Izq., grabado siglo XIX de George Squire. Der, puente en USA. Angel Franco, NYT |
La foto de este post sale de un artículo publicado en mayo del 2007 por el New York Times. Era una nota sobre los puentes colgantes incas (*), inspirada en un trabajo que se venía haciendo en el celebrado MIT.
En realidad, no era la primera vez que se escribía o investigaba sobre este legado nuestro. Al revisar una lista básica es fácil encontrar una serie de referencias. Ya en el siglo XIX, el viajero Squire (cuyo dibujo es parte de la imagen de arriba), ya había escrito sobre el único puente de su tipo que quedaba en el continente.
En años más recientes, en la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos un grupo de estudiantes también intentó reproducir la técnica. El año pasado, el Museo del Indio Americano en Washington, tuvo un simposio internacional para hablar de este tesoro que sigue vivo entre nosotros.
Alrededor del mundo siguen fascinados con el hecho que esta fue la única civilización en América que inventó este tipo de puentes. Que fue una innovación en la ingeniería, que los centros de conocimiento más prestigiosos intentan desentrañar para ver sus posibilidades de reconstrucción, en una época que se habla de sostenibilidad, relación con el medio ambiente y bajos costos. Nosotros, claro, no le damos mucha importancia.
Por eso me intrigó cuando Álvaro Higueras, un arqueólogo peruano que vive en el lejanísimo Azerbaiján, me propuso esta nota. Después de conocer un poco más sobre lo que significa este puente, y después de escribir la semana pasada sobre eso de tomarnos en serio, no pude menos que caer seducido por su idea central...
Imagen: Álvaro Higueras. |
En diciembre de 2013 Perú logró que el puente colgante de Q’eswachaka fuese incluido en la lista mundial de Patrimonio Cultural Inmaterial, en la sesión anual de la UNESCO realizada en Azerbaiján.
Este es el sexto reconocimiento hecho a una tradición peruana en la lista de este organismo mundial, como resultado de la postulación hecha por las autoridades de Perú.
Los textiles de Taquile (Puno), el baile de Tijeras (Puno), la peregrinación al nevado Ausangate en el ritual del Coylluriti (Cusco), el baile de la Huaconada de Mito (Junín) y los cantos rituales del grupo Huachipaire (Madre de Dios) se habían aceptado desde 2005 en que se creó esta lista del patrimonio mundial inmaterial.
¿Acaso el reconocimiento del puente de Q’eswachaka podría o debería ser un instrumento para revivir esta tradición andina?
Testimonio del pasado
Se dice que el puente de Q’eswachaka es el último de su tipo que sobrevive en los Andes Centrales. Quizás. Pero ciertamente no fue el único de este tipo de puentes que sorprendieron a los castellanos cuando se adentraron, invadiendo, en la sierra por las calzadas del Qhapaq Ñan que superaban cañones y ríos profundos de manera audaz.
Este puente fue recuperado por las mismas comunidades, pues la construcción del puente de acero lo había hecho redundante en los años 80. Este es un claro ejemplo que las tradiciones de trabajo ínter comunitario andino siguen vivas, conjugadas con un creciente reconocimiento de la importancia de conservar pero a la vez usufructuar o vivir el patrimonio.
¿Qué es el patrimonio inmaterial? Su esencia son los conocimientos, la organización y las técnicas que permiten plasmar bienes materiales como un puente, un ceramio o la poción de ayahuasca.
En el caso de Q’eswachaka, se reconoce las interrelaciones de cuatro comunidades de Cusco, Huinchiri, Chaupibanda, Choccayhua, Ccollana, para renovar y mantener el puente en buenas condiciones.
Este es un nuevo reconocimiento de importancia no sólo en el marco de aquellas tradiciones que han sido reconocidas a nivel nacional (142 manifestaciones**) o mundial.
Este reconocimiento de tradiciones locales se extiende a todas aquellas que aún sobreviven en el tejido social o cultural de las sociedades de la costa, sierra y selva y que quizás nunca sean reconocidas en tal o cual lista.
Y he aquí el reto en la esfera de la gestión del patrimonio inmaterial: se busca cuidar, fomentar, reproducir y continuar con estas tradiciones, no porque hayan sido "reconocidas" y añadidas a tal o cual lista, sino porque de ellas depende, mientras subsista el tejido social y cultural, el alma y esencia vital de las poblaciones de la costa, sierra y selva que las practican desde hace siglos
Este puente existe aún hoy por la extraordinaria perseverancia de las tradiciones de cohesión social de cuatro comunidades que claramente dependen de él para su subsistencia y sus relaciones sociales.
Estas comunidades mantienen el secreto de la antigua vialidad de las sociedades andinas y del Qhapaq Ñan de los Incas: la tecnología idónea para superar cañones y abras en la extensa red vial andina.
Qué hacer con ese legado
El patrimonio inmaterial, sugiero, está para ser conservado, estimulado, celebrado y, cuando los rasgos etnográficos de sociedades lo sustentan, reproducido.
En el caso de la organización social y necesidades económicas de la comunidades de riberas opuestas del río Apurímac y de la construcción del puente son diferentes: es un tipo de cohesión social y una tecnología que era muy común en los Andes y que sería de gran valor social y económico (léase turismo) estimular y reproducir uniendo los caminos que siglos atrás unieron el territorio de los Andes de una forma orgánica y casi natural.
¿Porque no reproducirlo en lugares del Perú donde puedan mostrar la riqueza de este patrimonio inmaterial y reunir tramos del Qhapaq Ñan que cruzaban cañones en los Andes?
Álvaro Higueras
Baku, Azerbaijan
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* http://www.nytimes.com/2007/05/08/science/08bridg.html?pagewanted=all
** Ministerio de Cultura. Los principios: http://intranet.mcultura.gob.pe/intranet/dpcn/
La lista nacional: http://intranet.mcultura.gob.pe/intranet/dpcn/index.jsp?menu=consulta