidad ni futuro. Muchos nos preguntamos dónde están los arquitectos, por qué no hay una voz que se levante y diga algo.
Yo creo que siempre tiene que haber una crítica en el sentido que los arquitectos no están haciendo lo suficiente. Pero no tanto como producto arquitectónico sino como falta de movilización. Y eso que ahora hay colectivos de estudiantes que se están moviendo. Se está haciendo algo pero, sí, hay que ser autocríticos, no estamos haciendo lo suficiente.

¿Qué se puede hacer?
Todo lo que mencionas, cómo se está perdiendo el patrimonio, o se está desfigurando la ciudad en estas avenidas, eso es un entrampamiento donde está amarrado el arquitecto.

¿Cómo así?
Cuando el privado es la única fuente de trabajo para el arquitecto – clientes que quieren naturalmente hacer sus edificios y conseguir la mayor rentabilidad - eso es un problema. Porque quieren obtener la mayor ganancia.

¿Qué hacen?
Van a la municipalidad para tratar de que le cambien los parámetros para poder construir más pisos, etc., y lo obtienen. Y los arquitectos terminan dándole gusto a sus clientes y la espalda a la ciudad.

¿Y eso está bien?
¡No! Si bien eso pasa en todas partes del mundo, la diferencia es que frente a los promotores privados, que naturalmente quieren un beneficio máximo, hay un estamento público fuerte que les dice no, o que negocia para que el privado construya mejorando la ciudad. Aquí esto no existe…

El Marais, barrio histórico de París con edificios desde el siglo XVI al XIX. El alto valor de las
propiedades está dado por la protección a esa riqueza patrimonial e histórica. Foto: Wikipedia.
Sobre este punto: viviste 15 años en París y pienso en el Marais, una zona histórica de la ciudad que se mantiene igual, y nadie se puede imaginar que vayan a tirarse abajo una de esas casas y levantar en su lugar un edificio cualquiera.
Imposible. Imposible.

¿Por qué imposible?
Porque está reglamentado y las reglas se respetan.

¿No protegen al propietario?
Es simplemente que son zonas patrimoniales, y se vive en esas zonas con reglamentos muy estrictos. El valor patrimonial hace que el precio de tu casa sea mucho más elevado que, por ejemplo, en las afueras de París.

Siempre se vuelve al tema de la autoridad
Exacto. El problema es la autoridad, la autoridad municipal, y las ordenanzas urbanas que emite. En Lima existen reglas, que no solo no se respetan sino que se cambian todo el tiempo, y no necesariamente para mejorar la ciudad.

Y suele cuestionarse la relación empresa-municipio
En las municipalidades en Francia, por ejemplo, hay colaboración entre público y privado, pero la dinámica es distinta. La municipalidad dice ‘yo quiero recuperar esta zona, quiero que construyas esto, y a cambio te doy terreno a muy bajo costo’. El privado igual hace dinero, pero el que decide es la Municipalidad.

Acá es al revés 
Acá el promotor privado es el que propone y la municipalidad dice ok con tal de recibir dinero, y no impone condiciones. Pero esas condiciones son precisamente el factor que permite crear una ciudad con equilibrio, inclusiva, con espacios públicos…
Av. Arequipa, antigua zona monumental y una de las grandes avenidas de la capital,
convertida en gastritis urbana. Foto: JLizarzaburu.
De cara al Bicentenario: en 1921 ya desde 10 años antes de esa fecha se vivía con excitación el momento y con ganas de modernizar y embellecer la ciudad. Hoy estamos a cinco años de 2021 y no pasa nada. Cómo te sientes… 
Frustrado. La Asociación de Estudios de Arquitectura presentó al ministerio de Cultura una propuesta muy pragmática, que es básicamente la del arquitecto Enrique Ciriani: techar un sector de la Av. Javier Prado, frente al ministerio, y hacer una gran plaza pública, porque mal que bien esa zona es un nuevo centro para Lima y podría ser el equivalente de lo que se hizo en el Centenario, con la Plaza San Martín. Pero eso quedó en nada. Ahora se está impulsando el MUNA, Museo de Arqueología, como el proyecto del Bicentenario, lo cual es una buena alternativa, pero eso es en Lima. Qué pasa con el resto del país…

Y por qué crees que estamos en esta situación, sin entusiasmo alguno … y eso que venimos de una época de bonanza económica
Esto debió empezarse hace unos 10 años, y hay como una resignación de los arquitectos que piensan ‘con el Estado no se puede hacer nada, hay demasiada burocracia, no hay voluntad política…’.

¿Qué opción queda entonces?
El asunto es cómo pensar en el Bicentenario cuando la obra tiene que venir necesariamente del Estado. No puede ser un edificio. Tiene que ser un espacio público, algo significativo para la ciudad. Por eso un museo no es la mejor manera de celebrar el Bicentenario. Puede ser ‘uno’ de los proyectos pero no el único. El tema pasa por la generación de espacio público y ciudadano, que es el déficit más grande que tenemos.

Modelo de una de las escuelas a construirse como parte del Plan Selva.  Es el proyecto
que representará al Perú en la Bienal de Venecia 2016. Imagen: MinEdu.
La otra cara de esa moneda es el ‘Plan Selva’, lanzado por el ministerio de Educación, y ha sido nada menos que el proyecto ganador para representar a Perú en la Bienal de Venecia, del cual eres curador, junto con Sandra Barclay
Se van a construir centenares de escuelas en la selva, con arquitectura buena y responsable. Y eso es un gran cambio, porque por primera vez buenos arquitectos jóvenes están metiéndose en la gestión pública, municipalidades, ministerios - algo imposible de imaginar hace solo una generación. Hay una vocación de cambio y se están cambiando las cosas desde adentro.

¿Qué quieres decir?
Que este plan selva por ejemplo, en cuanto a infraestructura, podría haber sido algo terrible si caía en las manos de antes: con mal diseño, materiales pobres, sin tomar en cuenta a la gente o el clima...

¿Qué necesitamos para construir mejor y proteger lo bueno?
Hacen falta más ejemplos de los buenos, identificarlos, difundirlos y que sienten un precedente de calidad para el ciudadano.

Ya existen algunos…
Hay varios ya realizados: además de las escuelas del Plan Selva, los últimos parques zonales de SERPAR, el museo Pachacamac, el Lugar de la Memoria, y se vienen algunos otros como el futuro Museo Nacional… Es sólo cuando el ciudadano y la opinión pública exijan espacios urbanos y edificios públicos de calidad (porque ya los conocen) que el Estado se verá en la obligación de planificar, de hacer obras de calidad, y de licitar proyectos para escoger al mejor, que será luego construido. Y si el Estado hace obra de calidad, el privado no se quedará atrás, convirtiendo la construcción de la ciudad en un círculo virtuoso.

Lugar de la Memoria, LUM. Diseñado por el estudio Barclay&Crousse. Foto: B&C.
Notas:

1/ Jean Pierre Crousse (1963) estudió Arquitectura en la Universidad Ricardo Palma y en el Politécnico de Milán. De 1996 a 2006 enseñó en la Escuela de Arquitectura de París-Belleville. Es profesor de la Universidad Católica y ganador de varios premios, entre ellos:
- 2014: Hexágono de Oro, XVI Bienal de Arquitectura de Perú.
- 2013: Premio CICA de Arquitectura Latinoamericana, Comité Internacional de Críticos de Arquitectura.
- 2013: Premio Bienal a la Arquitectura Latinoamericana, XXIII Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires.
- 2010: Premio a la Calidad Arquitectónica, Colegio de Arquitectos del Perú.
- 2004: 2° Premio a la Mejor Arquitectura, IV Bienal Iberoamericana, Lima.
Vea aquí la página web del Estudio Barclay&Crousse.

2/ A modo de corrección después de la entrevista, hay que señalar que existe un evento anual organizado por la PUCP: Limapolis, que busca poner la arquitectura al centro del debate ciudadano. De hecho, la versión 2016 se inaugura este 4 de marzo. Pero es un debate que involucra mayormente solo a arquitectos y expertos.

Haga clic aquí para ver el álbum de fotos de la Av. Arequipa: 52 imágenes, de 52 cuadras en casi 100 años de historia.