miércoles, 22 de marzo de 2017

Boris Albornoz: “Recuperar el canal puede servir para recuperar la historia, la naturaleza y el orgullo de Lima”

La recuperación del río Tomebamba, en Cuenca-Ecuador, como espacio público de calidad y
fuente de agua limpia sirvió para mejorar  toda la ciudad. Foto: JLizarzaburu.

Estos días Ecuador está atravesando el Niño Costero sin mayores problemas gracias, en buena parte, a medidas de prevención tomadas hace unos años. En ese país también, en la ciudad de Cuenca, lograron recuperar su río y convertirlo en uno de los mayores atractivos del lugar.

Cuenca es reconocida como una de las tres ciudades con mejor calidad de vida en América Latina, y el río Tomebamba es símbolo de todo un proceso de renovación urbana. Este atraviesa la ciudad sinuosamente en lo que parece un paisaje ideal, con aguas limpias, árboles que doblan sus ramas hasta tocar la orilla, áreas verdes, puentes peatonales y acogedores espacios públicos.

Hace un par de años visité el lugar y quedé impresionado con su calidad urbana. De hecho la mayoría de fotos de esta nota las tomé durante esa visita.

Lo que no sabía es que hasta hace unos años la ciudad le daba la espalda a su río, y que este se había convertido en un botadero de basura, con una cantidad infinita de tubos de desagües ilegales, y zona de peligro. Hasta que un alcalde decidió transformarlo en un elemento central de la ciudad.

Ahí entra a tallar Boris Albornoz, arquitecto ecuatoriano que estuvo estos días en Lima para Limapolis2017. Él dirigió el equipo técnico que transformó el río Tomebamba en Cuenca y relata aquí esa valiosa y singular experiencia.

Albornoz también comparte sus reflexiones sobre cómo recuperar el Canal Surco.

Arquitecto Albornoz (señalando al gráfico) con el grupo de estudiantes que lideró durante Limapolis2017. Foto: JL.
¿En qué año se decide que había que mejorar el río Tomebamba?
En 1994 se decide declararlo ‘proyecto emblemático’ de la ciudad. Esta declaración significa que una parte de los impuestos de los ciudadanos se queda en la ciudad y van a una fundación que se creó para ese propósito: la Fundación del Barranco.

¿Qué porcentaje se destinó a recuperar el río?
Del total de los impuestos, un 20% se dedicó a este fondo y se llegó a recaudar unos 6-8 millones de dólares. El gobierno central también aportó en obras, pero los proyectos no eran caros. Podían ser de 100mil-300mil dólares.

¿En qué consistieron esas mejoras?
Yo dirigí la parte técnica de la Fundación y propusimos un plan especial que tenía que presentarse en tres meses. La idea era que no se burocratice porque a veces estos proyectos se alargan y se desactualizan. Nuestro plan de intervención inmediato iba proponiendo los proyectos que se podían realizar en el río.

¿El ciudadano tuvo alguna participación?
Por supuesto. Durante seis meses fuimos informando a la ciudadanía, y mientras íbamos comunicando también íbamos avanzando en los diseños. La comunicación fue uno de los ejes más importantes.

¿A cuánta gente llegaron?
No sé exactamente la cantidad, pero llegamos a universidades, escuelas, colegios. Abrimos un centro de información en el Centro donde cualquier ciudadano podía acercarse y pedir información sobre el proyecto del Barranco y saber lo que se estaba haciendo y cómo se estaba invirtiendo su plata.

¿Por qué le llamaron ‘el Barranco’?
Se le llama así por la topografía del río de Cuenca, similar al barranco que tiene Cuenca en España, y se usó este nombre y no ‘río’ porque había que dejar en claro que era un tema de mejoramiento de la ciudad y no solo del río.

Luces nocturnas y pequeños espacios creados para establecer una nueva relación con el río Tomebamba. Foto: JL.
¿Cómo hicieron, por ejemplo, con los vertederos ilegales de desagüe?
Una empresa hizo unos colectores marginales, que eran unas vías paralelas al río que recogían las aguas residuales de las viviendas y se las llevaba a unas piscinas de oxigenación fuera de la ciudad.

Una vez tratadas volvían al río para que se usen en agricultura, y finalmente iban a una de las mayores centrales hidroeléctricas del país.

¿Qué le da el agua a una ciudad? Porque el río Tomebamba no es muy ancho y pudo haber autoridades que dijeran ‘solucionemos esto tapándolo’.
El agua es vida y había una concientización de la misma ciudad que el río tenía que ser protagonista, desde el punto de vista social, patrimonial, cultural, productivo. Un bien económico y turístico.

¿Un impacto urbano?
El agua también ordena la ciudad. Es un elemento natural que le da orden, baja la contaminación ambiental, oxigena el lugar a su paso y va creando microclimas. Se recupera la lógica de un corredor ambiental.

¿Qué habría pasado de no haberse hecho este trabajo?
Es probable que el río hubiera terminado siendo el peor lugar de la ciudad, sucio, inseguro. Los ciudadanos no lo habrían visto como algo que da orgullo sino como algo que se tiene que ocultar. Nadie puede entender Cuenca hoy sin su río.

Parte de la estrategia fue crear puentes y accesos peatonales antes que puentes para autos. Foto: JL.
¿Qué elementos definieron esta recuperación?
Además del agua misma hubo varios elementos, como rediseñar parques, especialmente el Pumapungo, un parque histórico que narra la historia cañari, inca y colonial. El río iba integrando partes de la ciudad que estaban sueltos.

¿Cuánto de diseño hubo en el proceso?
El diseño fue bastante simple porque no interesaba que la arquitectura fuera la protagonista del proyecto, sino el río mismo.

Por ejemplo, en lugar de hacer puentes vehiculares hicimos puentes peatonales; abrimos escalinatas para que la gente pueda bajar al río; hicimos algunas plazas, plazoletas para que la gente se una en torno al río. En total fueron unas 40 intervenciones.

¿Qué papel le dieron a los árboles? porque pareciera que fueron sembrados en los lugares más especiales, que añade belleza al lugar
Existían árboles y el municipio de Cuenca sembró más todavía, y se declararon ‘árboles patrimoniales’, que no podían tirarse abajo.

Los árboles como patrimonio…
Así es. A los árboles se les declara patrimonio para que nadie los elimine, porque pertenecen a la historia y a la ciudad.

Arriba: la antigua autopista que cortaba el vínculo de los ciudadanos con su río.
Abajo: el nuevo diseño, que limita el paso vehicular y le da protagonismo al peatón.
Foto: Estudio Albornoz. Cuenca, Ecuador.
Ya para terminar, y para hablar del motivo de su viaje a Lima, ¿qué piensa del canal Surco?
Vi un canal que estaba siendo canalizado y tapado, lo cual me dio una sensación de impotencia porque el agua debería ser un elemento de importancia, de orgullo, y no de ocultarlo porque el agua debe ser protagonista en una ciudad. Se debe visibilizar.

Tampoco hay que olvidar la dimensión cultural, porque Perú es conocido porque hubo una tradición prehispánica de culto al agua, con imponentes lugares dedicados a eso como en Ollaytantambo, Tipón, que nos da orgullo a muchos que los visitamos. Tenemos que volver la mirada a la naturaleza.

Sí que le ve potencial y símbolo
De todas maneras. El canal Surco se debe transformar y potencializar su vínculo a Lima. El canal no es el espacio de la basura. Debe ser el espacio de la dignificación del ser humano, un espacio donde uno se siente bien. Debe ser una fuente de orgullo, que ennoblece a Lima y su historia.

Cuestión de entender la oportunidad que representa…
Es una oportunidad y puede ser uno de los grandes detonantes para recuperar la historia de la ciudad, la naturaleza, la autoestima de los barrios periféricos.

Lo importante que es insertar el agua también como un concepto… 
El canal en su fase final está vinculado a los Pantanos de Villa, que lo hace doblemente interesante. Es un ecosistema increíble que une el canal, el mar y el pantano, el agua dulce con lo salado. Eso es único y uno de los espacios más ricos. Podría ser un punto de interés científico y turístico internacional.

¿Cuál fue el aporte de su grupo en Limapolis?
Trabajé con el arquitecto Luis Rodríguez y estudiantes de varios países y propusimos el canal como activador para mejorar la calidad de vida de los vecinos, que puede crear buenos ambientes, generar espacios productivos. Transformarlo puede convertirlo en un gran aporte con la ciudad.

Tapar el canal es como levantar un muro frente al mar. No puede ocultarse lo que es un derecho al disfrute de la naturaleza, al disfrute del agua, al goce mismo, porque en su recorrido el canal Surco está dando vida a la ciudad.

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El canal Surco se vincula a los Pantanos de Villa en su punto final en La Chira, Chorrillos.
Esto, dice Albornoz, crea un ecosistema único de gran interés científico y cultural. Foto: JL.


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* / Limapolis es un evento internacional que cada año organiza la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Católica-PUCP, “concebido como un espacio de reflexión teórico‐práctico sobre temas claves para el desarrollo de la capital peruana”. Este año estuvo dedicado al canal Surco. 
Haga clic aquí para ir a nota sobre la ruta del canal Surco y álbum de fotos.
Sitio web del evento: http://limapolis2017.com/ 
- Sitio web de Boris Albornoz: http://www.borisalbornoz.com/

Nota: En los próximos días publicaremos la última de esta serie de entrevistas con arquitectos extranjeros que estuvieron en Lima con motivo de Limapolis2017. El entrevistado será Claudio Magrini, Director de la Maestría "Territorio y Paisaje", de la Universidad Diego Portales.


Imagen de uno de los árboles patrimoniales recuperado por el WMF. Foto: Norma Barbacci.

7 comentarios:

  1. Javier: interesantísimo y magnifico ejemplo de lo que se debe o no se debe hacer...lo compartiré con mis alumnos PUCP para que interioricen y reflexionen sobre la importancia del agua en el que hacer histórico y como la vida de las ciudades cambiaría si somos amigables con la naturaleza y sabemos convivir.
    Dra. Amalia Castelli Gonzalez
    Coordinadora – Casa O’ Higgins
    Vicerrectorado Administrativo

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    1. A mí también me pareció un magnífico ejemplo de gestión de recursos naturales y ciudad. Y solo a tres horas de Lima. Gracias

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  2. Javier
    Qué pena que cuando vienen estos excelentes profesionales, las autoridades que tienen capacidad decisoria no les hacen caso. Espero que esta vez sí podamos contar con apoyo gubernamental y poder garantizar buena infraestructura.
    Charo Bazalar

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  3. Javier:
    Adjunto una foto del Tomebamba y una de un “árbol patrimonial” que restauramos como parte del trabajo financiado por el World Monuments Fund-WMF en el convento de Todosantos an el barranco del Tomebamba. https://www.wmf.org/project/todos-santos-complex
    Norma Barbacci

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    1. Gracias, Norma! he publicado la imagen del árbol al final de la nota.

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  4. Se me viene a la mente la frase "nadie es profeta en su tierra". Efectivamente, este tema aún no concita el interés que amerita en la comunidad nuestra pero, sin embargo, estudiosos de otros países ya proponen cosas en torno al río Surco. Gracias Javier por incentivar que se siga investigando...

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