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Lima Milenaria tiene dos orígenes: uno quijotesco (Refundar Lima) y otro sensato (Reposicionar Lima). Su objetivo es claro: incorporar su pasado prehispánico en una lectura oficial de la capital. Y después qué. ¿Qué ganamos con eso?
Lima Milenaria es una propuesta de inclusión social a través de la recuperación de su identidad histórica. Y en este proceso estamos gestionando ciudadanía. Y ¿para qué?
Al iniciar el siglo XXI, Lima enfrenta desafíos sin precedentes:
• en 2020 seremos más de 11 millones de habitantes
• en 2020 seremos una megaciudad
• su crecimiento se está produciendo en medio de una limitación de recursos (agua, principalmente), cambio climático y desigualdades no resueltas
• Lima crece sin planificación
No soy experto en temas urbanos, pero no necesito pensar demasiado para darme cuenta que si esta ciudad de hoy va a seguir expandiéndose, y de la manera que lo hace, va a necesitar algo que la articule y le de sentido.
En 2009 se publicó “Lima y Callao, Guía de Arquitectura y Paisaje”, y en su introducción el arquitecto Enrique Bonilla di Tolla, editor de esa publicación, señala que para una ciudad de Lima, con tantas necesidades específicas de infraestructura “tal vez la tarea más importante constituya la superación de la marginalidad y la integración de los ciudadanos, porque la ciudad es su gente, que respetuosa de su pasado, se proyecte al futuro...”.
Entonces, ¿cómo gestionar ciudadanía?, ¿cómo fortalecer el papel de la sociedad civil? Una opción es ofrecerles algo a todos. Que sea de todos.
La historia de nuestra ciudad, creo que pocos estarán en desacuerdo, es una historia de exclusiones. Y una sociedad moderna se construye precisamente sobre lo contrario. Las oportunidades para todos.
Lima Milenaria es una manera innovadora de mirar a una ciudad, diversa, multirracial, caótica, que busca el diálogo horizontal, popular, interdisciplinario, sobre el futuro de nuestra ciudad. Ya sea que vivamos en Miraflores, Lince o Los Olivos, todos queremos un mejor lugar para vivir.
¿Cómo vemos la proyección de Lima a futuro, entonces? Si aceptamos que vivimos en un territorio que no ha dejado de crecer y de transformarse en los últimos 2.000 años eso, creo yo, o por lo menos así lo siento, nos da una tremenda energía.
Esa visión de continuidad que empieza mucho más atrás en el tiempo, otorga destino, identidad. El destino de gentes que siguen llegando de todas partes, y que llevan miles de años construyendo, creando, produciendo.
Y sobre esos puntos en común podemos seguir avanzando. Ese destino, sospecho, es el que nos proyecta al futuro.
Foto: uca.es