miércoles, 5 de febrero de 2014

IDENTIDAD DE BARRIO Y PÉRDIDA DE PATRIMONIO - invitado Uruguay

Edificio en proceso de destrucción. Foto: Brasessco, www.miramana.com

Uruguay y su capital, Montevideo, suelen andar siempre en los primeros lugares de cualquier encuesta sobre calidad de vida, respeto al ciudadano, comportamiento democrático. En cuanto a protección de patrimonio arquitectónico, también existe un sistema sobre cómo proceder. Muchos de los edificios más protegidos son estructuras de la primera mitad del siglo XX. Aun así, de tanto en tanto, se escapan por el filtro edificios como este. Eduardo Montemuiño es un arquitecto uruguayo, que trabaja el tema de protección desde su programa semanal de radio, y aquí comparte lo que para muchos en su ciudad fue una triste pérdida. Su relato es un buen indicador de cómo se incorpora el patrimonio en el diálogo de la ciudad, y sus propias reflexiones un indicador sobre cómo proceder en el futuro.

Que volvemos a perder, no hay duda
Se trata de la demolición del edifico de una fábrica de alfombras que era conocido por su particular fisonomía y su estilo original y único, diseñado por el Arq. Jorge Caprario (1896 - 1997) en 1946.

Hay otras obras aún en pie de este arquitecto, contadas con la mano, y este que nos ocupa se encontraba en el barrio Malvín, frente a la Av. Italia, una de las principales avenidas de Montevideo, y era parte de la identidad urbana, barrial, un lugar de referencia.

No era un estilo definido académico, no era Art Decó pero estaba cerca en contenidos y navegaba -atrevidamente- un estilo propio y del que nadie tomó la posta.

Este edificio era llamado ASSIMAKOS, por el apellido de su dueño, y había sido la fábrica de alfombras “La Indígena”. Tenía un marcado eje vertical en su acceso, que coronaba un cilíndrico templete de columnas y cúpula y que recibía en su final la cabeza emplumada de la india.

Toda la fachada era una composición de frente alargado y vidrieras con el texto ASSIMAKOS en letras de cemento, a su vez rodeadas de un calado, y ellas mismas huecas sobre el acceso macizo y centralmente definido.

Crónica de una muerte anunciada
Para sorpresa de todos, a mitad de enero de este año empezó a ser demolido. Luego de 10 años de abandono y de haber sido blanco de las quejas de vecinos, por ratas y otros problemas habituales del vacío urbano.

El edifico no estaba en la lista de bienes protegidos. No aparece en las voluminosas Guías de Arquitectura de la ciudad, ni era Bien Patrimonial o declarado de Interés Departamental – lo que implica estar protegido. Al final, se trajo abajo sin siquiera contar con el Permiso de Demolición.

Desde la Facultad de Arquitectura y su Instituto de Historia, el arquitecto Jorge Nudelman declaró en los medios televisivos que este edificio estaba en una lista de obras que eran de interés de proteger por parte de este Instituto y que el trabajo de Caprario se destacaba por su singularidad.

“...Caprario fue el único que cultivó ese tipo de decoración en Uruguay. Una decoración que era al mismo tiempo un poco antigua, Art Déco, expresionista y moderna”, dijo.

Reacciones tardías
Desde otra área importante del tema patrimonial el Dr. Alberto Quintela actual Presidente de la Comisión del Patrimonio lamentó que, como tantos otros edificios, no estuviese protegido.

Llegando a la crítica fuerte de arquitectos, es el caso de escuchar a Mariano Arana, que fue gobernante de Montevideo en dos períodos y referente en lo patrimonial del Uruguay desde los tiempos de la última dictadura.

El 31 de enero en El País, Arana declara: “...Que el valor de "Assimakos" no ameritaba una declaración de Monumento Histórico, aunque podría haberse incluido en listas de protección departamental”.

Enseguida confesó que lo emocionó la reacción de la gente "... Que puso el grito de alarma, porque entendió que esa obra era un hito, dentro de Avenida Italia, que salvo excepciones, en la zona cercana a Tres Cruces, no tiene casi nada para ver”.


Las lecciones
De mi punto de vista, entiendo que si este edificio significaba tanto para la ciudad, su identidad y su gente entonces debería haberse actuado mucho antes.

Sobraron décadas de propuestas y acciones, de presentar proyectos o presentar quejas y denuncias -si fuera necesario- para mover a las autoridades y a los propietarios. Sensibilizar sobre su importancia y defender lo que de él sirve para comprender su valor urbano.

Hay movimientos sociales de defensa y organizaciones como “Paren de demoler”, que participaron de otras actuaciones y denuncias pero no estaban ni estuvieron atentos.

Quién sabe qué motiva a la gente para que lo que resulte sea llover sobre mojado. Estamos en verano y la ciudad está ausente. No más ríos de tinta o de lamentaciones sino acciones reales de protección de edificios de manera de no perder su valor identitario, de un barrio y una época.

Muchas veces no es necesario que medie una declaración patrimonial sino el sentido común, de y para todos los habitantes de Montevideo.

Arqt. Eduardo Montemuiño
Programa semanal sobre patrimonio: La Humanidad y su Patrimonio
Cada miércoles 17 hr en El tungue lé,
Radio Uruguay SODRE
www.radiouruguay.com.uy

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