miércoles, 20 de septiembre de 2017

Por un nuevo modelo patrimonial para Lima

Plaza San Martín y el dilema de recuperar patrimonio: para qué, para quiénes.
Fotos: JLizarzaburu (Hacer clic para ampliar las imágenes).
Podría decirse que la manera como se ha venido gestionando patrimonio en las últimas décadas refleja una visión desintegrada del mismo: las huacas las ve el ministerio de Cultura; el Centro Histórico la Municipalidad; los otros centros van como pueden; la iglesia en su altar aislado; y edificios del siglo XX sin protección alguna. ¿Se necesita hacer cambios?

Una consecuencia de este no-enfoque es que resulta difícil, sino imposible, avanzar ubicando el patrimonio dentro de un relato cultural que tenga sentido y valor para todos.

Es cierto que en los últimos meses el ministerio de Cultura se ha esforzado en mejorar este desorden, al haber asumido un papel más protagónico en la gestión del Centro Histórico de Lima, parte del cual es Patrimonio Cultural de la Humanidad /1. Y es un buen avance. Pero ¿qué pasa con la mirada completa?

¿Qué pasa con nuestra memoria reflejada en nuestra visión de patrimonio? La Lima que nace el siglo XVI construyó una idea de identidad y de herencia donde lo hispánico adquiría el valor de lo legítimo o lo superior. Y eso era lo lógico dadas las circunstancias históricas.

Era lo que siguió pasando incluso hasta inicios del siglo XX cuando Lima empieza a crecer; cuando empiezan los grandes movimientos migratorios; y cuando la arqueología da sus primeros resultados.

Un patrimonio aislado, separado y ajeno no genera pertenencia ni garantiza futuro.
Memoria, migración y patrimonio

El cambio demográfico de las últimas décadas ha sido el rasgo más determinante en temas de identidad. Lima regresó a sus raíces originales y hoy es una ciudad mestiza que responde a múltiples identidades.

Lo que se suele repetir es que la preservación de las bases culturales de una sociedad contribuye a generar cohesión y sentido de pertenencia. Es decir, elementos que fortalecen el capital social indispensable para cualquier proceso sostenido de desarrollo. ¿Lo hacemos de manera integrada?

Uno pensaría que a ese cambio de paisaje tendría que haber correspondido un cambio en nuestra mirada al patrimonio, pero no ha sucedido. Hemos recibido modelos de afuera y los hemos repetido y copiado sin tomar en cuenta nuestras diferencias.

Hasta hoy cuando hablamos de recuperar el Centro Histórico pareciera que se hace porque es el único patrimonio válido de la capital - que es el más importante y representativo en un periodo de 300 años, y el corazón de la República nadie pone en duda. Pero ¿estamos de verdad entendiendo el valor patrimonial de Lima? /2

Una de las últimas imágenes de la demolición del Edificio Limatambo - uno de los más representativos
del movimiento moderno en el Perú. Obra del arquitecto Enrique Seoane Ros.
Los otros patrimonios, las otras identidades

Esta perspectiva, por ejemplo, no incluye una visión sobre el desarrollo urbano de Lima hasta el presente y su riqueza expresada en lugares históricos distritales.

Nada de lo que ha sido el desarrollo del movimiento moderno, que este 2017 cumplió 70 años, se protege y vamos perdiendo ejemplos valiosos.

Las huacas, que recién empiezan a incorporarse en un imaginario de ciudad, en su mayoría siguen aisladas y, en consecuencia, siguen siendo vistas como algo separado.

El concepto de recuperar centros históricos para fortalecer la identidad y la historia nace en una Europa destruida después de la Primera Guerra Mundial. En 1931 se firma el primer documento internacional, la Carta de Atenas /3.

Se trata de un primer esfuerzo conjunto para contar con reglas claras, para evitar la pérdida y destrucción de elementos que no solo dan valor sino porque los identifican como símbolos de un particular proceso histórico que le da raíces y fortaleza a una ciudad o un país.

Huaca Pucllana, Miraflores. Recuperada. Año 400 d.C.
La sombra de lo indígena

El concepto viaja luego a América Latina, donde se implanta con distinto éxito en las capitales de la región.

Durante años la idea de recuperar patrimonio en muchas ciudades estuvo limitada a eso: cómo salvar su centro histórico, que también significaba “cómo salvar el legado colonial en América”.

Se podría decir que esa visión ha funcionado en lugares donde la identidad se construye a partir de un único legado arquitectónico, y donde la presencia indígena o de raíz africana o no era mayoritaria o no había tenido mayor edificación previa. Es el caso de La Habana, o Bogotá o Montevideo.

En ese panorama, las capitales con mayor población indígena o mestiza son Ciudad de México, Guatemala, Quito, Lima y La Paz. De estas cinco, solo dos tenían arquitectura prehispánica significativa: Lima y México.

El caso de México es más parecido al de Cusco, donde el poder español se implantó sobre la capital Azteca. Y en los últimos años se han estado haciendo esfuerzos enormes para incorporar ese legado junto con el español.

Una nueva generación de limeños hace suyo el legado prehispánico. Celebración
ancestral en la huaca Mangomarca, San Juan de Lurigancho.
La originalidad de Lima 

Y está Lima. Es recién en los últimos 50 años o más que la arqueología ha empezado a dejar al descubierto la vastedad de estructuras del Perú antiguo levantadas sobre el territorio que es hoy la capital.

Y lo cierto es que no hay ciudad en América que tenga un legado de similar dimensión: más de 450 sitios arqueológicos que representan una continuidad de 4000 años de civilización y arquitectura.

¿Cómo encaja eso con la visión tradicional de patrimonio?, ¿Con la visión de centros históricos?,  ¿O con la misión de proteger memorias y fortalecer identidades?

No se trata de voltear el argumento y decir ahora que esto es más importante. Se trata simplemente de reconocer esta especificidad patrimonial. Significa quizás ampliar nuestras preguntas o volver sobre ellas: recuperar patrimonio para qué, para quiénes.

Es posible que lo que necesitamos es mirar el patrimonio como uno solo. Desarrollar una narrativa que los unifique y un plan, o planes, que reflejen esa visión inclusiva. Después de todo, se trata de reconocer un modelo de ciudad y de país que se nutre de varias raíces.

El patrimonio religioso en Lima es muy rico pero está al margen de la autoridad de Cultura. Aquí una
muestra del pobre trabajo de recuperación que se hace en algunos lugares. Fuente: desconocida.
La memoria de Lima es la memoria de una ciudad milenaria. ¿Cómo hacemos para que la visión y los planes de protección se adapten a esto? Hemos copiado el concepto de recuperar el centro histórico, dejando todos los otros patrimonios en compartimentos estancos.

Más allá de las crisis políticas, que nunca estarán lejos de nuestra cotidianeidad, es bueno tener presente que estamos en camino del Bicentenario y estos son temas que podríamos estar planteando, debatiendo, discutiendo…

Seguir avanzando de manera desarticulada puede ser un reflejo de lo que somos como nación, pero no tiene por qué ser nuestro destino.

Arquitectura limeña, siglo XX.  ¿Se necesita un nuevo enfoque patrimonial?

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Notas: 
/1: http://www.cultura.gob.pe/patrimonio/sitiosdepatrimoniomundial/listapatrimoniomundialperu/centrohistoricodelima 
2/ Algunos documentos sobre patrimonio: 
A nivel nacional 
- Ley General de Patrimonio, Perú:, 28296 
/3 A nivel internacional 
- Carta de Atenas, 1931  
- Carta de Venecia, 1964 
- Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, 1972 

6 comentarios:

  1. Javier,

    Creo que debemos de abandonar el concepto de patrimonio cultural y adoptar el concepto de herencia cultural. Creo que el concepto o mejor dicho el término patrimonio nos ha conducido a una concepción utilitaria de los bienes culturales. Y es parte de las distorsiones que tenemos de cara a los bienes culturales en general.

    El concepto de herencia cultural, cómo se llama a estos bienes en la tradición anglosajona, implica una relación diferente con los bienes que en primer lugar reconoce el carácter de haberlo recibido de nuestros ancestros y antepasados, establece un conjunto de responsabilidades con relación a ese legado, determina la necesidad de que el legado pace en condiciones a las siguientes generaciones, y, lo más importante, crear relaciones Identi Tario entren sujeto, es decir nosotros, y el objeto es decir los bienes culturales estas relaciones de identidad puede ser real o pueden ser construidos. Entonces, creo que ya es hora de dar un giro lo que llaman los filósofos lógico, y comenzar a construir significados a partir de un paradigma radicalmente diferente.

    Luis Jaime Castillo Butters, PhD
    Director para América Latina
    Sustainable Preservation Initiative, SPI
    http://www.sustainablepreservation.org/

    Profesor Principal de Arqueología
    Departamento de Humanidades
    Pontificia Universidad Católica del Perú

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    1. Gracias, Luis Jaime. Parece un buen momento, sí, para revisar conceptos y buscar destrabar nudos.

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  2. Muy importante y necesaria visión, que tiene que ver con darle continuidad en una necesaria planificación urbana.
    También interesante el enfoque del Prof. Castillo pero creo que habría que cambiar la ley que denomina Patrimonio Cultural, por el momento compartir su reflexión.
    Saludos,
    Beatriz

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    1. Gracias, Beatriz. La arqueología en Lima ha enriquecido muchísimo nuestra visión de esa herencia recibida, y toca preguntarnos de qué manera adaptamos eso a otros conceptos de patrimonio que venimos manejando.

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  3. Javier felicitarte por plantear el punto de quiebre. quiero agregar que la protección exclusiva de herencia española, imponiendo parámetros que no se adaptan a las necesidades actuales, conservando casas que se caen a pedazos y que son trampas mortales en casos de sismos e incendios, abandonar a su suerte las Wakas, canales, etc. apunta solo a mantener el poder de los herederos de la colonia, quienes al ocultar las potencialidades de lo propio generan fisura entre lo andino y lo español. Fisura que no nos lleva a ningún lado, más aún, no nos permite crear nación y nos mantiene como tercermundistas.
    El cambio principal es de enfoque. Veamos un buen ejemplo el fútbol, los jugadores de hoy no andan cuidando sus piernas para poder ir a jugar a Europa.
    El concepto de centro Histórico copiado sin enriquecimiento de nuestros saberes, nos dio un mal resultado.
    el cambio radica en ver la protección de nuestra historia de manera más inclusiva para tener las diferentes etapas desde el poblamiento de américa hasta nuestros días.
    Crear espacios complementarios a zonas con potencialidades en centros históricos es urgente y desmonumentalizar casas que no resisten ni la humedad.
    Otra acción importante es cerrar las zonas monumentales y arqueológicas prioritarias al tráfico vehicular ya que esto afecta su conservación.
    En síntesis ampliar nuestra visión, invertir en protección de nuestra herencia cultural, integrarla con la cultura viva y promover para que sea parte del desarrollo, sentando bases para aportar en crear nación.
    Saludos.
    César Ballena

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    1. Estimado César, gracias por participar aunque no creo que compartimos el mismo punto de vista. En ninguna parte sugiero que hay que desmonumentalizar o abandonar proyectos para recuperar arquitectura colonial o republicana. Sería hacer el mismo error del pasado solo que desde el otro lado. Lo que propongo es una mirada inclusiva de toda esa herencia, elaborar relatos de continuidad que tengan sentido para nuestra identidad, y luego avanzar con la recuperación de esos bienes según su propia peculiaridad constructiva. Saludos

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