En esta segunda parte de la entrevista con el arquitecto Jean Pierre Crousse/1, la mirada cubre la ciudad. Abarca esa cotidiana pérdida de valor, de monumentalidad y de belleza, a la que nos hemos venido acostumbrando sin que nadie diga mucho, sin que nadie haga más. ¿Pero se puede cambiar algo?
Después de tocar el tema de la arquitectura prehispánica y las huacas, la conversación esta vez se mueve hacia el resto de nuestro legado: el virreinal, republicano y contemporáneo, en un contexto de emergencia a escasos años del Bicentenario.
Este diálogo nace de una visita hecha hace un par de meses al Lugar de la Memoria (LUM), diseñado por su estudio, y que abrió una puerta que creía cerrada en Lima. Fue una experiencia que me dejó inspirado y que, por fin, un edificio de mi ciudad me conmovía.
Pero además, junto con Sandra Barclay, Jean Pierre Crousse es el comisario del pabellón peruano que estará presente en la Bienal de Venecia, el más importante evento global de arquitectura, que abre el próximo 28 de mayo.
El lema central, "Informando desde el frente", señalado por su director el chileno Alejando Aravena, generó gran interés porque por primera vez el énfasis de la Bienal dejaba el mundo de lo exquisito para explorar las profundidades de la pobreza, los problemas sociales, la contaminación, y ver si en ese escenario la arquitectura podía trascender y convertirse en un "atajo a la desigualdad".
Finalmente el propósito de esta entrevista franca y sencilla es claro: sacar la discusión de temas urbanos, municipales y patrimoniales del ámbito académico y profesional, para compartirla con todos. Porque es un diálogo que buscar ser parte de uno más amplio.
Arquitecto Jean Pierre Crousse, curador de Perú para la Bienal de Venecia. Foto: archdaily.pe. |
No es ni lo uno ni lo otro, porque los que están cambiando no son los arquitectos sino quienes confían en ellos para hacer cosas. El Perú siempre ha tenido buenos profesionales. Lo que ha cambiado es que el Estado está empezando a integrar a buenos arquitectos en obras públicas.
¿Tiene que ver con el hecho que los concursos públicos de arquitectura están prohibidos?
Sí, claro. La relación directa que hay entre la caída de la calidad de los edificios públicos en los últimos 25 años es porque se eliminó esa ley. Según la actual legislación la única licitación que se puede hacer es la de construcción, con lo que el arquitecto desapareció.
¿Estás diciendo que por ese cambio en la ley hemos perdido una generación de buena arquitectura y de patrimonio?
Exacto. Hemos perdido una generación de patrimonio, definitivamente. De los años 90 a ahora, es como si a la boca le faltara un diente.
Sin embargo tú y Sandra Barclay ganaron un concurso: el del Lugar de la Memoria (LUM)
Lo que pasó con el LUM es que se pudo hacer un concurso porque el financiamiento no venía del Estado sino del extranjero, y cuando viene de fuera no está regido por la ley de contratación pública.
Casa de playa, sur de Lima. ¿Patrimonio de la ciudad? Foto: Barclay&Crousse. |
Mal que bien, el sistema de concursos de arquitectura es la mejor manera de tener un buen edificio.
Lo que veo es que los arquitectos se han dedicado aquí a edificios corporativos y vivienda privada
Sí, pero porque no les queda otra. No es una predilección.
Para ser justos, si vemos el Centro Histórico casi todo es vivienda privada. Entonces no es que los arquitectos estén haciendo algo distinto hoy. Lo distinto es la ciudad en la que se produce. Mucha de la buena vivienda de hoy está en playas privadas o zonas de exclusión para la mayoría. ¿Algo de eso quedará como patrimonio para todos?
Yo creo que sí. Hay algunos ejemplos que van a quedar como patrimonio. El ejemplo que das es muy bueno. Yo creo que sí habrá casas privadas que formarán parte del patrimonio. Pero también es verdad que este patrimonio no tiene la misma importancia en un espacio que no lo puedes visitar, que es cerrado, que es autista, de algo que es público y accesible.
¿Cuál es la diferencia entonces?
La gran diferencia entre el Centro Histórico y lo que estamos construyendo ahora como ciudad es que, cuando se hizo, el CH tenía reglas y planificación, producto de una visión de ciudad muy diferente a la ciudad de hoy. Se respetaban las alturas, los sistemas constructivos, el espacio público. La tecnología era un limitante pero uniformizaba las posibilidades volumétricas y formales. La ciudad se levantó de manera muy homogénea.
Y ahora no…
Si tu sacas cualquiera de esas casas del Centro de su contexto y la pones aislada verás que su calidad arquitectónica, en muchos casos, no es notable. Lo que es notable es el conjunto y la relación entre ellas. Por eso, el valor de la recuperación del patrimonio de los centros históricos está en el conjunto, no en casas individuales.
¿Por qué es un valor de conjunto?
Porque había una idea de ciudad. Ahora hay un problema: el ciudadano no tiene una idea de ciudad en la que quiere vivir. Los políticos se centran en lo más rentable en términos de voto, y ni siquiera sienten la urgencia de planificar. Sin visión y decisión política al arquitecto le queda poco por hacer. Los edificios de hoy no responden a ninguna idea de ciudad, y se vuelven objetos posados en el vacío mudo que queda entre ellos.
No solo nos acostumbramos a la pérdida cotidiana de valor y belleza. Nos hemos acostumbrado a perder calles enteras de historia. Foto: JLizarzaburu. |
Así es. En el caso de Medellín, el alcalde [Sergio] Fajardo, lo primero que él hizo fue llamar a un buen arquitecto como asesor y decirle ‘vamos a cambiar la ciudad’, haciéndola más inclusiva, integrando a las poblaciones pobres de las laderas con elementos que tenían que ser de la mejor calidad.
Y de ahí a construir…
Y comienzan a construir, bibliotecas, colegios, guarderías, y todo eso se hizo con concursos públicos de arquitectura, buenos jurados, buenos arquitectos, y eso transformó la ciudad. Se pudo cambiar la ciudad con la arquitectura: zonas de narcotráfico pasaron a ser zonas de turismo, y eso es un caso único.
Ok, pero veamos este punto desde otro ángulo: siempre he vivido cerca de la Av. Arequipa (vea aquí el álbum) y me duele lo que está pasando ahí: su lenta y definitiva destrucción ante edificios sin calidad ni futuro. Muchos nos preguntamos dónde están los arquitectos, por qué no hay una voz que se levante y diga algo.
Yo creo que siempre tiene que haber una crítica en el sentido que los arquitectos no están haciendo lo suficiente. Pero no tanto como producto arquitectónico sino como falta de movilización. Y eso que ahora hay colectivos de estudiantes que se están moviendo. Se está haciendo algo pero, sí, hay que ser autocríticos, no estamos haciendo lo suficiente.
¿Qué se puede hacer?
Todo lo que mencionas, cómo se está perdiendo el patrimonio, o se está desfigurando la ciudad en estas avenidas, eso es un entrampamiento donde está amarrado el arquitecto.
¿Cómo así?
Cuando el privado es la única fuente de trabajo para el arquitecto – clientes que quieren naturalmente hacer sus edificios y conseguir la mayor rentabilidad - eso es un problema. Porque quieren obtener la mayor ganancia.
¿Qué hacen?
Van a la municipalidad para tratar de que le cambien los parámetros para poder construir más pisos, etc., y lo obtienen. Y los arquitectos terminan dándole gusto a sus clientes y la espalda a la ciudad.
¿Y eso está bien?
¡No! Si bien eso pasa en todas partes del mundo, la diferencia es que frente a los promotores privados, que naturalmente quieren un beneficio máximo, hay un estamento público fuerte que les dice no, o que negocia para que el privado construya mejorando la ciudad. Aquí esto no existe…
El Marais, barrio histórico de París con edificios desde el siglo XVI al XIX. El alto valor de las propiedades está dado por la protección a esa riqueza patrimonial e histórica. Foto: Wikipedia. |
Imposible. Imposible.
¿Por qué imposible?
Porque está reglamentado y las reglas se respetan.
¿No protegen al propietario?
Es simplemente que son zonas patrimoniales, y se vive en esas zonas con reglamentos muy estrictos. El valor patrimonial hace que el precio de tu casa sea mucho más elevado que, por ejemplo, en las afueras de París.
Siempre se vuelve al tema de la autoridad
Exacto. El problema es la autoridad, la autoridad municipal, y las ordenanzas urbanas que emite. En Lima existen reglas, que no solo no se respetan sino que se cambian todo el tiempo, y no necesariamente para mejorar la ciudad.
Y suele cuestionarse la relación empresa-municipio
En las municipalidades en Francia, por ejemplo, hay colaboración entre público y privado, pero la dinámica es distinta. La municipalidad dice ‘yo quiero recuperar esta zona, quiero que construyas esto, y a cambio te doy terreno a muy bajo costo’. El privado igual hace dinero, pero el que decide es la Municipalidad.
Acá es al revés
Acá el promotor privado es el que propone y la municipalidad dice ok con tal de recibir dinero, y no impone condiciones. Pero esas condiciones son precisamente el factor que permite crear una ciudad con equilibrio, inclusiva, con espacios públicos…
Av. Arequipa, antigua zona monumental y una de las grandes avenidas de la capital, convertida en gastritis urbana. Foto: JLizarzaburu. |
Frustrado. La Asociación de Estudios de Arquitectura presentó al ministerio de Cultura una propuesta muy pragmática, que es básicamente la del arquitecto Enrique Ciriani: techar un sector de la Av. Javier Prado, frente al ministerio, y hacer una gran plaza pública, porque mal que bien esa zona es un nuevo centro para Lima y podría ser el equivalente de lo que se hizo en el Centenario, con la Plaza San Martín. Pero eso quedó en nada. Ahora se está impulsando el MUNA, Museo de Arqueología, como el proyecto del Bicentenario, lo cual es una buena alternativa, pero eso es en Lima. Qué pasa con el resto del país…
Y por qué crees que estamos en esta situación, sin entusiasmo alguno … y eso que venimos de una época de bonanza económica
Esto debió empezarse hace unos 10 años, y hay como una resignación de los arquitectos que piensan ‘con el Estado no se puede hacer nada, hay demasiada burocracia, no hay voluntad política…’.
¿Qué opción queda entonces?
El asunto es cómo pensar en el Bicentenario cuando la obra tiene que venir necesariamente del Estado. No puede ser un edificio. Tiene que ser un espacio público, algo significativo para la ciudad. Por eso un museo no es la mejor manera de celebrar el Bicentenario. Puede ser ‘uno’ de los proyectos pero no el único. El tema pasa por la generación de espacio público y ciudadano, que es el déficit más grande que tenemos.
Modelo de una de las escuelas a construirse como parte del Plan Selva. Es el proyecto que representará al Perú en la Bienal de Venecia 2016. Imagen: MinEdu. |
Se van a construir centenares de escuelas en la selva, con arquitectura buena y responsable. Y eso es un gran cambio, porque por primera vez buenos arquitectos jóvenes están metiéndose en la gestión pública, municipalidades, ministerios - algo imposible de imaginar hace solo una generación. Hay una vocación de cambio y se están cambiando las cosas desde adentro.
¿Qué quieres decir?
Que este plan selva por ejemplo, en cuanto a infraestructura, podría haber sido algo terrible si caía en las manos de antes: con mal diseño, materiales pobres, sin tomar en cuenta a la gente o el clima...
¿Qué necesitamos para construir mejor y proteger lo bueno?
Hacen falta más ejemplos de los buenos, identificarlos, difundirlos y que sienten un precedente de calidad para el ciudadano.
Ya existen algunos…
Hay varios ya realizados: además de las escuelas del Plan Selva, los últimos parques zonales de SERPAR, el museo Pachacamac, el Lugar de la Memoria, y se vienen algunos otros como el futuro Museo Nacional… Es sólo cuando el ciudadano y la opinión pública exijan espacios urbanos y edificios públicos de calidad (porque ya los conocen) que el Estado se verá en la obligación de planificar, de hacer obras de calidad, y de licitar proyectos para escoger al mejor, que será luego construido. Y si el Estado hace obra de calidad, el privado no se quedará atrás, convirtiendo la construcción de la ciudad en un círculo virtuoso.
Lugar de la Memoria, LUM. Diseñado por el estudio Barclay&Crousse. Foto: B&C. |
1/ Jean Pierre Crousse (1963) estudió Arquitectura en la Universidad Ricardo Palma y en el Politécnico de Milán. De 1996 a 2006 enseñó en la Escuela de Arquitectura de París-Belleville. Es profesor de la Universidad Católica y ganador de varios premios, entre ellos:
- 2014: Hexágono de Oro, XVI Bienal de Arquitectura de Perú.
- 2013: Premio CICA de Arquitectura Latinoamericana, Comité Internacional de Críticos de Arquitectura.
- 2013: Premio Bienal a la Arquitectura Latinoamericana, XXIII Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires.
- 2010: Premio a la Calidad Arquitectónica, Colegio de Arquitectos del Perú.
- 2004: 2° Premio a la Mejor Arquitectura, IV Bienal Iberoamericana, Lima.
Vea aquí la página web del Estudio Barclay&Crousse.
2/ A modo de corrección después de la entrevista, hay que señalar que existe un evento anual organizado por la PUCP: Limapolis, que busca poner la arquitectura al centro del debate ciudadano. De hecho, la versión 2016 se inaugura este 4 de marzo. Pero es un debate que involucra mayormente solo a arquitectos y expertos.
Haga clic aquí para ver el álbum de fotos de la Av. Arequipa: 52 imágenes, de 52 cuadras en casi 100 años de historia.
Gracias JAVIER, siempre es necesario aproximarnos a las diversas miradas y enfoques para comprender e intervenir nuestra realidad. BUEN TRABAJO!
ResponderEliminarEfectivamente, de eso se trata, Horacio.
EliminarMucha suerte, ojalá que nuevas autoridades le den un sentido real a lo que es conservar, preservar y no destruir por destruir!
ResponderEliminarDra. Amalia Castelli Gonzalez
Coordinadora – Casa O’ Higgins
Vicerrectorado Administrativo
Gracias Amalia. Ya no habrá pretextos para aplazar decisiones. A menos que querramos llegar al 2021 en la situación q estamos.
EliminarGracias por toda la entrevista, que nos muestra que existen profesionales con una mirada diferente y enriquecedora de lo que debe ser la planificación de la ciudad, de la recuperación del espacio público y hacernos ver que los gobernantes no está a nivel ni dan la talla para ser los representantes del país. Gracias nuevamente por hacernos soñar que podemos tener una ciudad diferente y sin autoridades mediocres.
ResponderEliminarHola Luis Miguel. Me pareció muy útil escuchar la voz de un arquitecto q está participando desde la práctica y desde la teoría en la "definición" de ciudad. Lo bueno es enriquecer ese diálogo de todos.
EliminarComparto las opiniones de Jean Pierre. No está en el debate electoral temas como el Bicentenario, la Planificación y el Patrimonio. Gracias Javier por la constancia en la difusión de todos los temas patrimoniales.
ResponderEliminarComparto las opiniones de Jean Pierre. No está en el debate electoral temas como el Bicentenario, la Planificación y el Patrimonio. Gracias Javier por la constancia en la difusión de todos los temas patrimoniales.
ResponderEliminarGracias, Walter. Es verdad que el tema, por inaudito q parezca, no está ni en los planes de gobierno. Pero no importa. No es un factor decisivo a la hora de ir a las urnas. Sí será obligatorio para quien gane estas elecciones. Creo que es ahí cuando podremos plantear exigencias de este tipo.
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ResponderEliminarAlberto Martorell3 de marzo de 2016, 0:36
Es muy importante que una voz clara se levante, y hay que agradecerlo, pero requerimos algo más. La apatía de los arquitectos debe superarse desde un movimiento y no sólo ser denunciada por pocos. Un tema que me preocupa es el del MUNA. Creo que el espacio público es algo más que lo físico. Es el espacio simbólico y en ese sentido un museo nacional puede ser un hito refundacional por lo que resulta tan apropiado como idea-eje del Bicentenario. Pero no en la forma que se está pretendiendo llevar, desde el punto de vista del poder y no desde el consenso y la participación. Sacar al museo nacional de la ciudad es desvincularlo del espacio simbólico colectivo y es el mayor error de cara a la peruanidad que se pueda cometer. No basta así el diseño arquitectónico sino la "construcción social" de un proyecto compartido y accesible, tanto por su ubicación como por su capacidad de mostrar la historia común como base del futuro. En ese sentido tienen razón quienes hacen notar que un Museo Nacional debe reflejar toda la historia peruana y no sólo nuestra riqueza prehispánica.
Estimado Alberto, lograr que alguien del perfil de Crousse reconozca un punto débil en su gremio me pareció muy valioso. Más aún cuando tomamos en cuenta que vivimos en un medio donde el silencio reina, donde nadie alza la voz, donde todo se critica en el murmullo sin enfrentar nada. Quizás por eso también me lancé a publicar dos entrevistas extensas, por ese gran valor testimonial. Saludos
EliminarEstoy completamente de acuerdo contigo Javier. Creo que fue una entrevista enriquecedora. Creo también que es necesario que se asuman responsabilidades más abiertas en el gremio de arquitectos. Ahora hay una Comisión Nacional de Patrimonio Cultural en el Colegio de Arquitectos que está comenzando a marcar derroteros positivos. Ahora bien, no coincido en el tema del museo nacional y comparto mi punto de vista al respecto.
EliminarLo del MUNA es controvertido, es verdad, pero ya vamos más de 50 años discutiendo q este proyecto sí, este proyecto no. Somos expertos en traernos abajo lo grande y lo pequeño. No digo q no comparta algunas de las dudas. Lo que pienso es q prefiero un museo ahora. Que los tesoros de este país se puedan ver ahora. Más tarde volverá a ser tarde. Solo una opinión
EliminarHe leído la entrevista al arquitecto Crousse y coincido con él en
ResponderEliminarmuchas cosas, no soy arquitecta , soy historiadora, y por tanto mi formación sobre la valoración del patrimonio también incluye el patrimonio monumental y a mí, tanto como a él, me da mucha pena recorrer avenidas de mi ciudad totalmente desvalorizadas, al haber caído en el consumismo y la moda del boom de los edificios por departamentos.
También ocurren cosas parecidas en el centro histórico de Lima, y construcciones de apreciable valor como las de el jirón Lampa, hoy lucen de un colorido estridente que parecería que la cromática chicha las ha contagiado, y recorremos una calle singular, dejando que nuestro recuerdo se pierda solo en imágenes fotográficas de imponentes casonas de estilo.
Realmente creo que también hay un problema en la formación profesional, cuando nos refugiamos en la moda y no miramos los aportes de nuestra historia y tradición. Lima fue una de las ciudades más valoradas por viajeros y estudiosos por la arquitectura señorial que le dieron la prestancia reconocida; hoy estas reminiscencias pasadas están muy lejos de la realidad y lamentablemente el facilismo y seguramente el ahorro, han hecho buscar la simpleza y no la belleza en las edificaciones...
Ojalá que los planes y la política que el nuevo gobierno y las autoridades ediles preparen para el bicentenario sea equiparable a la gran labor desarrollada en nuestra ciudad cuando se celebró el Centenario de la Independencia... Bien se lo merece Lima.
Dra. Amalia Castelli Gonzalez
Coordinadora – Casa O’ Higgins
Vicerrectorado Administrativo
PUCP
Gracias por tu comentario, Amalia. Solo queda esperar que en el próximo gobierno nosotros, ciudadanos de distintos orígenes e intereses, podamos empezar a exigir las mejoras. La responsabilidad es de todos.
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